Una semana convulsionada aquí y allá, con Cristina en el centro de la escena política local

Días de agitación por el impacto traumático que propició la decisión de la Corte Suprema en nuestro país respecto a la situación de la principal referente de la oposición y del peronismo, Cristina Fernández de Kirchner, y el bombardeo en Irán por parte de los EE.UU. junto a Israel.

Opinión22/06/2025 Flavio Colazo
Cristina Fernández by NA
EL BALCÓN.Cristina sale a salud a una multitud que la acompañó toda la semana tras el polémico fallo de la Corte. Foto NA

Durante la semana que concluyó el día de ayer tuvieron lugar una serie de acontecimientos  –en Argentina, la región y el mundo-  tan convulsionantes que podrían llegar a colocarla como un mojón histórico de gran magnitud dentro del primer cuarto de siglo del s XXI. Destacan -en nuestro interés- el impacto traumático que propició la decisión de la Suprema Corte en nuestro país respecto a la situación de la principal referente de la oposición –y de peronismo-, Cristina Fernández de Kirchner y el bombardeo en Irán por parte de los EEUU -juntamente con Israel-. El panorama en su conjunto permite especular con  que los inmediatos tiempos venideros –aquí, allá y en todas partes-  podrían estar extremadamente cargados de tensiones  -y acciones- que se presentan como una gigantesca incógnita, la cual hoy no permite dimensionar las consecuencias de tales cargas. 

Esta mujer (*)

La situación de prisión a la cual fue arrastrada Cristina Fernández –instrumentada por la Suprema Corte- durante los primeros días de la semana anterior ha provocado una concatenación de agitados episodios tendientes a intentar contener la reacción desbordante –por parte del peronismo- de apoyo incondicional a su máxima referente. La organización intempestiva de una marcha de acompañamiento -a CFK hasta los tribunales federales de Comodoro Py para que fuera notificada de su detención el miércoles 18 de junio- fue el primer gran entuerto que se le presentó al gobierno –y a cierto sector del poder judicial-. Ante la posibilidad de que el mundo todo asistiese a una suerte de procesión multitudinaria –de inconmensurable magnitud- en apoyo a la líder opositora (y en repudio al accionar del poder judicial, y de la administración nacional a cargo de Milei) finalmente anunciaron que la  ex presidente sería notificada por medios tecnológicos. Pero, si bien se evitó la marcha hacia los tribunales, finalmente no se logró evitar que una concentración popular de gigantesca envergadura se hiciera presente ese día en la Plaza de Mayo. La impactante escena de varios cientos de miles de personas, concentradas en un lugar, con sus cabezas y sus cuerpos dispuestos para escuchar la voz –emitida a la distancia- de la dirigente, posiblemente no fuera un resultado previsto por quienes pudieron haber creído que, neutralizando la marcha, habían logrado evitar también cualquier otro tipo de manifestación litúrgica peronista de gran envergadura. A este primer escollo -que debieron sortear los sectores de poder para intentar neutralizar la efervescencia peronista que provocó la decisión de la suprema corte- le siguieron los pataleos por la presencia de Cristina en su balcón; luego debieron atender el saciar la necesidad morbosa –de “patrones y peones” de medios de comunicación- de humillar a la ex presidente de algún modo (finalmente se le colocó una tobillera electrónica); y después también hubo que satisfacer el imperioso mandato -del poder- orientado a intentar impedir que el peronismo  consiga conformar un frente opositor potente mediante el ejercicio político de CFK, a tal fin por vía judicial se le impide a Cristina –hasta el momento- recibir visitas sin previo anuncio. 

 Potencia, prepotencia e impotencia 

A todo esto, el gobierno - sus aliados, y varias otras fuerzas políticas-  ha quedado estupefacto y paralizado con el impacto en el rostro que le significó la comprobación de la potencia política que la dirigente aprisionada –CFK- aún conserva (cuando muchos de los integrantes del mismo ya la daban por “muerta” -quizás sin las comillas-). La perdida de centralidad –del control de la agenda-  ha desorientado tanto a la actual administración nacional que pareciera haber perdido – ¿momentáneamente?- el punch, pasando de la prepotencia a la impotencia en un tris. La duración –y/o perduración- del estado de shock es un interrogante abierto. Como sea –literalmente- Milei trató de “sacar una mano” en respuesta y asumió, el jueves 19, una exposición televisiva –en formato de conversación-. Sin nada que decir dio la impresión  –en virtud de sólo conseguir 3 puntos de rating, y quedando tercero en el horario- de no contar, en estos momentos, con el interés de la ciudadanía.

Demonios desatados (en ausencia de Francisco)

CFK expresó –luego de anoticiarse sobre su arresto-  que luego de que ella comunicara en una entrevista televisiva su candidatura se “desataron los demonios”, y comenzaron a trabajar en la tarea que finalmente la excluyó de la contienda electoral -y la privó de su libertad-. Es posible que su razonamiento sea certero, pero quizás habría  que considerar también que este “desatamiento de demonios” ha sido posible en virtud del fallecimiento del Papa argentino –Francisco- el pasado 21 de abril. Si se habrían animado los actores de los máximos poderes en nuestro país a asumir semejante decisión -como la de arrestar a CFK- con Francisco vivo es un interrogante que por ahora, y tal vez para siempre, solo tiene una certeza: Mientras estuvo vivo no lo hicieron. 

Demonios internacionales

Estos otros -demonios- también parecen haberse librado de sus ataduras luego del fallecimiento de Francisco, y lejos ya de avizorarse algún tipo de enfriamiento en las zonas en las que se desarrollan conflictos bélicos, tras el ataque de ayer a Irán – por parte los EEUU-, la magnitud de la escalada en los conflictos aterra al conjunto de la humanidad. En el actual estado de situación las consecuencias –inmediatas y mediatas- en la región de Medio Oriente podrían sobrepasar los límites de lo imaginable. Decimos así porque el involucramiento de numerosas naciones en el conflicto es muy posible, y porque, además algunos de los daños que se podrían infringir entre ellos son de naturaleza incomprensible para muchos de los habitantes de otras regiones del orbe. Por dar un ejemplo, en los países en los cuales no hay agua dulce se utilizan inmensas instalaciones industriales desalinizadoras – que cuestan aproximadamente 5mil millones de u$S c/u-. en virtud de una beligerancia extrema se podría pensar en que estas fueran consideradas objetivos militares –y/o sufrir “daños colaterales” que las inutilicen por completo-. Baste imaginar, entonces, el destino inmediato de las poblaciones de esos países si estas maquinas se destruyesen. Tras este mero sobrevuelo del cuadro de situación local- en Medio Oriente- resta por saber cuál será rol de las gigantes potencias armamentísticas del orbe – la OTAN, el E3, Reino Unido, Rusia, China, India y Pakistán, por ejemplo-.

Confianza rota. La falta de palabra por parte de Tump

El mayor problema –en cuanto a la escalada de violencia bélica global - es probable que no sea el ataque a Irán por parte de os EEUU sino la pérdida total en la confianza de la palabra presidencial de Trump. Se puede pensar así porque días atrás el presidente estadounidense expresó públicamente que durante dos semanas EEUU no atacaría a Irán y finalmente no tuvo empacho alguno en demostrar al mundo que estaba mintiendo. A partir de este embuste –a cara descubierta- cuesta especular de qué modo podrían tomar en serio –en todo tipo de negociación- cualquier promesa de Trump actores del peso de un Putin o Xi Jinping, por ejemplo. Es sabido que una vez rota la confianza –en tan altos niveles de predominancia geopolítica- es muy difícil que se recomponga. Al mismo tiempo destaca que Trump también está incumpliendo su palabra empeñada con su electorado. La base ciudadana que apostó por el proyecto MAGA -Make América Great Again (hacé a EEUU grande otra vez)- tomó en serio el discurso del magnate en su promesa de pacificar el mundo, o al menos sacar a EEUU de los escenarios bélicos. Pero, claro, toda vez que su proyecto económico hace agua por todos lados, el presidente norteamericano parece seguir la sempiterna recomendación maquiavélica: cuando haya problemas internos hay que buscar alguno mayor en el exterior.

 

(*) El cuento de Rodolfo Walsh -Esa mujer- describe en tono de ficción la perturbación personal del militar a cargo del “asunto” del cadáver de Eva Duarte de Perón; y por añadidura también refleja la conmoción interna en nuestra nación en aquellos momentos históricos desatada por la apropiación ilícita del cadáver de Evita –por cuenta de la dictadura-.

 

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