Turismo: Cruz de Caña, el tesoro mejor guardado del noroeste cordobés

Este pequeño pueblo rodeado de sierras se encuentra a unos 200 kilómetros de la ciudad de Córdoba, y cuenta con un río de tonalidad verdosa que es el protagonista absoluto.

Turismo 10/02/2024 Vanina Boco
Cruz de Caña (3)
Foto: Vanina Boco

El noroeste cordobés no es de las zonas más reseñadas en las columnas especializadas de los medios locales, por eso le debía una visita y un espacio. Explorando un poco entre los destinos que ofrece, me llamó la atención un pequeño pueblo rodeado de río y de montañas. Su nombre es Cruz de Caña y se encuentra en el departamento Cruz del Eje.

Cómo llegar 

Desde Córdoba capital son unos 200 kilómetros y se puede llegar por la Ruta 38 hasta la altura de Molinari y ahí desviar hacia la izquierda por un camino de ripio que nos deja justo en el pueblo.

Pero yo elegí una ruta con un poco más de aventura y que, como imaginaba, me regaló unas vistas impresionantes. Me dirigí por la Ruta 28 hasta Tanti, desvié por la localidad de El Durazno y tomé el camino de Los Gigantes. 

Un trayecto en ascenso que primero presenta al macizo rocoso de frente, mientras que a los costados hay grandes planicies donde pastan vacas y ovejas. Una vez que vamos ganando altura, el camino va regalando panorámicas increíbles, con las más variadas formas y, en lo alto, siempre hay algún cóndor o un águila mora acompañando.

Aunque era una siesta de verano, arriba el clima era frío y ventoso por lo que al paisaje es mejor ir disfrutándolo desde adentro del auto. A poco más de 10 kilómetros de llegar hasta Cruz de Caña, está la Estancia Jesuítica La Candelaria, lugar por el que se pasa también si tomamos el camino que viene desde la ruta 38.

Un pueblo en medio de las montañas

Llegando al pueblo, las montañas se muestran colmadas de árboles nativos: proliferan los quebrachos blancos y los orco quebrachos de gran porte, los palos amarillos están todos florecidos y al abrir las ventanillas su aroma invade dejando un perfume sumamente agradable; también hay ejemplares de algarrobos. Es una gran bienvenida para quienes queremos ver más monte nativo en nuestra provincia. 

Luego aparece el río San Guillermo (que posteriormente toma el nombre de Río de Soto), que en la zona del vado se presenta bajo y con bastantes piedras de escaso tamaño. Ahí nomás está el balneario municipal, también llamado camping municipal pero que no tiene para acampar, sino instalaciones para pasar el día como mesas y bancos, buena arboleda y puestos de comidas que suelen abrir por las tardes. Todo súper prolijo y arreglado.

A pocos metros de este lugar, el río muestra uno de sus mejores atractivos: unos paredones altos donde se encajona y forma cascadas y ollas. Muchas personas han elegido este lugar para pasar la tarde y tomar unos mates, aunque está lejos de ser la masividad que presentan otros ríos cordobeses. Ese es otro de sus encantos.

Paisajes de ensueño

Cruzando nuevamente el vado, hay otra bajada al río que es completamente diferente: solo tiene un paredón de frente y desde el acceso hay una gran playa de arena, ideal para instalarse con sombrilla porque hay muy pocos árboles de gran tamaño para brindar sombra.

Si bien no es profundo, el río tiene un buen caudal para bañarse aunque sus aguas son más frías que otros que tenemos más cerca de la ciudad de Córdoba. Pero su transparencia, su tono verde esmeralda le dan esa característica distintiva y, sin dudas, lo convierte en uno de los más bellos de la provincia.

Por su temperatura también, el San Guillermo es el hogar de peces como las truchas, que sobreviven en aguas frías, por lo que es elegido para practicar la pesca.

Para eso es ideal una zona que se encuentra a la derecha del vado, viniendo desde el pueblo. Hay que ir por una calle paralela al río hasta encontrar una bajada, allí lo primero que se ve es una costa de arena rodeada de montañas y vegetación y el cauce del río con mayor profundidad. Este es el lugar elegido para quienes desean nadar. 

Caminando un poco más, se encuentran piedras de mayor tamaño con saltos de agua de todo tipo y más arriba hay pozos donde se suele pescar.

El pueblo

Debido a que es un destino emergente que está poco a poco abriéndose al turismo fuera de la zona, cuenta con varias cabañas y solo un camping para alojarse. En cuanto a locales comerciales y gastronómicos, solo hay despensas, los carritos del balneario municipal y uno que otro barcito.

Hay que tener en cuenta que Cruz de Caña tiene dos zonas: una cerca del río y del vado donde se concentran las cabañas y el camping y, a unos pocos kilómetros de ahí, está el pueblo, donde se encuentra la iglesia, la plaza y las viviendas de los lugareños.

Por ritmo relajado y tranquilo, por la belleza de su río, por la riqueza del monte nativo, Cruz de Caña es una gran opción para pasar unos días en este verano.  

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