Finaliza el plazo dado por la CGT para normalizar la Regional Córdoba

Según se informó, si antes del 31 de mayo la comisión normalizadora no designa nuevas autoridades, la organización sindical local podría ser intervenida.

Ed Impresa 13/05/2022 Nicolás Fassi
CGT Regional Córdoba
Rubén Urbano, Pablo Chacón, Horacio Otero, Edgar Luján, José Pihen.

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Especial para La Nueva Mañana

Históricamente, el mes de mayo está marcado a fuego para el movimiento obrero argentino en general y para el cordobés en particular. Entre locros y empanadas, las bases y dirigencias toman al quinto mes del año como una bisagra evaluatoria en medio de negociaciones paritarias y balances de cara a la segunda parte del año.

Con mucha intensidad, quizá como no ocurría hace mucho tiempo, las principales cúpulas del movimiento obrero organizado mediterráneo vienen preparándose para un 31 de mayo que puede llegar a ser un parteaguas en el mapa sindical que se viene en Córdoba. ¿El motivo? Hasta ese día corre el plazo dado por la CGT para la normalización de la Regional Córdoba. En concreto, si antes de esa fecha la comisión normalizadora no designa nuevas autoridades, la máxima autoridad sindical local será intervenida. La medida fue informada por Horacio Otero, integrante de la Secretaría de Interior de la CGT nacional. “Bajó” a Córdoba el 1 de mayo como enviado del triunvirato formado por Pablo Moyano, Rodolfo Dáer y Carlos Acuña.

Fuentes allegadas al cónclave llevado a cabo en el predio cedido a tal fin por la Unión Obreros Metalúrgicos (UOM), señalaron que Otero no anduvo con vueltas y apuró, entre porciones de locro, “que la CGT en Córdoba no tiene conducción”. Además dio por vencido el mandato de Pihen, quien asumió en 2019 y puso plazo hasta fin de mes para “que una comisión normalizadora integrada por 6 personas llegue a un acuerdo y proponga al nuevo secretario general”. “Caso contrario intervendría la central obrera”, señalaron.

La movida es seguida con atención desde El Panal, que en los últimos años supo manejar, no sin idas y vueltas, la relación con la CGT. A punto tal que el propio Pihen es legislador oficialista. Y si bien nadie saca los pies del plato en torno a la necesidad de mantener canales institucionales sanos con el Gobierno, está claro que cualquier cosa que apunte a modificar el status quo genera, al menos, algunos interrogantes. 

¿Mayo cordobesista?

La “normalización” de la Regional Córdoba se enmarca en un proceso similar que se viene dando en todas las delegaciones del interior nacional a partir de la vuelta a la actividad sindical, frenada durante dos años por la pandemia. La “excepcionalidad cordobesa” radica en que la central obrera estaba en manos de un representante de los empleados estatales. La reciente elección del nuevo triunvirato nacional fue la oportunidad que vieron algunos sectores fuertes del sindicalismo local, como Comercio y la UOM para desplazar a Pihen al canto de la necesidad de una renovación.

Con todo, el arribo de Otero, un hombre de Abel Furlán, secretario de Interior y flamante titular de la UOM nacional, dejó varias cuestiones que abrieron el juego a los alfiles del cada vez más fuerte slogan de “renovación en la unidad”.  “Hay fuertes diferencias. Eso es innegable. Pero también está la conciencia de que la necesidad de unidad está por encima de todo, teniendo en cuenta la actual situación económica. Pero no será a cualquier precio”, comentaron a La Nueva Mañana fuentes con acceso al encuentro que se llevó a cabo en el camping de la UOM.

La CGT tiene que estar en manos de un “activo”

El lugar elegido para el cónclave tuvo mucho simbolismo, ya que los propios anfitriones se encuentran hoy por hoy fuera de la conducción. “No puede ser que Rubén (Urbano, secretario General en Córdoba) no esté en la CGT”, indicaron desde el entorno del metalúrgico, que junto a Pablo Chacón (Agec) encabeza el Movimiento de los Trabajadores de Córdoba. Incluso, afirman que la condición de jubilado del histórico dirigente gremial es uno de los ítems en conflicto, puesto que consideran que la representación de la CGT debe estar en manos de un “activo”.

El acto del 29 de abril, en conmemoración del Día del Trabajador, sirvió para exponer esas diferencias, a punto tal que muchos de los asistentes, como Comercio, Metalúrgicos y Camioneros, con Edgar “Titán” Luján, decidieron retirarse antes de que Pihen hiciera uso de la palabra. 

¿Fumata blanca?

“No hay que ser tan estricto con los tiempos. Otero dijo hasta el 31, pero la normalización puede ocurrir antes o después. Pero viendo cómo viene la mano, esto va a estar difícil”, explica un referente gremial, graficando lo complicado de la situación. Una de las salidas sería replicar el triunvirato, con la presencia de un representante del sector de Chacón y Urbano, otro del ‘oficialismo’ y un tercer integrante neutral.

Con este telón de fondo, el lunes pasado se desarrolló la primera reunión donde las partes se sentaron a la mesa a discutir la conformación de la comisión que elevará la postura de la CGT Córdoba. Sin embargo, y como se espera, la composición de la mesa también es punto de disputa, agregando otro condimento picante al locro que empezó a cocinarse con la llegada de Otero.


Confederados o no, esa es la cuestión

Un dato no menor es que la CGT Nacional señaló que para ocupar la secretaría General “cada gremio confederado debe pedir el aval de su gremio nacional”, como la UOM, Sanidad, Upcn y Camioneros, entre otros. Es decir que sólo pueden ocupar el máximo escalón aquellos representantes de gremios de alcance nacional. Esto significa un punto de quiebre, puesto que el SEP no cumpliría con este requisito. No obstante, del otro lado, apuntan que “Pepe” cuenta con el respaldo de 54 gremios confederados de un total de 72.

LNM - Edición Impresa 257

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