Elecciones generales 2019: la batalla final por la novena banca

El Frente de Todos y Hacemos por Córdoba intentarán quedarse con la banca que, de replicarse el resultado de las Paso, corresponderá al ex embajador, Luis Juez.

Ed Impresa 25/10/2019 César Martín Pucheta César Martín Pucheta
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La pelea de fondo en Córdoba parece centrarse en saber quién se queda con la novena banca. Ilustración: Daniel "Pito" Campos

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ELECCIONES 2019

El próximo domingo, los argentinos concurriremos a las urnas para elegir Presidente de la Nación por novena vez consecutiva desde el retorno democrático de 1983. Si bien serán seis las fórmulas que jugarán su suerte para hacerse cargo del Poder Ejecutivo en el período 2019 – 2023, la disputa estará concentrada en la batalla que protagonizan Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.

Con resultados que sorprendieron a todo el arco político nacional, la fórmula integrada por Alberto Fernández y Cristina Fernández se impuso por una holgada diferencia en las primarias de agosto. Desde entonces, el actual oficialismo, que lleva a Mauricio Macri y a Miguel Ángel Pichetto como candidatos, puso en marcha una estrategia basada en la movilización popular y el anuncio de medidas efectistas, a partir de las cuales persigue la casi quimérica tarea de “dar vuelta la elección”.

Esa estrategia no persigue, efectivamente, vencer al Frente de Todos el 27 de octubre, sino que intenta achicar las distancias para forzar una segunda vuelta en el 24 de noviembre. Si bien no hay sondeo de opinión, encuesta o proyección analítica que permitan imaginar eso como una posibilidad concreta, la idea del batacazo permanece como la única esperanza para el macrismo que logró expresarse masivamente en las principales ciudades del país durante las últimas dos semanas. La multitud de personas reunidas en el Obelisco el pasado sábado y las marchas del “Sí, se puede” desarrolladas durante el último mes son los mojones a los que, en medio de una realidad marcada por la crisis, se aferran los integrantes del oficialismo nacional para alcanzar su objetivo.

Pero mientras algunos esperan, expectantes, que la elección no se resuelva este domingo, otros empiezan a concentrar su atención sobre los resultados que sí van a definir algo en tres días, más allá de lo que pase con el tramo presidencial. 33.841.837 están habilitados para elegir a 130 diputados y 24 senadores para el Congreso de la Nación. Entre ellos, 9 cordobeses que formarán parte de la Cámara Baja durante los próximo cuatro años.

Mario Negri, Leonor Martínez Villada y Gabriela Estévez repetirían mandato. Se sumarían Soher El Sukaria, Hugo Romero, Eduardo Fernández, Carlos Gutiérrez y Claudia Martínez. Por fuera de esas “seguridades”, Pablo Chacón y Oscar González buscarán arrebatarle esa novena banca a Luis Juez.

Córdoba y su propia elección

Con los resultados de las primarias como una base consolidada a partir de la cual proyectar los números de cara al domingo, la pelea de fondo en Córdoba parece centrarse en saber quién se queda con la novena banca. De replicarse la elección de agosto, ese escaño será ocupado por el quinto candidato de Juntos por el Cambio, Luis Juez, que aparece como el verdadero rival a vencer por parte del Frente de Todos y Hacemos por Córdoba.

Si no sucede nada extraordinario, Mario Negri, Leonor Martínez Villada (JxC) y Gabriela Estévez (FT) repetirán mandato. Se sumarán Soher El Sukaria, Hugo Romero (JxC), Eduardo Fernández (FT), Carlos Gutiérrez y Claudia Martínez (HxC). Por fuera de esas “seguridades”, Pablo Chacón (FT) y Oscar González (HxC) buscarán arrebatarle esa novena banca a Juez y mejorar de esa manera las performances de sus respectivas fuerzas políticas en el 2015.

En aquel momento, el actual oficialismo obtuvo cinco bancas (Mario Negri, Javier Pretto, Olga Rista, Leonor Martínez Villada y Nicolas Massot), Unión por Córdoba, que integraba el Frente Renovador, alcanzó dos (Carlos Massei -reemplazado actualmente por Juan Brügge- y Adriana Nazario) y el Frente para la Victoria se quedó con dos representantes (Gabriela Estévez y Juan Manuel Pereyra). Corriendo a un costado que el actual oficialismo provincial ya no cuenta con el arrastre de una boleta presidencial a su favor, se podría decir que la elección primaria fue calcada a aquella general de cuatro años atrás, al menos en el reparto de espacios de representación en el Congreso nacional.

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Los números

El desafío en el horizonte para las diferentes fuerzas políticas que dirimirán su suerte el domingo dependerá de la forma en que los resultados de las Paso puedan modificarse. Tanto para fortalecer los posicionamientos como para lograr torcer los destinos que empezaron a escribirse dos meses atrás.

En las primarias, Juntos por el Cambio se impuso en 17 de los 26 departamentos repartidos por el territorio cordobés. Alberto Fernández fue primero en los nueve restantes. Al analizar el tramo legislativo, la diferencia a favor de la lista a diputados encabezada por Mario Negri ensanchó los márgenes a favor del oficialismo nacional, imponiéndose en 21 departamentos. La lista del Frente de Todos sólo se impuso en Cruz del Eje y la boleta corta del schiarettismo fue la más votada en Minas, Pocho, Sobremonte y San Javier.

El análisis al detalle destaca que las diferencias más grandes fueron obtenidas por Juntos por el Cambio en aquellos departamentos más poblados, entre los cuales todas las fuerzas políticas sostienen que “se define la elección”: Capital, Río Cuarto, Colón, San Justo y Punilla. La victoria fue tan contundente que, en el listado que rankea la distribución geográfica de Córdoba, el macrismo se impuso con comodidad en las 12 regiones más pobladas de la provincia.

El desafío de los opositores deberá concentrarse, entonces, en mejorar la cosecha de votos en esos departamentos poblacionalmente más densos, pero también buscar la forma de que los resultados en los departamentos más alejados del centro fortalezcan el empuje necesario para alcanzar esa tan peleada novena banca.

En ese sentido, el Frente de Todos intentará que la victoria de Alberto Fernández se replique en, al menos, los nueve territorios en los que ya resultó ser el más votado en las primarias. Con la elección hiperpolarizada, la resultante del “efecto arrastre” aparece como un elemento central para proyectar las expectativas de cara al próximo domingo.

Esa situación que centraliza la atención en el tramo presidencial parece ser el principal problema para el schiarettismo que deposita su suerte en el corte de boleta y la fidelidad de un electorado propio que se desentienda de la disputa entre Mauricio Macri y Alberto Fernández. Esta última posibilidad parece ser la gran apuesta del gobierno provincial que, a pesar de los dirigentes de peso que decidieron salir a “jugar con Alberto Fernández”, no logró recostar su electorado sobre ninguno de los costados de “la grieta”.

Independientemente de una leve ventaja a favor de la combinación entre las boletas del Frente de Todos con las del peronismo provincial en algunos departamentos concretos, el tramo que se identifica con el gobernador Schiaretti se unificó con las fórmulas de Fernández y de Macri, prácticamente, en partes iguales. Entre otras cuestiones, que tienen que ver con apuestas personales y estrategias coyunturales, esa realidad impidió al mandatario cordobés tomar una decisión más acorde a las conveniencias futuras y “jugársela” a favor de uno u otro. Más allá de eso, en el Centro Cívico, todos descuentan una victoria del peronismo el próximo domingo. Si tal cosa no llegara a suceder, la buena sintonía con Mauricio Macri también estará garantizada, como lo estuvo durante los últimos cuatro años.

El desafío de los opositores deberá concentrarse, entonces, en mejorar la cosecha de votos en esos departamentos poblacionalmente más densos, pero también buscar la forma de que los resultados en los departamentos más alejados del centro fortalezcan el empuje necesario para alcanzar esa tan peleada novena banca.

El mapa previo

Prácticamente todo el arco político afirma que el electorado cordobés logró desarrollar la madurez suficiente como para diferenciar cada elección de modo específico. Así explican la forma en que los resultados pueden variar, independientes de las referencias superiores.

En números concretos, el peronismo cordobés obtuvo una victoria contundente el pasado 12 de mayo, logró imponerse en todas las regiones (sólo perdió el departamento Pocho en manos del radicalismo) y alcanzó el 57,38% de los votos en la elección ejecutiva provincial. En las primarias de agosto, los mismos electores, pintaron el mapa de color amarillo.

En los tramos municipales, a su vez, las realidades locales también definieron la pulseada a favor de los oficialismos con una leve ventaja de Hacemos por Córdoba en los lugares en los que hubo cambio de mando. Entre las casi 50 administraciones que el PJ le arrancó al radicalismo se encuentra nada más y nada menos que la ciudad de Córdoba. Así, el schiarettismo gobierna las cinco de las seis ciudades más grandes de la provincia: la Capital, Río Cuarto, Villa María, San Francisco y Alta Gracia. El peso de los intendentes y la capacidad de movilización de los aparatos locales es otro de los factores que ya se pusieron en juego en agosto y que buscan redoblar la apuesta de cara al domingo.
  

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