“No podemos quedarnos de brazos cruzados: queremos hacer libros”

Armar la propia editorial, autopublicarse es una actividad que cada vez cobra más fuerza. Se descubren fortalezas y se enfrentan desafíos. En ese andar, se crea un oficio.

Ed Impresa 25/06/2021 Mauricio Micheloud
El desafío de autopublicarse
Armar la propia editorial, autopublicarse es una actividad que cada vez cobra más fuerza. Josefina Calvo; Ramiro Pros; Valeria Daveloza.

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Especial para La Nueva Mañana

EL DESAFÍO DE AUTOPUBLICARSE

Para meternos en el mundo de estos proyectos editoriales conversamos con Valeria Daveloza de Laberinto Ediciones, Ramiro Pros de Don Pezuña y Josefina Calvo.

Josefina Calvo tiene su propio proyecto editorial, radicado en Traslasierra, en el que publica libros ilustrados “en los cuales el texto, la imagen y el diseño tienen igual relevancia. Tienen detalles de terminación a mano e incorporan como relato la realización del libro”. 

Cuenta que comenzó a autopublicar sus obras “porque me resultaba muy difícil acceder a mostrar mi trabajo a las editoriales. La primera experiencia de autopublicación que hice me permitió financiar la impresión de un segundo proyecto de libro, y así sucesivamente. En principio elegí esta forma porque no tenía otras opciones. Después fui descubriendo que era una posibilidad de enriquecer mi trabajo de hacedora de libros. El tener que resolver todas las fases de la realización me dio la posibilidad de profundizar en el concepto de libro como objeto artístico que propone una experiencia sensible”.

Uno de sus libros “Trino” recibió en 2020 el premio Burnichon al mejor libro editado en Córdoba, siendo el primer proyecto autopublicado en recibirlo. Este logro implicó superar los desafíos que implica tomar las riendas de la autopublicación: “Mi formación está vinculada con la literatura y la ilustración, para autopublicarme necesité adquirir otras herramientas, incorporar nociones de diseño, aprender qué aspectos son importantes para decidir dónde imprimir, y destinar tiempo a la difusión, distribución y venta de los libros. Cada proyecto nuevo implica siempre tener que investigar e incorporar nuevas herramientas”.

Por otro lado Ramiro Pros, dueño de su propio sello editorial “Don Pezuña”, con el que lleva más de 10 años publicando sus obras, cuenta: “Soy autor por algún motivo que sería complicado resumir, pero soy editor como una consecuencia de lo anterior. Las circunstancias me la presentaron como la mejor opción. Una particularidad es que soy además el fabricante material de los libros”.

Editar las propias obras requiere competencias que se van adquiriendo con la práctica y permiten poder tomar las riendas del proceso de publicación como autor/editor: “Cuando se acumulan varios títulos puede existir la necesidad de tenerlos a todos juntos, y no uno en cada editorial o tampoco elegir uno por sobre el resto o tener la mayoría agotada. El extremo de control que un autor puede tener sobre su obra pasada y futura es siendo el editor. Esto va desde el contenido de los libros, hasta cada detalle de las ediciones, y por supuesto las reediciones: poder hacer tiradas pequeñas a medida que se agota cada título. Si funciona, el beneficio económico también es notable. Y luego, habría que entender que una cosa no quita a la otra, no son excluyentes” y agrega: “Uno de los desafíos a destacar es el de la distribución, que nunca podrá competir con las editoriales grandes. Para esto lo mejor es armar vínculos, redes, colectivos, pequeñas organizaciones que impulsen en conjunto. Luego hay desafíos de difusión, que son sorteables, y de prejuicios, que son entendibles y solo queda confiar en hacer buenas obras”.

“Laberinto es una editorial que aboga por la bibliodiversidad” nos dice Valeria Daveloza que acaba de fundar su nuevo sello editorial, sobre el que nos comenta que: “La literatura gráfica, por ejemplo, fue durante mucho tiempo dejada al margen. Y es, en esas zonas de fisura, que es necesario contar con proyectos editoriales y con mediadores que hagan lo que al mercado no le interesa hacer. En general, hay una idea romantizada sobre lxs escritorxs y cómo llegan a publicar. El deseo de Laberinto es desacralizar ese aura y demostrar que si la historia es buena, se merece un lugar en el espacio literario”.

Sobre la decisión de autopublicarse nos cuenta: “Nos gusta pensar esta dinámica como un modo de aprender y crecer: Conversás con los autores, tomás decisiones conjuntas, te implicás en el proceso de crear algo nuevo. Y en ese diálogo armás redes de lectura: conocés gente que hace cosas muy interesantes. Córdoba tiene un seleccionado de editoriales que van haciendo su camino con decisiones muy, pero muy potentes; no solo en el plano estético, sino como proyecto integral. Eso es un capital cultural y simbólico que no deberíamos dejar de lado. Y sería muy bueno que los talentos que hay en esta ciudad  (escritorxs, dibujantes, ilustradorxs) sepan que hay editoriales con ganas de publicar objetos de calidad (no solo libros en el sentido más clásico del término)”.

Uno de los desafíos que considera más importantes es el tiempo: “Un proyecto editorial es antes que nada un deseo. Pero además del deseo, tenés que vivir, pagar las cuentas y hacer lo que hacemos los simples mortales. Es total y completamente posible llevar adelante un proyecto editorial mientras hacés mil otras cosas para vivir. Pero eso implica dilatar el deseo, no darle todo el tiempo que querrías, poner en pausa las ganas. Hay una cuestión de base que tiene que ver con las políticas públicas sobre la cultura en general. Con este contexto pandémico se puso más que nunca en evidencia que hay que sentarse a discutir de qué viven los creadores de cultura. Pero mientras tanto, mientras empujamos porque esa discusión se dé, no podemos quedarnos de brazos cruzados: queremos hacer libros. La otra cuestión es la necesidad del diálogo. ¿Podrías autoeditarte sin conversar con nadie? Seguro, pero el resultado sería siempre más pobre. Ser editora y autora te pone en jaque: tu idea puede ser buena, pero tenés que desconfiar de vos. Pensar con otrxs, charlar, discutir, mirar las cosas desde otro lado, hace que tu idea crezca y mejore”.


Don Pezuña
Salieron dos nuevos libros en febrero: “Cancionero de hoguera y tornillo” y “Poemario hexagonal”. Y están por presentar dos más: “Escenas palpables” y “Bi chin”.
Los siguientes libros en preparación se llaman “Cucharadas” y “Problemas de la poesía. Con esto llega a los 20 títulos y sigue trabajando en reediciones.

Laberinto
Laberinto nació de la mano de “Perra”, un cómic ilustrado por Joel Ojeda y también están terminando “Perturbaciones Vol. I”.  Abren la colección Periferia con un libro de Virginia Woolf con traducción de Candela Gencarelli e Ilustraciones de Georgina Ravasi. Además van a participar del III Encuentro Latinoamericano del libro, la edición y la lectura (Colombia).

Josefina Calvo
El último libro publicado es “Coplas de mujer pájaro”, poemario en el que le da voz a la Mujer pájaro (ser mítico y actual en las historias del Valle de Traslasierra). Actualmente está trabajando en las ilustraciones para una versión muy libre de un cuento tradicional.

 

 

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