Schiaretti, Alberto y un cambio de época en la relación Nación-Provincia

Una semana le alcanzó a Fernández para sentar a la mesa nacional al gobernador. Caserio, los cargos en Transporte, el campo y la relación en la Región Centro.

Ed Impresa 20/12/2019 César Martín Pucheta César Martín Pucheta
Gobernadores © NA
(Foto: NA)

chapa_ed_impresa_01

El pasado martes, Juan Schiaretti fue uno de los 22 gobernadores que acordaron el congelamiento del pacto fiscal con la administración nacional. La reunión estuvo encabezada por el Presidente de la Nación y dejó la primera foto conjunta entre los responsables del Ejecutivo nacional y los mandatarios provinciales. En esa imagen el gobernador cordobés ocupa un espacio central. Esa postal parece ser el más contundente símbolo del inicio del deshielo de una relación que pareció estar destinada al fracaso desde el momento cero de su existencia.

En las bases y en las líneas medias de la dirigencia cordobesa, la campaña electoral dejó algunas heridas que tardarán en cerrar. Los hombres y mujeres que rodean al gobernador y aquellos sectores más cercanos al Presidente siguen observándose los unos a los otros con un dejo de desconfianza. A pesar de los llamados a “la unidad” y los intentos por acercar a las partes, ambos sectores reconocen que los espacios están bien diferenciados y delimitados.

La era de hielo

Desde que Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner lanzaron sus candidaturas, Schiaretti decidió mantener una postura distante. A sabiendas de la necesidad mantener una buena relación con Mauricio Macri y con la certeza de que el cambio de mando estaba a la vuelta de la esquina, sobreactuó la equidistancia y se esforzó por dejar en claro que estaba dispuesto a trabajar con quien se hiciese cargo del país, sin dejar escapar preferencias al respecto.

El encolumnamiento de los mandatarios peronistas detrás de la fórmula del Frente de Todos fue aislando al cordobés, que empezó a experimentar grietas en el seno de PJ provincial. No fueron pocos los intendentes y referentes del interior que se alejaron de la postura oficial y decidieron militar abiertamente por la fórmula Fernández – Fernández. Con la elección cordobesa resuelta en mayo y la polarización como marca indeleble del escenario político, el sector de Hacemos por Córdoba que apoyó al Frente de Todos empezó a mostrarse más proclive a las fotos con el candidato presidencial que a la militancia por los candidatos propios en la elección legislativa. Aunque nadie lo haya puesto de manifiesto en público, hubo enojos y pases de factura por esa postura. No son pocos los que leen la conformación del Gabinete provincial en esa clave.

“Alberto y Schiaretti tienen línea directa, hablan entre ellos”, dijeron antes y después. También lo dicen ahora, con todas las cartas sobre la mesa. Pero lo cierto es que cuando solamente había vaticinios, las reuniones fueron herméticas y los rostros públicos, más bien, adustos.

El tiempo preelectoral terminó con Carlos Caserio renunciando a la conducción del peronismo, con Fernández recomendándole al gobernador que intente “mejorar la relación” con el senador, y con Macri reuniendo una multitud en el centro de la capital provincial. El resultado es conocido: Juntos por el Cambio se impuso en Córdoba superando el 61% de los votos.

Schiaretti Alberto © NA
juan Schiaretti y Alberto Fernández reunidos en épocas preelectorales, hoy las distancias parecen haberse acortado.  Foto: NA.

Tiempo de deshielo

Los momentos de acercamiento empezaron un tiempo antes de la asunción presidencial del 10 de diciembre. Schiaretti empezó a mostrarse más abierto al diálogo y a ensayar un acercamiento que tuvo su máximo gesto cuando decidió no asistir a la toma del poder de su delfín político Martín Llaryora en la capital provincial para dar el presente en el paso de mando nacional. Viajó un día antes y, exprimiendo al máximo las posibilidades de la agenda, volvió a Córdoba para reasumir la gobernación al caer la tarde.

El pasado lunes, Carlos Massei y Laura Jure visitaron a Daniel Arroyo en la reunión en la que se empezaron a acordar las pautas provinciales del plan nacional contra el hambre.  La presencia de los cordobeses rompió un congelamiento que, incluso, con el plan anunciado, se mantenía como una constante. De hecho, cuando el propio Arroyo vino a presentar la iniciativa a la capital provincial, la gestión Schiaretti decidió hacer caso omiso al convite del Frente de Todos. Nadie había asistido e, incluso, nadie se preocupó por eso. Hasta el lunes, cuando volvieron los elogios y los agradecimientos públicos. Massei lo hizo “en nombre de los ministros de Desarrollo Social del país” y, así, dio vuelta la página.

La presencia de Schiaretti en la reunión con gobernadores terminó de marcar el cambio de época en la relación.

El campo y el factor Caserio

Sobre todo, desde el plano estrictamente político, si algo hace que Schiaretti mantenga la cautela, es el descontento de los sectores referenciados en las patronales agropecuarias con las primeras medidas de la administración Fernández. El subtexto del slogan que defendía la necesidad de “cuidar a Córdoba” durante la campaña de octubre se posicionaba abiertamente a favor de ese sector agroexportador que viene siendo uno de los sostenes de la economía provincial desde la llegada misma del peronismo a la administración del Estado mediterráneo.

En cierto modo, ese factor también fue el justificativo genético de la alianza político-estratégica llamada Región Centro y que nuclea la zona productiva más importante del país. En ese sentido, Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Omar Perotti (Santa Fe) mantienen una postura similar a la de su par cordobés, sólo que si bien escuchan y entienden a los sectores que cuestionan las políticas nacionales, se reconocen abiertamente alineados con el proyecto del Frente de Todos.

Jorge Montoya, quien ostenta el cargo de secretario de Integración Regional será clave para buscar la unión de las partes rotas del PJ cordobés. “El Zurdo” viene a representar la pieza que garantiza el diálogo “hacia arriba” y “hacia los costados”. 

En la relación con esos mandatarios y con el propio Fernández, habrá un actor central que formó parte de la segunda tanda de nombramientos de Schiaretti para su nueva gestión: Jorge Montoya.

“El Zurdo”, ex senador que reemplazó a Juan Carlos Maqueda cuando fue elegido para integrar la Corte Suprema, ostenta el cargo de secretario de Integración Regional, ocupando un rol de asesor con rango de Secretaria de Estado. Su tarea no sólo será prestar atención al bloque regional, sino que será clave para buscar la unión de las partes rotas del PJ cordobés.

Como histórico referente delasotista, Montoya viene a representar la pieza que garantiza el diálogo “hacia arriba” y “hacia los costados”. Ahí aparece, nuevamente, Caserio. El hombre que Cristina Fernández eligió para presidir la Comisión de Presupuesto de la Cámara alta fue uno de los grandes protagonistas de la semana, ubicando a dos de sus referentes más cercanos en puestos claves del estratégico Ministerio de Transporte de la Nación: Walter Saieg estará al frente de la Secretaría de Gestión del Transporte, y Gabriel Bermúdez en la Subsecretaría de Transporte Automotor.

Tras esas confirmaciones, Schiaretti ya no es el único que necesitará recomponer relaciones para el desarrollo de sus políticas más sensibles. En un tema tan crucial como el transporte, Martín Llaryora también se anota en la fila de quienes necesitan un café que sirva para recomponer, definitivamente, relaciones. 

 

 

Edición Impresa

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]


Lo más visto