Fernández busca apoyo para reestructurar deuda y llevar certidumbre

¿De qué se trata el programa que discutirá el Gobierno en el Parlamento? Dialogamos con los economistas Marcelo Capello y José María Rinaldi sobre la renegociación con el FMI.

Ed Impresa 19/11/2021 Facundo Piai
Guzman Giorgieva © NA
El ministro de Economía, Martín Guzmán, y la titular del FMI, Kristalina Georgieva.

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Especial para La Nueva Mañana

Tras la elección del domingo, la inflación y las tensiones cambiarias, problemas habituales/ estructurales de nuestra economía fueron relegados de la agenda. Al menos, por un momento. No porque se hayan solucionado o se esté transitando las vías para superarlos; todo lo contrario. Para eso aún tendremos que esperar. Ocurre que la agenda económica fue eclipsada por el anuncio oficial de que acelerarán las negociaciones con el FMI. Como paso previo, desde Casa Rosada buscan dejar atrás la conflictividad política permanente y proponen una tregua con la oposición para consensuar un programa que dé consistencia y previsibilidad a una economía fuertemente endeudada.

El presidente Alberto Fernández lo denominó: "programa económico plurianual para el desarrollo sustentable", y será enviado al Congreso en los primeros días de diciembre. Así, busca evitar el default frente a  los vencimientos de la deuda contraída por Cambiemos que se amontonan en el próximo año y el 2023. Todos coinciden en que son empíricamente imposibles de afrontar para la economía nacional. En lo que resta de este año deberán enfrentar vencimientos por más de USD2.000 millones y solo en el primer trimestre del próximo vencen USD 4.000 millones. Desde nación planean redefinir la agenda de amortizaciones antes de estos vencimientos imposibles de resolver con el nivel de reservas actual sin que estalle el frente cambiario. 

¿Qué se sabe del plan que el Gobierno llevará al Congreso? No mucho, solo que cuenta con el apoyo de los principales dirigentes que componen al frente gobernante. Por tanto, de acuerdo al rechazo “al ajuste” de una buena parte de la alianza gobernante, se podría conjeturar que el plan no busca ajustar. Solo son conjeturas. También, Alberto Fernández aclaró que el programa se basa en “los mejores entendimientos” que el ministro Martín Guzmán alcanzó “con el staff del FMI”. En efecto, la pregunta que cabe hacerse es sobre las negociaciones lideradas por el ministro de Economía y qué principios de acuerdo hay sobre la mesa. Preguntas aún sin respuestas puesto que las negociaciones se mantienen en absoluto hermetismo. 

¿Quién ganó la pulseada en esa entente? Martín Guzmán, quien enfatizó que en la reestructuración “la soberanía económica es absolutamente innegociable”, o el Fondo que rubrica en su carta orgánica que “cuando un país obtiene un préstamo del FMI, se compromete a aplicar políticas orientadas a superar los problemas económicos y estructurales”. ¿Pudo el Gobierno acceder a un “entendimiento” extraordinario al tratarse de una deuda fuera de lo común y política como sostienen desde el primer día? ¿Podrán implementar las reformas estructurales para lograr la estabilidad macroeconómica necesaria sin que esto signifique un ajuste fiscal que esmerile la credibilidad del Gobierno? 

Para Marcelo Capello del Ieral, el Fondo pedirá ajustar el gasto y devaluar

En diálogo con La Nueva Mañana, el presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad de Argentina y Latinoamérica (Ieral), Marcelo Capello, explicó que “el principal objetivo” que pide el Fondo a los países deudores es que “equilibren sus cuentas externas y recompongan sus reservas internacionales”. En vistas de equilibrar la balanza de pagos, reducir las importaciones es clave para lograrlo rápidamente. Por ello, “el FMI suele solicitar un tipo de cambio realista, que ayude a equilibrar las cuentas externas”. En efecto, al haber distintas brechas entre el dólar oficial y las diferentes cotizaciones paralelas, el economista aclara que “seguramente” el organismo multilateral de crédito “se interesará” en achicar la brecha. Lo cual se lograría por un doble andarivel: depreciando el tipo de cambio y “conteniendo” a los dólares paralelos. Para lo cual se requiere de un programa creíble y convalidado por  “los agentes económicos”.  

Según el economista de la Fundación Mediterránea, para que la economía argentina genere condiciones de pago “debe contar con una estrategia económica consistente, que incluya una disminución importante del déficit fiscal, primero, y luego pasar a un superávit primario”. Capello argumenta que al haber “alta presión tributaria”, el equilibrio fiscal “debería provenir” de una reducción del gasto.  Por lo tanto, es muy probable, para el economista, que las medidas que el FMI exija al Gobierno para renegociar la deuda sean: “menor peso del gasto público, ajuste de tarifas de servicios públicos, suba del tipo de cambio oficial y medidas adicionales que apunten a disminuir la brecha cambiaria”.

Sobre las tensiones cambiarias que se intensificaron antes y después de la elección, el Banco Central publicó en su último informe de política monetaria que las últimas intervenciones y regulaciones en el mercado permitieron “preservar la estabilidad”. De este modo, apaciguando la volatilidad financiera, la máxima autoridad monetaria destacó que hasta octubre lleva comprando más de 6 mil millones de dólares. Se trata de un récord de compra neta de divisas de los últimos diez años, posibilitado por los elevados precios de los commodities y los diferentes controles cambiarios. Otro dato que destaca el informe de la entidad presidida por Miguel Pesce es que “el tipo de cambio real multilateral permanece en niveles competitivos y en torno al promedio de los últimos 24 años".

José María Rinaldi: “Podría haber un acuerdo sin un plan de ajuste del Fondo” 

En estos indicadores se basa el economista José María Rinaldi para afirmar que “no hay razones técnicas” para que el Gobierno devalúe. Al ser entrevistado por este medio, el consultor económico remarcó que, según información oficial, el tipo de cambio “está casi tan alto como en el 2002”. Es decir, similar al de la salida de la convertibilidad cuando la Argentina se preparaba para expandir su comercio exterior con un tipo de cambio altamente competitivo. Si nos basamos en “cálculos econométricos” como por ejemplo el método que “emplea del Banco Mundial”, que mide la paridad de los diferentes tipos de cambio (bajo el método Paridad de Poder Adquisitivo), “nos da una moneda más devaluada” que la de nuestros principales socios comerciales. 

Las expectativas devaluatorias son “profecías que pretenden ser autocumplidas”, enfatiza el docente universitario. Las mismas presiones sobrevolaron en octubre del 2020 y “después no ocurrió”. Contrariamente, el Gobierno continuó con microdevaluaciones para que la inflación no atrase al tipo de cambio pero no hubo la escalada del dólar que presagiaban. El tipo de cambio competitivo, entre otras variables, permitió que las reservas internacionales se hayan reconstituido en más de USD3 mil millones informa el BCRA. “Por supuesto que son todas muy bajas si incluimos lo que tenemos que pagarle al FMI, que es materialmente imposible”, señaló Rinaldi.

Sin embargo, el integrante del Plan Fénix Córdoba argumenta que el Fondo sabe que las amortizaciones acordadas anteriormente son imposibles, por tanto, las intenciones de renegociar deberían ser compartidas. Si el Fondo no cede, no cobra, parece ser el razonamiento de Rinaldi, quien cree que se podría “lograr  un acuerdo sin un plan de ajuste del FMI”. El crédito aprobado  por USD 57.100 millones “tiene irregularidades”; los motivos por los cuales Argentina recibió el crédito “no son técnicos, ni buscan velar por el sistema financiero internacional”. Cuando la directora del organismo Christine Lagarde habilitó el préstamo, lo hizo vulnerando su carta orgánica, porque se trató de un apoyo político, discrecional, reflexiona el economista. Esto pone a la Argentina en “el centro del ring”, siendo varios los actores importantes que “monitorean esto”, como por ejemplo “el G20”. 

El Fondo, por su parte, no quiere otra auditoría de la Oficina de Evaluación Independiente como ocurrió en la crisis del 2001 que termine por deslegitimar al staff del organismo. Además, hay aspectos fácticos, señala el economista: la entidad sabe que la economía argentina no tiene el mismo “poder de fuego” que en la “reestructuración del 2005”. Hoy se trata de devolver los 45 mil millones que giraron a la Argentina entre el 2018 y 2019; es decir, “la deuda es cuatro veces superior a la de aquel momento”. Por lo tanto, sin un entendimiento, las posibilidades de que el Fondo cobre son nulas y estarían en una situación inédita. Mientras que no acordar para la Argentina significa el default. El quinto default.

 

 

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