Se calentó la campaña: el gobernador Schiaretti, en el barro electoral

Tal como prometió ante los intendentes de Hacemos por Córdoba, el gobernador se “puso la campaña al hombro”. Anticristinismo y antiporteñismo para descontarle votos a JxC.

Ed Impresa29/10/2021César Martín PuchetaCésar Martín Pucheta
Schiaretti
Schiaretti: “Como gobierno nacional fracasó tanto Cambiemos como el Frente de Todos. Los dos chocaron el país. El principal responsable que haya vuelto Cristina Kirchner al poder en Argentina es Cambiemos, por su fracaso económico”.

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Desde la última parte de la campaña previa a las Primarias, el gobernador Juan Schiaretti asumió un rol definidamente opositor. Atrás quedaron los cuidados modales institucionalistas que, a la luz de los resultados, quedaron rengos en una carrera que se polarizó y concentró sus votos en los márgenes. Recostado sobre el costado mayoritario, el único jefe político que hoy tiene el peronismo cordobés arengó a la tropa propia y se puso a la cabeza de una campaña mucho más agresiva que, por su efectividad, le augura un destino incierto. 

Si bien los resultados de las PASO fueron celebrados casi como una victoria, en las filas del oficialismo cordobés sabían que la cuerda se iba a tensar en el camino hacia el 14 de noviembre. Había dos razones que sostenían la profecía que por estas horas parece estar volviéndose realidad. Solucionado el tema de la interna, Juntos por el Cambio iba a erigirse como el gran ganador de la elección y ese envalentonamiento iba a generar un clima propicio para “salir a comerse la cancha” en las generales. Por otro lado, Hacemos por Córdoba iba a tener que ingeniárselas para “zafar” de los sentimientos de un electorado que hizo crecer en todo el país a las expresiones que suelen captar los malos humores sociales en momentos de crisis: la oposición, la izquierda y los que se esconden detrás de las banderas antisistema. ¿Cómo hacía el peronismo cordobés, gobierno desde hace 22 años y con un mandatario cursando su tercer período para proyectar una imagen libre de responsabilidades sobre las situaciones presentes? ¿Cómo se separaba a Schiaretti de los números de la pobreza, la inflación, el manejo de la pandemia, la crisis económica y el desánimo generalizado? Pues bien, el cordobesismo echó mano a su receta histórica y la profundizó. 

Schiaretti profundizó su rol opositor

El rol opositor de Schiaretti se profundizó desde lo discursivo y debió continuar expresándose desde los movimientos de gestión. Las principales autoridades provinciales dejaron de asistir a las mesas en que las decisiones nacionales se terminan de definir y la actitud de los representantes cordobeses para con las iniciativas impulsadas desde la gestión del Frente de Todos sólo obtuvieron críticas y “peros”. La última esquirla cayó esta semana, cuando ante el acuerdo por los controles del cumplimiento del programa de precios congelados, Córdoba dejó trascender que no sancionaría a ningún comerciante por estar fuera de una norma que, entienden, “no soluciona el problema de fondo”. 

Inaugurando su semana más feroz como punta de lanza de la campaña, Schiaretti dijo que “la vicepresidenta no dice que todos los subsidios se los lleva el Amba. Y a mí no me extraña porque, como presidenta, fue la que más discriminó a Córdoba y lo sufrimos los cordobeses”, aseguró el gobernador que, por primera vez, subió al ring directamente a Cristina Fernández de Kirchner

Esa estrategia claramente no está apuntada a seducir al electorado del Frente de Todos en Córdoba,  cuyo nivel de kirchnerismo en sangre es de los más concentrados en la historia electoral. Lo que busca el gobernador es captar al desencantado con la administración nacional y no fue a votar; a quienes optaron por expresiones opositoras en las primarias y se quedaron sin opciones cuando las boletas no alcanzaron el piso exigido por la Justicia Electoral; y lo más difícil de todo, ver si puede arrancarle algún voto a Juntos por el Cambio. 

En esa empresa final, el discurso anti-puerto encuentra su razón. Busca marcar las diferencias con los espacios cuyos máximos referentes están en Buenos Aires, porque “reciben indicaciones”, “Buenos Aires siempre se lleva la parte más grande la torta” y, entonces, “esos candidatos no van a defender Córdoba”. Enfocado en esa tarea, esta semana Schiaretti también le pegó  a Juntos por el Cambio. ¿Cómo? Les dijo que tenían la culpa de la vuelta de Cristina. “Como gobierno nacional fracasó tanto Cambiemos como el Frente de Todos. Los dos chocaron el país. El principal responsable que haya vuelto Cristina Kirchner al poder en Argentina es Cambiemos, por su fracaso económico”, dijo en Río Cuarto, uno de los enclaves centrales para definir la elección de noviembre.

Efecto boomerang

No es posible, aunque Schiaretti así lo intente, borrar con mentiras esta verdad histórica”, escribió Caserio en un hilo de Twitter en el que rememoró viejos elogios al Frente para la Victoria y enumeró obras e inversiones llevadas adelante por aquellas gestiones en Córdoba. Sus palabras deben sumarse a los “palos” que llegaron directamente desde las órbitas nacionales y que salieron a cruzar el discurso del Gobierno provincial respecto a los subsidios a la energía, que ocuparon plana central esta semana. También, allí, se evidencia un golpe de timón. 

Si bien en Hacemos por Córdoba aseguran estar logrando lo que querían, imponer su propia agenda, al Frente de Todos también se le acomodó un poco la campaña. Ahora, los candidatos se vieron obligados a hacer lo que una buena parte de la militancia más crítica al armado electoral les venía exigiendo desde el comienzo de la campaña: pegarle a Schiaretti con mayor firmeza y marcar las diferencias con el modelo cordobesista de gestión. 

Schiaretti no tiene cómo explicar el comportamiento de sus diputados durante estos dos años en los que votó leyes y dio quórum al Frente de Todos”, dijo Patricia Bullrich el lunes, en su paso por Río Cuarto, acusando el recibo del cambio de actitud provincial y devolviendo golpes.

El viernes pasado vino Horacio Rodríguez Larreta y decidió no confrontar con el gobernador. Es más, las filas internas del oficialismo reconocen la buena sintonía entre ambos. Los más arriesgados todavía se animan a pensar en que el porteño podría pensar en el cordobés para conformar una fórmula de unidad para el 2023. Con Schiaretti y su equipo diciendo las cosas que dice de “los porteños”, difícilmente haya proyección nacional posible. O al menos eso parece. 

Hoy llegará Mauricio Macri, alguien con quien Schiaretti siempre ha tenido una buena relación. ¿Qué opinará cuando le consulten por la referencia del “Gringo” a su “fracaso” como Presidente? En Juntos por el Cambio, de todos modos, no se preocupan demasiado por el de despliegue fuegos de artificio que los referentes nacionales puedan desplegar contra el gobierno provincial. Con el arsenal verbal de Juez y De Loredo, la que en la previa desde el Panal ya consideraban la peor fórmula posible para salir a competir, parece ser suficiente. 

 

 

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