El Gobierno resiste una devaluación presionado por el campo

El “Dólar Soja” parece una de las estrategias claves para sortear las debilidades económicas, mientras la Mesa de Enlace exige una devaluación brusca.

Ed Impresa 02/12/2022 Facundo Piai
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El ministro de Economía, Sergio Massa, busca acumular dólares en las reservas del Central. Foto: NA

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Especial para La Nueva Mañana

Para revertir la tendencia vendedora del Banco Central que tuvo drenaje de reservas en octubre y noviembre, el equipo económico recurre nuevamente al tacticismo del dólar soja. Una medida de corto plazo, pero no por ello menos efectiva para sortear las debilidades económicas más urgentes. Siendo la pérdida de reservas y la expectativa devaluatoria que genera el hecho de que el Central venda más dólares de los que ingresan uno de los problemas más apremiantes para el Gobierno, por el efecto negativo que tiene en la inflación proyectada. 

Hasta el momento, todos los ministros de Economía del Gobierno coincidieron en que evitar una devaluación brusca es el leitmotiv de la política económica por el efecto nocivo que una suba del dólar oficial tiene en precios, la distribución del ingreso y el nivel de actividad económica. Es en este contexto de suba del precio de los dólares paralelos y escasez de dólares en las arcas del Banco Central que el Gobierno implementó diferentes tipos de cotizaciones ya sea para desalentar la compra de dólares para gastos en el exterior o para favorecer el ingreso de divisas a la economía formal. Es lo que se pretende al otorgar al agro una mejor cotización.

Un dólar a $230 para el complejo sojero durante lo que resta del año significa que al vender la oleaginosa retenida hasta el 30 de diciembre, los productores recibirán por cada dólar $58 más que la cotización oficial.

Dólar soja parte II: a 230 pesos

Con el Dólar Soja parte II se establece un tipo de cambio diferencial con un dólar a $230 para el complejo sojero durante lo que resta del año, lo cual significa que al vender la oleaginosa retenida hasta el 30 de diciembre recibirán por cada dólar $58 más que la cotización oficial. Lo cual podría entenderse como una devaluación sectorial y transitoria para parte del agro del 33%. En consecuencia, con este estímulo que comenzó a regir esta semana, desde el Gobierno aspiran recaudar U$S3.000 millones, cifra que surge de la negociación con parte del sector que se comprometió a adelantar sus ventas. 

De esta manera, el equipo económico espera contabilizar en U$S10.000 millones las reservas de libre disponibilidad al cerrar el año. Asimismo, mayor venta de soja significa también un aumento de la recaudación vía derechos de exportación (conocido como las retenciones que el Gobierno cobra por la exportación de materias primas, principalmente). Por lo tanto, el equipo económico que conduce Sergio Massa busca con el Dólar Soja II, además de disuadir la expectativa devaluatoria, cumplir las metas de reservas y déficit fiscal que el país se comprometió a cumplir ante el Fondo Monetario Internacional en el último acuerdo por la deuda que contrajo el gobierno anterior.

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Con el Dólar Soja parte II se establece un tipo de cambio diferencial con un dólar a $230 para el complejo sojero durante lo que resta del año.

Las expectativas son buenas

A todo esto, las ventas de soja motorizadas por este estímulo durante la primera semana parecen acompañar las expectativas del Gobierno. De ser así, se replicaría en diciembre lo que aconteció en septiembre con el Dólar Soja: una liquidación mensual récord que trajo algo de calma. En aquella oportunidad, la totalidad de operaciones motorizadas por el estímulo al agro llegaron a un valor de poco más de 7 mil millones de dólares. Sin embargo, después de aquel récord mensual, las liquidaciones de agrodólares volvieron a niveles magros, por debajo del promedio de las ventas de octubre de los últimos veinte años, inclusive. 

Mientras que el Banco Central no pudo afrontar la demanda de dólares de los agentes económicos sin perder reservas. El drenaje entre octubre y noviembre se contabiliza en poco más de 1,3 mil millones de dólares, frenado por una baja de los dólares para importar consecuencia de la caída del nivel de actividad económica en los últimos meses. Contracción menor a la que esperaba parte del mercado, pero caída de la actividad al fin. 
De lo anterior se desprende que el tipo de cambio especial para la soja hace que el agro adelante ventas que luego escasean en los meses posteriores. Por tanto, logrando el Gobierno su objetivo con esta medida, se siembra un signo de interrogante respecto al ingreso de agrodólares durante el primer trimestre del año del 2023. Se trata de los meses de menor liquidación con los cultivos de oleaginosas aún esperando por ser cosechados y a esto hay que sumarle la sequía que afectará los volúmenes y los tiempos de la cosecha 2022/2023.

La Sociedad Rural Argentina (SRA) señaló que las medidas del Gobierno “no van en línea con lo que queremos los productores, que es un tipo de cambio único y recibir el precio internacional del producto”.

Las patronales agropecuarias rechazan la medida y claman por una devaluación

Quienes no tardaron en manifestar su disconformidad con una medida “parche” fueron los representantes de las principales entidades agropecuarias. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) señaló que las medidas “no van en línea con lo que queremos los productores, que es un tipo de cambio único y recibir el precio internacional del producto”. Es decir, rechaza el estímulo solo para la liquidación de la soja, prefiere una devaluación brusca para todos los sectores económicos (de al menos 33%) y la reducción de las retenciones a cero.

Por otro lado, también salen al cruce de la medida diferentes economistas con un argumento contable, ocurre que el Banco Central debe emitir pesos para hacerse de los dólares liquidados por el agro y existe el riesgo de que ese aumento de la base monetaria luego busque dolarizarse presionando sobre el tipo de cambio. Para evitar esto, en septiembre, cuando se aplicó el Dólar Soja I, el Central subió la tasa financiera de referencia para hacerla más atractiva y evitar las dolarizaciones de las carteras. Sin embargo, es poco probable una nueva suba hoy. 

Desde el Banco Central sostienen en off the record que “aún no está definido” algún movimiento en la tasa. Pero reconocen que “hay mucha gente en contra de seguir subiéndola por las consecuencias en el nivel de actividad”. Las empresas privadas no toman crédito a una tasa tan elevada, si bien pueden “autofinanciarse” con recursos propios, pero esto tiene un límite. Parte de los técnicos del Central opinan que hoy “la tasa está bien, por encima de la inflación, que es lo que quería el fondo. Más arriba de esto ya va a ser problemático, especialmente si hay un atisbo de reducción de la inflación”, argumentan.

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La Sociedad Rural Argentina (SRA) señaló que las medidas del gobierno “no van en línea con lo que queremos los productores”.

Dudas con la desaceleración de la inflación en noviembre

Respecto a la inflación, desde el equipo económico del ex intendente de Tigre asumen que están dando pasos consistentes en desacelerarla. El Dólar Soja II permitiría un robustecimiento de reservas y acabar con las expectativas devaluatorias, además la ampliación del acuerdo de precios aspira a reducir la inercia inflacionaria. Al programa de Precios Justos que busca contener el precio de los alimentos se le sumaron los combustibles que tendrán incrementos alineados con la expectativa inflacionaria oficial hasta marzo.

Recordemos que el Gobierno busca escapar de una inflación de tres dígitos para el cierre de este año y estima un 60% de subas para el próximo. En consecuencia, una desaceleración en noviembre es fundamental. Sobre esto, desde el comercio minorista de Córdoba sostienen que las subas de noviembre en los almacenes vienen en línea con la inflación del mes pasado, con 5,5% de subas en las tres primeras semanas, explicó a este medio Vanesa Ruiz, vocera de los almaceneros. 

Mayor venta de soja significa también un aumento de la recaudación vía derechos de exportación (conocido como las retenciones que el Gobierno cobra por la exportación de materias primas, principalmente).

Optimismo por una inflación desacelerada

En línea con incrementos que no aminoran, diferentes consultoras advierten que, si bien observan una moderación de las subas en los supermercados, el alza del precio de los servicios por la quita de subsidios impedirá una desaceleración consistente. Sin embargo, el ministro de Economía relativizó el efecto de estas subas en el índice de precios al consumidor. En declaraciones radiales, el ex presidente de la Cámara de Diputados dijo que aumentos de 30% en el gas, la electricidad o el boleto de colectivo, tiene una incidencia en la inflación menor a un punto anual. Tienen mayor peso los aumentos de los insumos difundidos en la inflación general, por lo que acuerdos de precios con estos sectores serán claves para la desaceleración, entienden en el Gobierno.

  

 

La Nueva Mañana - Edición Impresa 287

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