Vacunación contra el coronavirus: el mapa de la nueva inequidad

En los países cuyos territorios han sido empobrecidos hasta sus máximas consecuencias, la batalla por la posesión insaciable de millones de vacunas es un juego de dados que solo ven jugar a los poderosos, mientras en sus tierras secas mueren millones.

Ed Impresa 05/03/2021 Pilar Ferreyra
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El modelo neovictoriano queda al descubierto cuando ocurre cualquier tipo de tragedia a nivel mundial. Ilustración: Daniel "Pito" Campos, para La Nueva Mañana

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Especial para La Nueva Mañana

VACUNACIÓN COVID-19

Era esperable. A pesar de las ilusiones de algunas almas cándidas, el horizonte de la distribución internacional de las vacunas contra la Covid-19 no podía sino replicar la desigualdad que domina al mundo actual. Los países que lideran actualmente las negociaciones bilaterales con otros Estados y con los fabricantes de vacunas son los mismos que dominan salvajemente la economía mundial.       

Diecisiete días atrás, el director general de las Naciones Unidas, António Guterres, denunció que mientras 130 países del mundo habitados por 2.500 millones de personas aún no habían recibido una dosis de la vacuna para inmunizar a sus habitantes contra la Covid-19, el 75% de las inmunizaciones aplicadas ya habían sido concentradas por 10 países de altos ingresos. Esa decena de naciones representa el 60% del Producto Bruto Interno (PBI) del mundo. Los más ricos.

Esa ha sido una de las razones por las que el presidente de la Nación, Alberto Fernández, viajó a México para compartir con el primer mandatario de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, la necesidad de hacer el mismo planteo ante la próxima reunión del G20: Que no pueden ser los países más poderosos los que se queden con la mayor parte de las dosis para hacer frente a una pandemia que hace un año tiene en vilo a los más de 7.000 millones de personas.

“Según el economista francés, Thomas Picketti, el modelo actual conduce a un  modelo de acumulación neo victoriano. Un retorno a la idea de las riquezas que se heredan porque ya no se construyen. Aquellos que utilizaron el concepto de meritocracia han acumulado tantas riquezas, que no podrían gastarla ni en cien vidas.

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No pueden ser los países más poderosos los que se queden con la mayor parte de las dosis para hacer frente a la pandemia del Covid-19. (Foto: NA)

El modelo neovictoriano queda al descubierto cuando ocurre cualquier tipo de tragedia a nivel mundial. El hecho de que a la mayoría de las vacunas la hayan comprado diez países indica hacia dónde va la calidad de vida, hacia dónde marcha el orden económico mundial y una nueva distribución económica mucho más injusta e inequitativa”, analiza el doctor en Economía, José María Rinaldi, titular de la cátedra “Finanzas Públicas” y de la cátedra “Política Económica” en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Hacerse inmune o no a la Covid-19 excede el poder de compra de cada nación. También está asociado al modelo económico y político de cada Estado. Al modo de concebir su desarrollo particular y el estilo de convivencia con el resto de los Estados dentro del concierto planetario.

Según Our World in Data, una plataforma internacional de datos creada por científicos de todo el mundo con base en información pública de los organismos de salud estatales, Chile ya administró 3,36 millones de dosis entre sus habitantes (que no es lo mismo que cantidad de vacunas porque algunas exigen múltiples dosis). Argentina, en cambio, 1,03 millones de dosis. Y Paraguay, por caso, 1000 dosis. “En Latinoamérica los Estados están negociando de manera bilateral la provisión de vacunas con la firma de acuerdos comerciales y de salud específicos (investigaciones clínicas, entre otras acciones). Los otros actores con los que los países de América Latina están negociando son los laboratorios. México negoció rápidamente y Chile también. Pero, ¿por qué a Chile le llega primero? La respuesta está en el grado de apertura comercial ofrecido por el gobierno de Chile a los estados productores de las vacunas y a los laboratorios. La trastienda por los acuerdos de la vacuna es la imposición de la ampliación de la economía de mercado. Argentina tiene un acuerdo arancelario con Rusia. Cuando Rusia negocia con nosotros negocia muchas cosas: negocia por los acuerdos comerciales que tenemos y que tendremos; por los vínculos con el gobierno y por su propia ambición de posicionarse en el concierto internacional frente al liderazgo de China, de Estados Unidos y la Unión Europea (UE)”, explica María Teresa Piñero, docente investigadora de relaciones internacionales de América Latina de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Surge de los rankings de la misma fuente arriba mencionada, Our World in Data, que al 28 de febrero de 2021, Estados Unidos lidera la cantidad de dosis de vacunas administradas (75,24 millones); lo secunda China con 40,72 millones de dosis, le sigue la UE con 33 millones, Gran Bretaña con 20,89 millones, India con 14,3 millones, Turquía con 8,55 millones e Israel con 8,09 millones. Pero en porcentajes, el escenario de quienes lideran el proceso de inmunización cambia. Al 2 de marzo de 2021, Israel se ubica a la cabeza con el 55,2% de la población vacunada con al menos una dosis, y el 35,2% de los habitantes de la Unión de Emiratos Árabes. El 30,2% de los habitantes de Gran Bretaña también, tanto como el 15,5% de los estadounidenses. En Sudamérica el ranking es liderado por Chile: El 18,8% de los chilenos recibió al menos una dosis de la vacuna. Le sigue Brasil con el 3,2% y Argentina con el 1,8%. Menos del 0,1% de la población de Honduras al igual que de Paraguay han recibido una dosis de la vacuna.

Dosis vacunas mundo

Previendo que la inequidad en la adquisición de vacunas sería un hecho altamente probable, en abril del 2021 la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI) y la Alianza para la Vacunación  (GAVI) crearon un mecanismo de inmunización llamado Covax con el objetivo de garantizar que las vacunas se desarrollen lo más rápidamente posible, que se fabriquen en las cantidades necesarias y que lleguen a quienes más las necesitan. Sin embargo, la mayoría de las grandes potencias, incluso muchas de las que firmaron el COVAX, siguen compitiendo en una carrera desenfrenada por adquirir incluso más vacunas de las que necesitan, dejando a la intemperie a los ciudadanos más pobres del planeta, e incluso, a sí mismos. “Las múltiples variantes están mostrando una mayor transmisibilidad e incluso resistencia a las herramientas sanitarias necesarias para hacer frente a este virus. La mejor manera de acabar con esta pandemia, de detener futuras variantes y de salvar vidas es limitar la propagación del virus vacunando de forma rápida y equitativa, empezando por el personal sanitario”, manifiesta la declaración abierta de la OMS, la CEPI y la GAVI, que acompañó el lanzamiento de Covax.

La codicia y la velocidad que impone la rentabilidad global en la era de los negocios digitales, enceguece al verdadero poder mundial, esto es, a los dueños de las patentes tecnológicas, quienes olvidan que la peste propalada por el virus SARS-CoV-2 es un problema de materia sanitaria cuyos límites deben ser mucho más amplios que aquellos que refieren a políticas internacionales de intercambio de productos y servicios. No se están vendiendo servicios informáticos ni plataformas de intercambio de bienes. Están en juego la vida de millones de personas. E incluso, la de ellos. 

Un estudio de la Universidad Duke aporta otra fotografía sombría. Varias naciones firmantes de COVAX, entre ellas Gran Bretaña, la Unión Europea y Canadá, están socavando el pacto firmado al negociar “acuerdos paralelos” para grandes envíos de vacunas que “darán lugar a un trozo más pequeño del pastel disponible para una asignación equitativa de vacunas a nivel mundial”. Al mismo tiempo, ni un solo país de bajos ingresos ha llegado a un acuerdo directo de compra de vacunas, “lo que sugiere que los países de bajos ingresos se limitarán al pacto Covax para conseguir vacunas”.     

En los últimos días de febrero de este año habían recibido algunos millones de vacunas Ghana y Costa de Marfil, dos países africanos que están entre los que no podrán vacunar a su gente a menos que reciban ayuda.         

Vale recordar lo que la doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Conicet, Flavia Costa, viene sosteniendo acerca de las bases que dieron origen a la pandemia en lo que ella ha dado en llamar la era del Tecnoceno. Alude a la doble aceleración, del desarrollo tecnológico y del crecimiento poblacional, en un contexto de urbanización no planificada, así como a los riesgos de las zoonosis debido a un modelo de deforestación y de explotación agroindustrial que expulsa tanto a las personas como a los animales de sus lugares de origen, produciendo condiciones de promiscuidad. Todo esto, en un marco de una distribución muy desigual de los recursos y las riquezas disponibles. “La desigualdad que organiza nuestros intercambios es sin duda una de las principales razones por las que la humanidad encuentra dificultades para construir contenciones viables a la pandemia, de escala planetaria, para el nivel de riesgo en que se pone la vida en estos tiempos”, analizó. 

 

 

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