El Marcapáginas: Construcción de la lengua

Especial para La Nueva Mañana

Se suele decir que no hay nada más peligroso que un mono con navaja, pero no se dice nada por ahí de algún simio con una máquina de escribir. Así de extraño como puede sonar esto es lo que sucede en el cuento “La lengua de los gorilas”, el cuento que inaugura el libro de Hernán Tejerina que dio en llamar “Construcción de la lengua”.

Es fascinante la idea: un cuidador de un zoológico pone a todos los gorilas a escribir sonetos o frases sueltas de obras clásicas de la literatura. Acaso tomando en cuenta el teorema del millón de monos que golpean teclas de sendas máquinas de escribir. Acaso inspirado en la biblioteca de Babel de Borges.

Por otro lado, en “Diario de un ciclista” se describe un viaje en el que el protagonista recorre desde Córdoba hasta el norte del país y de allí dar la vuelta para el punto de partida. Pero el viaje también incluye el periplo mental de los recuerdos del protagonista. De otros viajes que hizo en su infancia y que agrega el condimento de la introspección. Del viaje como recorrido de la propia biografía y del encuentro con otros, pero fundamentalmente con uno mismo.

En el cuento “Eva en el Edén” Tejerina explora el deseo vinculado al costado político. La fantasía que explora la líbido de la admiración hacia una figura clave como es en este caso la de Eva Perón.

“Tacklear”, acaso uno de los mejores cuentos de esta serie, recupera a modo de ping pong las cavilaciones del momento en el que un grupo de tareas intenta secuestrar a Rodolfo Walsh. Por un lado Astiz y por el otro Walsh y un encuentro que termina en fatalidad. Pero lo interesante es la exploración sobre los posibles soliloquios de uno y otro lado. La previa a un hecho que no pudo evitar que el escritor de Operación Masacre pueda enviar a diferentes medios un documento fundamental para pensar la dictadura: Carta abierta de un escritor a la Junta Militar.

“Mister Sullivan” es un relato en el que una ama de llaves repasa parte de su vida sirviendo a la Sullivan Palace, una casa a la que este personaje fue confundiendo su destino con el de ese lugar. Una metáfora de cómo ver transcurrir una vida desapasionada sin remedio.

El siguiente cuento también alude a una casa (“Recuperación de la casa”), pero no desde dentro sino desde la distancia. En un ejercicio de ida y vuelta, del centro a la periferia y de nuevo al centro se construye esta historia donde dos hermanos se ven obligados a abandonar la casa y enfrentarse a un afuera que puede a veces ser hostil pero también puede ser una experiencia enriquecedora.

Por último en el cuento “Cazadores” Tejerina pone frente a frente dos hombres: uno, el secuestrador y otro el secuestrado. Uno, anteriormente víctima del otro. El otro un nazi que acaso había logrado camuflar su pasado atroz. Ahora se revierte la lógica y el que era cazador se vuelve presa. El ajuste de cuentas intenta hacernos creer que es una historia de venganza similar a otras, pero el final aporta una variante diferente.

Cada uno de los cuentos que componen este libro Hernán Tejerina lo narra desde las entrañas. Una serie de ficciones con personajes rotos en unos casos y despiadados en otros. Algunos encuentran un poco de luz y otros se sumergen en la oscuridad sin remedio. Pero siempre hay movimiento en la narración: a modo de viajes o a través del paso del tiempo, cada uno de estos cuentos nos toma de la mano y al final terminamos en un lugar distinto de donde comenzamos.

Construcción de la lengua

Hernán Tejerina

Umas, Abril 2019

11,5 x 17 cm; 104 páginas; tapa blanda

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