Malargüe, puro encanto al pie de los Andes

Desde los volcanes de la Payunia, las aguas cristalinas de la Laguna de la Niña Encantada, las formaciones rocosas de Castillos de Pincheira hasta el manto blanco del Valle de Las Leñas, todo es belleza en el suroeste mendocino.

Turismo 25/09/2016 Natalia Guantay Natalia Guantay
Payunia mendocina
La Payunia, el "desierto negro" de Mendoza.

Tierra de ríos y arroyos, de lagunas y volcanes, de nieve y aventura, de truchas y chivitos y sabores tan intensos y audaces como los paisajes que le dan vida, la ciudad mendocina de Malargüe es sin dudas una de las joyas del suroeste provincial. 

Su fisonomía urbana es de calles anchas, atravesadas por la avenida principal General San Martín y en su intersección con la avenida General Roca se encuentra el Reloj del Cincuentenario, inaugurado el 16 de noviembre de 2000, en ocasión del 50° aniversario de la creación del departamento, de allí que se considere un ícono.

Un city tour por la ciudad le permite al visitante conocer el sinnúmero de bellezas con que cuenta. Un ejemplo es la Capilla Histórica Nuestra Señora del Rosario ubicada sobre la ruta 40, que data de 1887 y es el templo religioso más antiguo de Malargüe.

Por disponer del equipamiento digital más moderno del país, ningún turista puede dejar de visitar el Planetario, desde cuyas butacas estratégicamente colocadas en diagonal hacia el cielo, se puede vivir la sensación única de estar a bordo de una nave en el espacio.

Pero además de los atractivos urbanos, la ciudad ofrece la posibilidad de acercarse a pintorescos rincones naturales más distantes tales como la Cascada de Manqui-Malal, ubicada a unos 25 kilómetros de Malargüe. Se trata de una formación de origen marino, con un salto de 29 metros, alimentado por arroyos que atraviesan la zona. El lugar, de gran interés para los amantes de la paleontología, permite al turista observar gran cantidad de restos fósiles que descansan sobre las formaciones rocosas.

Igual de atractiva es la visita a los “Castillos de Pincheira”, un conjunto de formaciones rocosas que invitan a la aventura en tirolesa o a través de la práctica del rafting pero que también proponen disfrutar de la tranquilidad de un paseo a caballo, la pesca o el trekking.  

Más lejos, a 35 kilómetros hacia el sureste, se encuentra el volcán Malacara, de una altura de 1800 metros sobre el nivel del mar. Debe su origen a una erupción hidromagmática, producida cuando el magma entra en contacto con el agua y sale a la superficie en forma muy violenta, y lleva ese nombre por la denominación que se les da a los caballos que tienen varias manchas en su cara.

Otra de las maravillas es la Reserva Provincial Payunia, uno de los campos volcánicos más vastos de Sudamérica, enclavado a 200 kilómetros de la ciudad cabecera de Malargüe, en la precordillera mendocina. Su historia comienza hace miles de años, cuando en la zona llovió lava y se formó un río de 185 kilómetros. La columna de humo del volcán chileno que estalló tenía 30 kilómetros, por lo que las cenizas llegaron a varias provincias de Argentina, incluso hasta Uruguay. Según estudios de vulcanólogos, la Reserva tiene un promedio de 10,6 volcanes cada 10 kilómetros cuadrados, entre los que se destacan el Payún Matrú, el Payún Liso y el Santa María. Una visita a este paraíso terrenal es un deleite para la vista con un paisaje desolado que varía entre rojizos y negros.

Camino al Valle de Las Leñas, nadie puede dejar de sentirse seducido por la Laguna de la Niña Encantada, ubicada a unos 6 kilómetros de Los Molles. Al lugar se accede por un camino de ripio consolidado o por el Puente de Elcha (peatonal) desde la ruta 222. Por sus rocas volcánicas que al reflejarse en las aguas cristalinas dan lugar a llamativas figuras, en torno al sitio se han generado varias leyendas, que acentúan aún más su mística.

Los relatos indican que mientras en un principio se creyó que se trataba de un cráter volcánico, los estudios científicos determinaron luego que esta formación geológica corresponde al fenómeno kárstico denominado "Dolina" causado por la transformación de los depósitos subterráneos de yeso. El lugar está habilitado todo el año y en sus alrededores es posible realizar trekking y cabalgatas.

Otra parada obligada del Valle de Los Molles es el Pozo de las Ánimas ubicado sobre la misma ruta 222, por lo que realizar el paseo es sumamente accesible. Se puede visitar todo el año y es ideal para la actividad fotográfica, ya que presenta múltiples facetas según la estación y la hora del día en que se lo frecuente.

La historia cuenta que los aborígenes la denominaban Trolope-Co, que significaba “agua de los muertos” o “agua del griterío de las ánimas”. Otra leyenda indica que un día un pionero del lugar, expedicionario del desierto, observando el paso de la hacienda, vio una gran polvareda que la tapó por completo. Tras un enorme estruendo y un temblor, los toros habían desaparecido. Así una profunda cavidad quedó en el lugar, dando origen al denominado Pozo de las Ánimas.

Pero nadie que llega a Malargüe quiere dejar de conocer el paraíso de los esquiadores como se conoce a Las Leñas, uno de los centros de esquí y snowboard más importantes de Argentina, con el escenario que ofrece la imponente Cordillera de los Andes.

La base se encuentra a 2240 metros sobre el nivel del mar, y la cumbre a 3430 metros, por lo que es el más elevado del país. Posee 13 medios de elevación, que permiten acceder a 27 pistas de esquí y snowboard clasificadas en principiantes, intermedios, avanzadas y expertos. Una invitación más para hacer de éste un verdadero viaje de placer.  

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