“Que circulen historias para seguir abrazándonos”

LIBRO%, el programa de Conabip para que las bibliotecas puedan comprar libros al 50%, se está realizando de manera online en esta edición debido a la suspensión de la Feria del Libro de Buenos Aires.

Ed Impresa 15/05/2020 Barbi Couto
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Programa Libro %” de la Conabip ha permitido visibilizar varios estrenos de editoriales cordobesas.

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Especial para La Nueva Mañana

El “Programa Libro %” de la Conabip se realizó siempre en el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde las bibliotecas populares llegaban de todo el país para seleccionar y comprar material bibliográfico al 50% de su valor y así conseguir nuevo material para sus instituciones. Con la suspensión de la Feria, el programa -que este año es de 50 millones de pesos- se está implementando de manera online, lo que representa un desafío importante para los involucrados.

“Una gran oportunidad para visibilizar nuestra propuesta”

Yammal contenidos ha participado de todas las ediciones del programa desde su implementación. Su editor Ariel Yammal comenta: “Es muy importante participar del programa libro %, porque es un punto de encuentro con muchos lectores, potenciales clientes de la editorial en toda la República Argentina. Me parece una buena idea esta modalidad, por haberse suspendido la Filba 2020”.

Tela Papel y Madera es un sello cordobés de Grisel Capretti y Gustavo Calcaterra, que publica libros de tela bordados. “Por la naturaleza de nuestros libros, que se acercan desde un costado lúdico al acto de la lectura, es fundamental estar en las bibliotecas”, explica Gustavo y agrega: “Si bien siempre es mejor encontrarse con les bibliotecaries, planear actividades, sabemos que ese tiempo llegará pronto”.

La editora Julieta Cuervo, de Prebanda, una editorial pequeña e independiente, comenta: “La mirada de lxs otrxs y la pluralidad de lectorxs son una guía fundamental para nuestro trabajo. Que nuestros libros lleguen fuera del circuito comercial al cual tenemos alcance es un deseo constante difícil de concretar. En un horizonte de democratización de la lectura y la bibliodiversidad el Estado tiene una obligación. La existencia de programas que promuevan y propicien la distribución se tornan indispensables”. Al igual que los dos anteriores, Babel, el sello de Ramiro Iraola tampoco había participado antes del programa. “Esta iniciativa nos parece acertada y de buenos reflejos ante la crisis y la pandemia”, dice Ramiro. “Nuestras expectativas, más allá de la compra que nos interesa y nos serviría mucho, son establecer un vínculo que no teníamos y que nos servirá también a futuro. Las Bibliotecas Populares siguen siendo una posibilidad de acceso a la cultura, pero también de re-unión, especialmente en los lugares más vulnerables”.

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“Tuvimos más tiempo para explorar catálogos”

Hay múltiples vías de ingreso de libros para las bibliotecas: donaciones, compras pequeñas, el Programa Estímulo de la Legislatura, y el programa Libro% de Conabip que es una de las principales. Por estos días, para los bibliotecarios, en plena faena de navegar en la web de la Conabip, sondear catálogos, completar pedidos de sus socios, es difícil reconocer si el mayor tiempo de duración del programa (que se extendió hasta el 5 de junio) y la disponibilidad de comprar desde la casa son una ventaja o una desventaja.

“Esta edición a distancia es rara para quienes amamos el objeto libro”, confiesa Fernando Conti de la Biblioteca Popular Alfonsina Storni, de Villa Allende Parque. “Las compras podrán hacerse pero perder el encuentro con colegas, editorxs, librerxs, se extrañará ya que en ese confluir ‘real’ es donde se alimenta la experiencia. Lo virtual a veces abre puertas nuevas, acceder a pequeñas editoriales que por razones de costo y estructura no pueden montar su stand físico es muy bueno. En tiempos de monstruos editoriales, poder bucear el trabajo amoroso de pequeños sellos siempre es saludable y nos trae hermosas sorpresas”.

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iblioteca Popular Alfonsina Storni, de Villa Allende Parque. Foto: gentileza.



Karina Cocha de la Biblioteca Popular Sarmiento de Unquillo, reconoce que “muches de quienes participamos de la comisión, trabajamos en el área de salud/educación, por lo que se nos ha dificultado disponer del tiempo que requiere esta modalidad de selección, ya que la búsqueda no es sencilla”. Para ellos, “el programa es muy importante porque es la única posibilidad de actualización del material bibliográfico. Al tener pocos ingresos los montos de este programa todos los años nos permite un ingreso aproximado de 100 libros”.

Euge, Rodri, Javi, Ale, de la Biblioteca popular La Bicicleta de Colonia Caroya, no solo comentaron la entrevista de manera coral sino que diagramaron un plan colectivo para organizarse. “Por décimo año consecutivo participamos del Programa, y siempre hemos enviado diferentes personas a la Feria”. “Por el lado positivo es que hay más dinero para la compra de libros (se utiliza también lo que antes era para traslado, comida y alojamiento)”. “Lo negativo sí es la imposibilidad de vivir la experiencia de la Feria, el encuentro con esa atmósfera alucinante”. Sin embargo no se dejaron amedrentar: “La cuarentena nos permitió tener más tiempo para encuestas de usuarios”. “Tuvimos más tiempo para explorar catálogos, para detenernos en cada propuesta, ver precios, sacar cuentas; nos ‘obligó’ a organizarnos, a ajustar la logística de la visita a la feria, por así decirlo”.

El equipo de la Biblioteca Popular Justo José de Urquiza suma una treintena de voluntarias. Carolina Pittinari, quien nos cuenta que han comprado más de 300 libros de 35 editoriales diferentes BsAs. Córdoba y Rosario para los socios que esperan este momento con mucho deseo, se anima a plantear un tema delicado: “El problema son los costos de envío. Para que no sea tan excesivo, hay que comprar al menos 7 libros por editorial, entonces el costo se divide por libros y no se encarece tanto. En las editoriales más pequeñas, que no conocemos, a veces no podemos gastar tanto del presupuesto, y sí nos gustaría comprar un libro o dos, para comenzar a conocerla, pero ahí el costo de envío por libro se eleva y no nos conviene. Muchas se han unido para ofrecer envío conjunto. Me parece una buena solución”.

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Biblioteca Popular Sarmiento, de Unquillo.



Mientras tanto, la cuarentena cortó la vinculación física de bibliotecarios y socios y son las redes sociales el espacio para compartir lecturas y actividades, sumado al desafío constante de “cranear nuevos modos de relación”. En Río Tercero llevan adelante, entre otros, el proyecto #acasaconunlibro donde vecinos podrán retirar libros de supermercados o farmacias y #aciegasconunlibro, todos libros que se devolverán una vez que acabe la cuarentena. En Colonia Caroya son micros audiovisuales de artistas locales gestionados con el aporte de amigos de la biblioteca. Desde Unquillo proponen ciclos virtuales para reivindicar el lugar de la palabra, la sonoridad de alguien contándote algo bonito, “que circulen historias para seguir abrazándonos”.

 

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