La desintegración del PRO se produce a pasos agigantados

El partido fundado y liderado por Mauricio Macri asiste a una fuga en estampida de numerosos dirigentes que migran hacia La Libertad Avanza.

Opinión19/01/2025 flavio colazo
Mauricio Macri (NA)
LO DEJAN SOLO.Mauricio Macri, fundador y líder del PRO, asiste a una fuga de dirigentes hacia LLA. Foto archivo

Durante la semana pasada el espacio político concebido por Mauricio Macri ha experimentado una fuga en estampida de numerosos dirigentes que buscan afanosamente despegarse de la descomunal -e indisimulable- imagen negativa de quien fuera presidente de la Nación. 

 Un Juez tránsfuga (*) condena a Macri en Córdoba

El  acostumbrado y constante–y también ya, podría decirse, tradicional- comportamiento acomodaticio del senador cordobés (Luis Juez) no puede haber sorprendido a nadie que esté dentro del mundillo de la dirigencia de la política (“la casta”, para algunos). Y en tal sentido el senador, con su nueva mudanza –esta vez hacia LLA-,  no ha defraudado a quienes, dentro del citado mundillo, son sabedores que no hay modo de que el legislador -con vocación de cómico- se resista a una buena oferta (por poner un ejemplo –y nada más- a los cañonazos de los que hablaba algún general mexicano). Así las cosas las consecuencias del anuncio del corrimiento de Juez de la jefatura del bloque de senadores nacionales (en entrevista concedida a LN+) vino –pareciera- a impeler fuertes bríos en las voluntades de un grupo de dirigentes del PRO, cuyas naves ya se mostraban como variando el rumbo de orientación, para avanzar viento en popa hacia las favorables latitudes de LLA. La movida de Juez bien pudiera haber venido a ser, entonces,  como un golpe de martillo anunciador de la condena -a un notorio aislamiento político- del ex presidente Macri. 

Dios los cría, y el viento los desparrama

En consecuencia -con la especulación planteada-, casi inmediatamente, se produjeron las notorias fugas desde el PRO hasta LLA. Las más sonadas fueron las de los intendentes bonaerenses Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Diego Egüen (25 de Mayo). En Córdoba, mientras tanto, varios de los dirigentes pertenecientes al PRO se encuentran ante el dilema que los pone a pensar entre permanecer o huir del espacio macrista. Además hay casos de pérdida de poder de mando político muy significativos –de dirigentes del PRO cordobés- como los de la intendenta de Mendiolaza, Adela Arning y el del intendente de Villa Allende, Pablo Cornet. En el primer caso la intendenta afrontó, en pocos días, el abandono de varios de sus funcionarios, y en el caso de Pablo Cornet el intendente se vio obligado a –como popularmente se dice- recular en chancletas en su afán de amurallar su villorrio (como si una localidad fuera un country privado) luego que desde LLA –por medio de la artillera Lilia Lemoine- lo bombardearan con epítetos que lo comparaban con los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro. En los próximos días se verá si los coletazos del accionar de Luis Juez –haciendo punta en el mercado de pases-  traen aún mayores consecuencias para Mauricio Macri y el desmembramiento de su criatura política (el PRO).

Macri y el control remoto 

Es sabido que en España  al artefacto que permite transmitirles órdenes a los dispositivos tecnológicos –que nosotros llamamos control remoto- lo denominan mando a distancia. Como  sea, ese tipo de comodidad que presta el aparatito siempre le ha parecido a Mauricio -el hijo de Franco Macri que fuera presidente- un método óptimo para los fines de comodidad y confort que su personalidad demanda. Ya en los tiempos en que manejara los destinos del club Boca Juniors él mismo se ufanaba de que su gran capacidad de labor era la de armar grandes equipos de trabajo para que ellos hicieran las tareas mientras él operaba su control remoto (o mando a distancia), ya para ordenarles las tareas a sus subalternos, o bien para mirar Netflix –su confeso hábito cotidiano después de las 19-. Está más que claro que en este momento ese mecanismo operativo -de control remoto- obviamente no le está funcionando. De aquellos que podrían considerarse figuras relevantes del PRO durante las presidencias de Mauricio Macri y de Alberto Fernández los abandonos –al PRO y al propio Macri- más sobresalientes podrían considerarse los de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Estos dos referentes de peso –luego de que Bullrich fagocitara a Larreta- no solamente han dejado al PRO sino que se han vuelto en contra del espacio –y de su jefe-. Una, Bullrich, pasándose directamente al oficialismo de LLA –presentándose muchas veces como más papista que el Papa-, y el otro, Larreta, construyendo un nuevo espacio (Movimiento al Desarrollo –MAD-) conformado por otros abandónicos íconos dirigenciales del macrismo.

Entre los “notables” ex macristas del equipo de Larreta se cuentan las figuras de la legisladora Guadalupe Tagliaferri (aquella que se opuso a la ley bases) y el ex ministro de cultura Pablo Avelluto. En esta situación, sin embargo, estos abandonos no vendrían a ser lo más significativo en cuanto a la pérdida de poder del mando a distancia del ex presidente sino la completa inutilidad del dispositivo para ordenar tan remotamente como lo están –del sofá de Mauricio- las provincias gobernadas por hombres del PRO o afines –que no es lo mismo, pero es igual-. Así son los casos de los PRO, Nacho Torres, en Chubut, o Frigerio en Entre Ríos, y los aliados ideológicos como Claudio Poggi en San Luis y Humberto Orrego en San Juan. En el caso de estos gobernadores la falla en el mando a distancia de Macri se hace palpable, por ejemplo, en el caso del comportamiento del chubutense Torres quien en su última reciente visita a CABA – sin visitar a Macri- se reunió para firmar un convenio con  Luis Caputo (previa mediación de Santiago Caputo). Para no abundar no detallamos más de estas fallas del control de Mauricio respecto a los administradores provinciales de su signo –para muestra basta un botón, dicen-. De todos modos resta ver si el mando del ex presidente solo manifiesta una pérdida de potencia –falta de “pilas”, digamos-  y funciona al menos en proximidad. Nos referimos a que la magnitud del desperfecto del aparto de control se la podrá mensurar según transcurran los próximos acontecimientos políticos en CABA, su lugar de dominio territorial –hasta ahora infalible-. Desde allí se verá si el aparato (PRO) tiene algún tipo de compostura –que le preste al menos un mínimo servicio a Macri- o ya es solo chatarra que irá a parar al basurero.

A fin de no herir susceptibilidades se deja sentada la acepción del término utilizado: (*) Tránsfuga: Persona que abandona una organización política, empresarial o de otro género, para pasarse a otra generalmente contraria.

 

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