Echevarría, el árbitro ingeniero

Córdoba cuenta con un representante en el referato nacional. Nacido en El Calafate, el juez del SADRA que estudió en la UTN y que es recibido en Seguridad e Higiene, cimentó su vocación en los torneos universitarios. Hoy ya es una fija en la B Nacional, alternando con Primera.

Deportes 18/04/2018 Federico Jelic
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A pesar de haber nacido en El Calafate, Pablo Echevarría llegó para continuar el legado del arbitraje cordobés en el mapa nacional que alguna vez caminaron Héctor Baldassi y Javier Collado. Porque sus escuelas principales fueron nada menos que las polvorientas canchas de la Liga Cordobesa y también los potreros que albergaban aquellos torneos universitarios donde el referí es el centro de las críticas, ocupando el rol que nadie quiere hacer.

Ya con plaza fija en la B Nacional y con 15 partidos en Primera División (el fin de semana fue designado para dirigir Olimpo ante San Martín de San Juan), “Fulo”, como alguna vez lo llamó su hermano y le quedó de apodo para siempre, saca chapa a sus 35 años, con un futuro importantes y proyecciones de seguir creciendo, según aducen desde la Escuela de Árbitros. Pertenece al SADRA y ya cuenta con vuelo propio.
Echevarría habló con La Nueva Mañana sobre su realidad y sus aspiraciones, pero tocando aspectos de su formación y también de la actualidad de los jueces, cuestionados y perseguidos de cerca con la tecnología como enemigo en vez de aliado fundamental.

“Siento que estoy en mi mejor momento, tengo pocos años de carrera como profesional y ya estoy alternando entre B Nacional y Primera División. Feliz de lo que me está tocando vivir, cumplí el sueño de dirigir en Primera así que pienso seguir disfrutando y tratar de seguir creciendo”, comentó “Fulo”.

- Se viven tiempos donde los árbitros están siendo muy cuestionados, ¿por qué?
- Es que siempre va a ser así, y tenemos que aprender a convivir con eso. Estamos en el ojo de la tormenta, tenemos mucha responsabilidad y es siempre más fácil echarle la culpa al árbitro de todo. Lo que pasa es que ya con la tecnología, los partidos televisados y todo eso, quedamos muy expuestos cuando nos equivocamos o cuando hay un error general. Hay muchas polémicas y situaciones conflictivas últimamente, pero es parte del juego.

- ¿El árbitro vive presionado?
- No me parece que sea así, lo real es que los errores sobresalen más que los aciertos. El tema de la presión depende de cada uno como lo asimila. Lo que ocurre es que el presidente de AFA (Claudio Tapia) está muy identificado con los colores de Boca Juniors y pienso que por eso se generan suspicacias en un ambiente muy sensacionalista. Tenemos que estar concentrados para no equivocarnos, esa es nuestra única defensa.

- ¿Estás de acuerdo con la utilización del VAR?
- Sí, creo que es una buena herramienta para el árbitro siempre y cuando se utilice adecuadamente. Es un elemento que suma a que todo sea más justo. Puede servir.

- Néstor Pitana, el árbitro que irá al Mundial por segunda vez, tampoco escapa a las críticas…
- Es cierto pero creo que en su caso el tema va por otro lado. Tuvo errores, es cierto, solo que los cuestionamientos a mi entender van porque es un árbitro del interior y no de la Capital. Quienes están al mando del referato pretendían que vaya un capitalino, pero Pitana se ganó en buena ley su presencia en Rusia. Como va por segunda vez consecutiva, se genera un revuelo cada vez que se equivoca. Pitana nos va a representar de la mejor manera.

- ¿Árbitro se nace o se hace?
- Se hace. En mi familia y grupo de amigos nadie tenía esta vocación. Yo me hice juez cuando me vine a Córdoba.

- Te hiciste árbitro de una manera azarosa, ¿es así?
- Sí, fue muy curioso. Yo soy de El Calafate y vine a Córdoba a estudiar Ingeniería Química a la UTN, y al final terminé siendo ingeniero en seguridad e higiene, y árbitro-risas-. Era un hobby para mí. Empezamos a organizar con mis compañeros en la Pizurno en la Secretaría de Deportes un par de campeonatos de fútbol y para abaratar costos me puse a dirigir yo. Leía el reglamento y sabía. Me gustaba. Un día vienen mis viejos de visita y me cuenta que existe la carrera de arbitraje y yo empecé a estudiar, como para una distracción. Y después pasé por canchas amateurs, campeonatos de barrio, inferiores, ligas del interior, hasta que pasas a Liga Cordobesa, Federal C y B, ahí te cae la ficha de hasta dónde podés llegar.

- ¿Cuándo se hace el clic?
- Y cuando te llaman a firmar el contrato en AFA. Te miran desde arriba y es otra sensación. Hay que hacer el curso de árbitro provincial que dura dos años, y si te gusta y tenés condiciones, te metés en el nacional, que son dos años más. Ahí uno se da cuenta que se tiene que dedicar a pleno en esto.

- Pero la “tesis” y la formación se dan en las ligas del interior y no en Primera...
- Cada categoría tiene su complejidad. En Primera son otras mañas de los jugadores, en las ligas del campo uno está más expuesto, porque se vive con mucha pasión. El futbolista argentino es muy pícaro y tenés que tomarle el pulso. Creo que aprendí más en las divisionales menores, es más difícil que en Primera porque hay menos herramientas, y son competitivas. La seguridad es otra, uno saca lo mejor de su carácter para salir de situaciones difícil. Es apasionante, uno debe mantenerse firme en los fallos para ganarse respeto.

- ¿Cómo se convive con el error? ¿Necesitás ayuda profesional en algún caso?
- Y es así, el error es parte del juego. Yo voy a un psicólogo una vez por semana. Me sirve mucho, para no tenerle miedo al error y saber sobrellevarlo, porque es lo que más nos cuesta. En terapia uno se renueva y sale con todas las pilas a buscar su revancha cuando por ejemplo nos paran alguna fecha en AFA por un arbitraje irregular.

- ¿Quién es tu referente en la profesión?
- En su momento fue muy positivo lo de Horacio Elizondo, pero me gustaron también Héctor Baldassi, Javier Collado, Darío Herrera, y un amigo como Maximiliano Stevenot que me enseñó mucho. En el plano internacional me gusta el colombiano Wilmar Herrera, que quedó expuesto en la semifinal de la Copa con River-Lanús. Trato de copiar cosas de cada uno.

- ¿Cuáles son los partidos más duros?
- Creo que uno se recibe de árbitro en los clásicos del interior. Recuerdo uno en Salta, Juventud Antoniana con Gimnasia y Tiro y en Mendoza, Maipú contra Huracán de Las Heras. Ni hablar en Tucumán. Ahí se aprende a la fuerza.

- ¿Sos indiferente a los insultos?
- Trato. Lo manejo bien. Peor la pasan los jueces de línea (risas). Es parte del folklore del fútbol. En el campo me gritaban “cara con mango”, porque soy un poco narigón (risas). Los gringos del campo son terribles.

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