Gas natural e hidrocarburos, entre el estancamiento cíclico y la coronacrisis

A un año de constituirse como Gobierno y tomar las riendas de la administración nacional, la coalición encabezada por Alberto Fernández traza las bases de lo que será su política energética.

Ed Impresa 11/12/2020 Facundo Piai
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Especial para La Nueva Mañana

El Gobierno nacional busca desarrollar al sector gasífero, clave en la oferta energética del país en donde el gas natural representa más de la mitad de la matriz energética. En la Argentina, los principales combustibles fósiles (gas y petróleo) explican poco más del 80% de la matriz, según datos de la Secretaría de Energía. Por tanto, con el Plan de Promoción de la Producción de Gas, desde el oficialismo pretenden en los próximos cuatro años aumentar la oferta del energético, disminuir las importaciones y aumentar las inversiones. 

La volatilidad del precio internacional del gas y su desplome hasta tocar mínimos históricos es uno de los aspectos que desalienta la inversión. Por tanto, para revertir esta dinámica el plan del Gobierno se centra en fijar un precio tope que asegura a los productores superar el valor promedio vigente para incentivar las inversiones. Asimismo, la petrolera que ofrezca el menor precio tendrá ventajas en lo que respecta a las autorizaciones para exportar, según informaron fuentes oficiales. Así, lograrían mayor previsibilidad de precios y se formalizarían contratos a plazos más largos, normalizando un mercado que presenta grandes distorsiones.

En los últimos años la producción total de gas natural se encuentra prácticamente estancada. Pese a los tarifazos que caracterizaron al ciclo de Cambiemos, el 2019 cerró con una producción total de gas por debajo de los 50.622 millones de m3 conseguidos en el año 2008, cuando el 99% del gas provenía de yacimientos convencionales. En efecto, la producción de gas de los últimos 12 años muestra oscilaciones pero no logra superar a la del 2008 a pesar de que la explotación del yacimiento Vaca Muerta (segundo reservorio mundial de gas no convencional) comienza en el 2013. De lo anterior se desprende que en los últimos años aumentó notablemente la explotación del gas no convencional (que representa hoy el 35% del total de gas disponible) pero, a la par, la producción de gas convencional experimentó un derrumbe de alrededor de 40 puntos porcentuales en la última década. 

Consecuentemente, el estancamiento del sector gasífero e hidrocarburífero repercutió en la balanza comercial energética. A partir del 2007 se advierte un incremento sostenido de la demanda energética motorizado, principalmente, por el aumento del poder adquisitivo de las familias y por cierta expansión de la industria y el comercio, en segundo lugar, que no es acompañado por un incremento de la oferta. Por tanto, las exportaciones del sector energético comienzan a perder dinamismo, mientras que las importaciones, principalmente gas, crecen exponencialmente. Así, el saldo comercial energético que llegó a dar un superávit de u$s6 mil millones en el 2006 se dilapidó año tras año, hasta llegar a saldos negativos del mismo calibre en el 2013 y 2014, consecutivamente. En efecto, los desequilibrios de la balanza energética de tal magnitud generaron tensiones en la cotización del dólar. 

Desde el oficialismo pretenden en los próximos cuatro años aumentar la oferta del sector energético, disminuir las importaciones y aumentar las inversiones.   

En base a esa experiencia, el Gabinete económico, con Martín Guzmán a la cabeza, busca generar los acuerdos necesarios con los principales actores del sector energético para que el rebote de la economía del próximo año no termine por generar desequilibrios en el flanco energético que terminen por adicionar más preocupaciones al tipo de cambio. Para ello, buscan aumentar la producción de energía, de la mano del fortalecimiento de YPF. 

En este sentido, la semana pasada, el presidente de la Nación inauguró una central térmica de la empresa estatal en La Plata. La información oficial dice que la estrategia de cogeneración de la Central le permitirá autoabastecerse de vapor para sus operaciones de refinería, además de generar energía para más de 200 mil hogares. La obra significó una inversión de 166 millones de dólares y su construcción demandó 300 trabajadores por mes. Las autoridades de la empresa petrolera (que ha diversificado su producción de energéticos) sostienen que en las refinerías de La Plata, YPF procesa el 50% del fuel y más del 40% de las naftas y gasoil que se produce en el país. Desde allí se abastece alrededor de 700 de las 1600 estaciones de servicio que YPF tiene en el país. Un sector cuya performance venía diezmada por la recesión de los últimos años y la pandemia lo perjudicó aún más.

Las estaciones de servicio esperan más actividad y circulación para salir a flote

En diálogo con La Nueva Mañana, el titular de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha) ,Gabriel Bornoroni, aclaró que estas medidas no tendrán repercusiones inmediatas en las estaciones. Al estar “vendiendo un 25% por debajo” de lo expendido “normalmente”, un aumento en la refinería y en el volumen de la oferta “no tienen hoy repercusiones en lo absoluto”. La caída del consumo de naftas por la recesión y la disminución de la circulación como consecuencia de las medidas para combatir a la pandemia generan que hoy “esté sobrando el combustible”, explicó el dirigente empresario, que reconoció que los aumentos en la producción tendrán consecuencias a futuro cuando se recomponga la demanda.

Los números críticos que cosecha el sector determinan que sus expectativas estén puestas en la recuperación de las ventas de la mano de mayor circulación, para lo cual la superación de la crisis sanitaria mediante la vacuna es vital. Si bien el piso de la debacle fue abril en donde la actividad tuvo un desplome interanual del 90% y a partir de allí la caída se fue disminuyendo, “3 de cada 5 estaciones trabajan a pérdida”, informó quien también preside la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines del Centro de la República (Fecac). Sin embargo, no se registran cierres y nuestro entrevistado tampoco cree que ocurran, pero sí advierte que habrá una redefinición del sector en donde los conglomerados más grandes compren a las estaciones más pequeñas, con menos espalda. 

 

 

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