Economía: la inflación y la caída del salario real exigen medidas urgentes

La inflación de enero fue más alta de lo previsto, aún sin las subas de la carne, que impactarán recién en febrero, y encendió una luz de alarma. Las metas del Gobierno.

Ed Impresa 17/02/2023 Facundo Piai
Massa Precios Justos 1 © NA
Desde el entorno de Massa trabajan en una serie de iniciativas para la cadena de valor de la fruta y la verdura. Foto: NA

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Especial para La Nueva Mañana

Aún sin las subas de la carne, que impactarán recién en febrero, los precios de enero rebotaron y cerraron un punto arriba de la inflación de diciembre. Empezar el año con 6% de aumentos hace improbable el objetivo inflacionario de Massa de que “comience con un tres” en abril. Principalmente, el alza de los alimentos (de gran peso en la ecuación ponderada con que Indec mide las subas) dificulta los intentos por domar los precios. 

Dentro de la inflación de los alimentos se destacaron las frutas y verduras, con incrementos mensuales que promediaron 12% y 20%, respectivamente. El tomate fue el que más subió con 65% de alza, seguido por la naranja (49%) y la manzana (31%). La estacionalidad, la sequía y las heladas son las causas de las subas de los alimentos frescos según las primeras explicaciones oficiales. Sin embargo, el tomate enlatado tuvo subas mucho menores que en su versión fresca, al subir en torno a los acuerdos de precios (4%). 

Otro factor que pesó sobre los precios de enero fueron los servicios relacionados al turismo, recalentados por la temporada de verano. Se trata de factores estacionales para el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, por lo tanto, la meta de concluir el año con una inflación de 60% es posible pese a este brinco. Naturalmente, para que los precios bajen es clave que moderen las subas de los alimentos. El Gobierno anunció medidas en ese sentido y anunciará otras próximamente, pero algunos sectores aludidos por las medidas descreen de la efectividad de los anuncios.

Desde el entorno del ministro Sergio Massa trabajan en una serie de iniciativas para la cadena de valor de la fruta y la verdura. Serían medidas similares a las aplicadas al sector ganadero para moderar los precios de la carne en mostrador, luego de que el valor de la hacienda subiera cerca de 40% a fines de enero. Las iniciativas comprenden medidas para consumidores, para las carnicerías y para los ganaderos. Para aumentar el volumen de carne y que no haya incrementos por falta de oferta, buscan desde Economía subsidiar el costo del engorde en feedlot (más rápido, pero más costoso por el precio de los granos) hasta un 40%.

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Dentro de la inflación de los alimentos se destacaron las frutas y verduras. (Foto: Télam)

Referente de los frigoríficos critica el programa para frenar subas en la carne

Sin embargo, estas medidas no fueron bien recibidas por toda la cadena de valor de la carne, que anticipa el fracaso de la iniciativa y del intento de moderar las subas de un producto de peso en la ecuación de la inflación. Al ser consultado por este medio, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria de la Carne, enfatizó que “nadie va a entrar en un plan de esta naturaleza”, porque el subsidio al engorde tiene un límite de 100 cabezas por productor, muy pocas. El programa “es ineficiente en sí mismo y no es implementable”, dijo. Mientras que el congelamiento del precio de cortes populares solo beneficiará a las grandes cadenas y no a las carnicerías de barrio, porque el 80% de la carne se comercializa “en negro”. Las medidas que necesita el sector son otras, remarcó Schiariti.

En la fase de comercialización de la carne, la oferta mensual disponible de cortes con precio congelado hasta marzo aumentaría de 6 mil a 15 mil toneladas. Sobre esto, Víctor Palpacelli, presidente de la Federación Argentina de Supermercados, comentó a LNM que esto puede generar un alivio al bolsillo de los consumidores porque se trata de “precios muy competitivos en relación a los que tenemos hoy en mostrador”.  Pero esto prospera “si el abastecimiento está asegurado”. Por eso se entiende que las cadenas regionales que son quienes tienen mayor capilaridad en el territorio nacional “dispongan de las cantidades necesarias acorde a la demanda”. Siempre y cuando los otros eslabones de la cadena “entreguen las cantidades necesarias”, aclaró Palpacelli. 

Si bien la extensión de febrero puede jugar a favor del Gobierno, al haber menos días expuestos a la corrosión de la inflación, en las primeras semanas se advierte la misma dinámica que en enero. Palpacelli, quien también es titular de la red Almacor, advirtió que “las listas vienen con aumentos promedio de 6%”. Además, hay algunas categorías que se “destacan” del promedio, como es el caso de la carne, a la espera de que impacten las medidas anunciadas. Por lo pronto, entre la última quincena de enero y la primera de febrero se acumulan aumentos del 35%. Asimismo, otro precio que se despegó fue el de la azúcar, con subas de 20%.   

Economía a la espera de dólares para contrarrestar la expectativa inflacionaria

Con todo, el equipo económico espera el arribo de dólares de un préstamo de bancos privados (como adelantamos en otras entregas). Se trataría de unos u$s1.000 millones, aunque podría ser mayor, con los que el Gobierno pretende fortalecer las reservas del Banco Central tras el récord de ventas de enero. Hay versiones de que las divisas que ingresen podrían utilizarse para la recompra de bonos de deuda en dólares, para de este modo incidir en la baja de los dólares paralelos, cuya brecha con la cotización oficial es del 90% y genera expectativas devaluatorias; por tanto, expectativas de alta inflación.

Así, la economía comienza el año con características tan complejas como aparentemente contradictorias. Por un lado, la economía se mantiene activa, con un sector privado que demanda bienes de capital y maquinarias (alta inversión), mientras el consumo masivo cae (alrededor de 2% en enero, según los supermercadistas). El correlato de esto es un aumento del empleo en sus diferentes formas (formal, informal y autónomos), pero con salarios que pierden contra la suba de precios. 

En efecto, los mecanismos indexatorios, esos que permiten que la economía “funcione” pese a la alta inflación crónica (que paradójicamente también son una de las causas de la propagación de las subas generalizadas), están siendo mejor utilizados por quienes ponen precios que por los que reciben salarios.

  

 

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