Salinas Grandes, el increíble desierto blanco de la provincia

Ubicadas a 180 kilómetros de la ciudad de Córdoba, las salinas deslumbran con un paisaje poco habitual en la geografía de la provincia. Un destino que vale la pena conocer.

Turismo 22/10/2021 Vanina Boco
Atardecer en las Salinas Grandes de Córdoba
En esta amplia paleta de paisajes con los que cuenta Córdoba, el norte de la provincia atesora una joya única, que le aporta un nuevo atractivo a la oferta turística local.

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Especial para La Nueva Mañana

En esta amplia paleta de paisajes con los que cuenta Córdoba, el norte de la provincia atesora una joya única, que le aporta un nuevo atractivo a la oferta turística local.

A unos 180 kilómetros de la capital provincial, se encuentran las Salinas Grandes, una Reserva de Usos Múltiples que ocupa unas 240 mil hectáreas y comparte territorio con las provincias de La Rioja, Catamarca y Santiago del Estero.

Este vasto desierto blanco se formó por una falla tectónica que dejó expuesto el lecho de un antiguo fondo marino. Este fenómeno está asociado al origen de la Laguna Mar Chiquita, con la diferencia de que las Salinas no reciben afluentes de agua para formar un gran lago, por el contrario, hay un clima muy seco que hace que se evapore.

Actualmente, este salar es trabajado por la empresa Lisal que se dedica a la explotación de la sal desde el año 1987, y que se comercializaba anteriormente para la curtiembre y ahora para otras industrias. 

La actividad turística

Durante los últimos tiempos, las Salinas comenzaron a tomar un valor turístico debido a su difusión en los medios de comunicación que generó la llegada de grupos acompañados por guías y de particulares que se acercan para conocerlas. 

Lo mismo hice este fin de semana de la mano de Ando Experiencias, una empresa de ecoturismo que desde el 2009 se dedica a proponer experiencias turísticas en la provincia (cabalgatas, senderismo, trekking, cicloturismo, kayak) aptas para todo público. 

Los encargados de llevar adelante estas actividades son la profesora de Educación Física Andrea Apfelbaum y el guía profesional Nicolás Storaccio, quienes además son prestadores de turismo alternativo. “Tenemos un fuerte enfoque en el ecoturismo, esto nos lleva a tener en cuenta la sustentabilidad del destino, no solo en términos naturales, ambientales, sino también en cuanto a las personas, tanto los visitantes como quienes nos reciben en destino. Le damos mucho protagonismo a quienes nos reciben intentando que transmitan la voz de la cultura, la historia, del patrimonio de su pueblo”, cuenta Nicolás sobre su trabajo.

El turismo en las Salinas todavía no está tan desarrollado. En el lugar solo hay un hotel desde donde parten algunas excursiones, pero en general la afluencia de visitantes proviene de los grupos que llegan con guías desde otras localidades.

Durante las épocas secas del año llegan muchos grupos de turistas a conocer las Salinas
Durante las épocas secas del año llegan muchos grupos de turistas a conocer las Salinas.

Rumbo a las Salinas

Junto al equipo de Ando Experiencias y a otros turistas salimos después del mediodía rumbo al gran manto blanco, porque nuestro objetivo era disfrutar del atardecer y caminar bajo la luna llena. Una propuesta prometedora.

Para llegar nos dirigimos rumbo a la Ruta 9 Norte, luego tomamos la Ruta 60 y atravesamos las localidades de Deán Funes y Quilino, así arribamos a San José de las Salinas, el poblado que es portal de entrada a las Salinas.
Una apacible siesta de pueblo y un sol pleno nos recibieron, y esa tranquilidad solo se vio alterada por la llegada del tren de cargas que nos encontró justo en la vieja estación. 

Luego, realizamos los ocho kilómetros que separan al pueblo de las Salinas y una vez allí comenzamos a caminar para encontrarnos con la parte más pura de este gran paisaje.

La primera sensación que me invadió fue de inmensidad y aunque el entorno parecía una enorme panorámica donde todo estaba quieto, pronto esto se transformó y vimos cómo el suelo va mutando de colores y de texturas. En la parte más transitada, la superficie es marrón, casi no hay sal, pero al adentrarnos se sentía cómo crujían los terrones y hasta en algunos lugares la humedad formaba pequeños charcos. 

Andrea y Nicolás de Ando Experiencias
Andrea y Nicolás de Ando Experiencias.

Los vestigios del antiguo trabajo de extracción de sal se ven en los durmientes y en los rieles que facilitaban la carga y descarga de la producción. Hay incluso una estructura que todavía permanece erguida, aunque ahora sirve como escenografía para fotografías.  Nicolás nos contó sobre el origen de las Salinas, también de las actividades actuales, de la geografía que nos rodeaba, de la flora, la fauna. Una verdadera clase magistral que le aportó un plus a la experiencia, ya que no se trató solo de conocer el lugar y sacar fotos, sino de aprender para valorar este ambiente.

Atardecer soñado

Seguimos caminando y nos dispusimos a admirar el atardecer que le dio nuevos colores a todo el entorno y nos transmitió una sensación de paz, alegría y gratitud por poder vivir esta experiencia.

En la caminata de regreso, la luna llena fue ganando protagonismo y una especie de halo de luz lila hacía resplandecer aún más el salar. 

La actividad culminó con una cena bajo las estrellas, compartiendo impresiones con los compañeros de viaje y con la firme decisión de recomendar a todos que se regalen vivir esta experiencia.

Datos útiles:

Contacto de Ando Experiencias

 

 

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