La industria nacional, entre la angustia y la esperanza

El 2 de septiembre se conmemora el Día de la Industria. Hoy más que nunca, este sector navega por aguas turbulentas. La coyuntura económica hace repensar a los protagonistas de la industria sobre cómo enfrentar el futuro.

Suplementos - Ed Impresa27/08/2018 Redacción La Nueva Mañana
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A comienzos de la década del ’40 se estableció en Argentina la celebración del “Día de la Industria Nacional”. El motivo para elegir esa fecha fue que, allá por 1587, se concretó el primer embarque de productos elaborados en lo que por entonces era el Virreynato del Perú.

Según el historiador Felipe Pigna se trataba de un cargamento de harina y tejidos que provenía de Santiago del Estero que partió desde el fondeadero ubicado en el Riachuelo.

Al parecer, entre los productos que se enviaban hacia Brasil a bordo de una carabela, había disimulados lingotes de plata que venían de las minas de Potosí, dejando en evidencia que la corrupción es ante todo una conducta humana de todos los tiempos, más allá del perfeccionamiento de acciones que luego sobrevendrían y que hoy descarnadamente aparecen ante la sociedad.

La industria argentina tuvo un fuerte impulso promediando el siglo XX. En los años ’40 se produjeron acciones que marcaron un despegue, principalmente en la industria pesada. Por aquellos años, las llamadas “Escuelas del Trabajo” formaban a jóvenes en oficios y brindaban la mano de obra capacitada para los nuevos emprendimientos.

Era una época en la que en aquellos hogares cordobeses en que había un muchacho que se preparaba para rendir el examen de ingreso a una de las grandes fábricas se generaba una gran expectativa: el progreso, la opción de un trabajo seguro, la posibilidad de la movilidad social ascendente.

El empleo en una industria en proceso de expansión sirvió para mejorar la calidad de vida de los argentinos, hasta que en los años ’70 este proceso comenzó a alterarse y empezó una declinación que pareciera sostenerse en el tiempo.

No solamente los factores internos influyeron en esto. El mundo empezó a cambiar y ese cambio se hizo cada vez más rápido.

El “Día de la Industria Nacional” nos encuentra en este 2018 con un sector productivo afectado por la crisis cambiaria, la política tributaria, el proceso inflacionario. Pero también “surfeando” sobre las dificultades y pensando en cómo seguir adelante para acceder a un futuro al que toda la sociedad deberá adaptarse.

Entre la angustia por el presente, procurando seguir a flote en este mar tormentoso; y la esperanza por un porvenir que exige capacitarse para entender el camino a seguir, la industria argentina busca su espacio protagónico. Aquel que la sociedad le reclama, como vía para el desarrollo y la satisfacción de sus necesidades.
 

  

  

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