“El Cordobazo trasladó a la sociedad las demandas de los trabajadores”

La secretaria general de la Unión Obrera Gráfica, Ilda Bustos, revisó el legado que dejó la gesta del “Cordobazo” y los nuevos desafíos que enfrenta el movimiento obrero.

Suplementos - Ed Impresa 24/05/2019 Miguel Angel Perin Miguel Angel Perin
Hilda Bustos©Javier Imaz_017
Fotos: Javier Imaz / LNM

Suple 10 - Cordobazo - Bnr



- ¿Cuál es la imagen que tiene del “Cordobazo”?

- Yo todavía estaba en el secundario. No participé directamente por una cuestión generacional pero la imagen que tengo es la que nos hizo de referencia más que clara de la necesidad de la lucha y la necesidad de que no hubiera más una dictadura. Lo viví así porque creo que, de alguna u otra manera la militancia que vino después en mi caso, estuvo claramente referenciada en ese hecho histórico que significó la caída de la dictadura de Onganía y que creo que nos marcó a todos quienes tomamos conciencia del significado de esa gesta. Nos marcó para adelante, ya nunca más la realidad de Córdoba volvió a ser la misma.

- ¿Cómo observa la evolución de esas ideas y el legado que dejaron?

- El legado más importante que dejó fue el de una dirigencia sindical que había depuesto toda diferencia sectorial, política, partidaria. La depuso ante la necesidad de luchar por un objetivo claro que era, por un lado la vuelta a la Democracia, en algunos compañeros la vuelta de Perón. Pero fundamentalmente se supo trasladar a la sociedad, que lo tomó y por eso se produce una gesta popular de estas características.
Se supo trasladar la demanda de todos los trabajadores hacia toda la sociedad. Y esa sociedad que toma como propios esos objetivos de lucha del movimiento obrero de Córdoba es la que produce el “Cordobazo”. Lo produce el pueblo de Córdoba pero, claramente, conducido por el movimiento obrero. Y esta es una lección histórica que nos condiciona a todos los dirigentes sindicales desde hace cincuenta años en la necesidad de, por ejemplo, mantener unidad, objetivos comunes, organización y lucha. Cosa que en algunos momentos parece muy alejada, como en este, en que lamentablemente los trabajadores y los sectores más vulnerables de la sociedad están sufriendo un embate impresionante de políticas que solo benefician al capital concentrado y están produciendo la exclusión, la miseria, el hambre, la desocupación, el cierre de las pequeñas y medianas empresas. Todo esto está sucediendo frente a una dirigencia sindical que todavía no ha dado muestras de unidad suficiente para poder enfrentarlo. Ni hablemos de la CGT nacional.

- ¿Cuál es la causa por la que se presenta ese panorama que plantea sobre la falta de unidad del movimiento obrero?

- Yo creo que se han producido grandes distorsiones. Yo creo que los procesos históricos tienen mucho que ver. Tuvo mucho que ver el golpe de Estado del ’76, con una represión descomunal, un baño de sangre inédito en el país que también produjo la muerte y la desaparición física de miles de activistas, de trabajadores, de dirigentes que, digamos, interrumpe un proceso quizás natural de reemplazo de la dirigencia por otra más joven. Por un lado eso. Por otro lado, el proceso que viene después de la dictadura con el neoliberalismo de la mano de Menem, después del Consenso de Washington, que es esta cuestión de que la única salida posible es el neoliberalismo, que nos salvamos solos, que nos salvamos por mérito propio. Mucha dirigencia sindical participa de eso y abandona paulatinamente los principios que la llevaban a defender los intereses de clase de una manera muchísimo más clara, más cierta. Esa dirigencia, alguna llega hasta hoy, ya no tiene como tenía, la conciencia de que debía cumplir un rol que iba más allá de un aumento de salarios o de lograr un convenio colectivo. Sino que también apuntaba a transformar la realidad hacia una con más justicia, en donde no hubiera explotadores ni explotados, como querían algunos de esos dirigentes como Tosco. Creo que esa es la gran diferencia: El haber abandonado el concepto de defensa de los intereses de clase y de la misión de transformación de la realidad.

- ¿Esto se extiende a otros sectores de la sociedad?

- Se extiende a la política, en la que atravesamos distintas etapas sobre lo que pasó en la dictadura, sobre la calificación de lo que pasó en la dictadura. Los desaparecidos, que no tenían identidad, que nadie sabía quiénes eran, olvidándose que todos tenían nombre, historia, militancia, familia. Esta necesidad de que la política sea la herramienta de transformación de la realidad, que parece una verdad de Perogrullo pero no lo es, también fue abandonada por la clase política, entre ellos, muchos de la dirigencia peronista que es la que quizás más claramente debía tener el horizonte de todas las acciones que debería ser la justicia social. Y esto que tenemos hoy, que no está sostenido de esa manera, como planteaba la dirigencia política de los ´70, incluso la de los ´80, y que incluso planteaban Evita y el general Perón.

- El paso del tiempo tuvo un impacto en la forma del trabajo. Cada vez hay mayor mecanización y tecnología. Frente a esta evolución, ¿cómo está parado el sindicalismo? ¿Se está leyendo la realidad del trabajador de este tiempo?

- No. Esa es una consecuencia de haber abandonado los principios de defensa de clase. La tecnología avanzó y es verdad que ya no hay grandes concentraciones obreras como había en los ´60. La tecnología permite esta posibilidad de producción en mucho menor tiempo y en mayor cantidad. Yo pertenezco a una organización sindical que ha vivido numerosos cambios tecnológicos que han llevado a que la eficiencia sea mayor. Ahora, eso lo único que ha hecho en la mayor parte de las actividades es haber incrementado el porcentaje de rentabilidad para las empresas, pero de ninguna manera porque creo que mucho de la dirigencia sindical no lo ha tomado ni lo está tomando en este momento. Hay actividades que están atravesadas por la cuestión tecnológica y hay puestos de trabajo que no van a volver a ser. Aun así no se está discutiendo el tema y muchísimas organizaciones sindicales han abandonado esa discusión o no la han tomado nunca, sobre la necesidad de que los trabajadores también participen de los beneficios del avance tecnológico. Y eso quiere decir que tendrían que trabajar menos horas. Nosotros hemos sostenido muchas veces en nuestra organización que con seis horas de trabajo con el mismo sueldo estaría bien. Esta es una discusión de fondo, profunda, pero que hoy por hoy la gran mayoría de la dirigencia sindical, especialmente a nivel nacional no la está tomando. Y nosotros vemos la robotización que se ha implementado en las automotrices, vemos que los bancos ya no son lo que eran. Mañana se va a instalar una tienda que no tiene trabajadores, va a haber vehículos sin choferes y nosotros no estamos a la altura de esa situación.

Hilda Bustos©Javier Imaz_014
El legado más importante que dejó el Cordobazo fue el de una dirigencia sindical que había depuesto toda diferencia sectorial, política, partidaria. (Foto: Javier Imaz / LNM)

- En este contexto, desde los gobiernos se habla de la necesidad de reformas laborales. ¿El verdadero sentido de la reforma laboral pasaría por rediscutir el rol del trabajador en este nuevo contexto?

- No para restar derechos. Cuando se habla de reforma laboral, en este marco, y cuando lo dicen funcionarios como los de este gobierno, están hablando de quitar derechos. Nunca hablan de reforma laboral para promover una mejora ni de las condiciones ni de los salarios. Siempre se está hablando de reformas pero, por ejemplo, las enviadas por este gobierno planteaban inicialmente la eliminación de la relación laboral, o sea que no podemos esperar que haya propuestas verdaderamente encaminadas a tomar la problemática del trabajo por el avance tecnológico o la mejor distribución de la rentabilidad porque eso no está planteado ahí.

- Paralelamente a todo este proceso que se fue dando durante estos 50 años del Cordobazo surgió con mucha fuerza la presencia de la mujer en el campo laboral y en la representación gremial. ¿Qué evaluación hace de todo este proceso?

- La mujer ha tenido participación en la actividad laboral en Argentina desde hace mucho tiempo. Desde siempre. Y la sindicalización de las mujeres también existió. Lo que no existió fue la visibilización de la participación de las mujeres. Y por otro lado, es real que hay una cuestión de parte de la cultura patriarcal que es esto de no permitir que las mujeres accedan a lugares que supuestamente son masculinos por naturaleza. Y eso no es así. En lo sindical, a pesar de toda estos esfuerzos de participación, de formación, incluso en Córdoba que tenemos Mesa Intersindical de Mujeres, son avances. Sin desconocer que el movimiento de mujeres en general ha planteado grandes avances en por lo menos los últimos cinco años. Pero eso no se ha visto reflejado en la representación de las mujeres en sus organizaciones sindicales. Hay una ley de cupo del año 2002. Pero esa ley de cupo lo único que hizo fue limitar la participación de las mujeres en sus organizaciones a cargos figurativos en su mayoría. Son muy pocas las mujeres que ha accedido a un cargo directivo o ejecutivo. Y en las organizaciones de segundo grado es muy difícil encontrar compañeras que estén conduciendo o formando parte de los consejos directivos de las federaciones, que es dónde se discuten las condiciones salariales, los convenios colectivos de trabajo. Ahí hay una gran ausencia de las mujeres. Ni hablemos de la CGT, de la CTA, de la otra CGT, donde las compañeras no están representadas. Las últimas fotos de las reuniones de la CGT nacional son lamentables. No hay ni una compañera en un cargo de relevancia. Y eso también hay que trasladarlo a las organizaciones sociales, porque es peor todavía. El 95 por ciento de quienes participan en las organizaciones sociales, que trabajan en comedores, merenderos, copas de leche, son mujeres. Y son las que están en la calle y las que vemos. En la mesa de negociaciones, no. Ahí solamente hay hombres.

- Cuando se celebra un cumpleaños siempre se expresan los deseos que uno espera concretar. En este aniversario número 50 del Cordobazo, ¿cuáles son sus deseos?

- Primero, que la dirigencia sindical de Córdoba realmente recoja ese legado histórico. Que se una, que se organice, que tenga condiciones para pelear por lo que tenemos que pelear. También que los jóvenes tomen esta historia como propia, como referencia de lo que debe ser el sindicalismo y no como aquellas referencias que distorsionan lo que debe ser el dirigente sindical, que aparecen como si fueran príncipes árabes, que no representan a los trabajadores. Y por último, ojalá el pueblo de Córdoba vuelva a entender al movimiento obrero en sus demandas como lo hizo en aquella oportunidad.

  

  

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