Dudas y certezas en una realidad heterogénea

La actividad económica se recupera de la mano de la industria que representa el 19% del PBI y trabaja por encima del 2019. El consumo masivo continúa deprimido con salarios derruidos por la inflación.

Ed Impresa 28/05/2021 Facundo Piai
Automotriz © NA
Los más optimistas ponen el acento en el crecimiento de no pocos sectores de la industria manufacturera para señalar la expansión de la economía. Foto: NA.

chapa_ed_impresa_01  

Especial para La Nueva Mañana

La información disponible sobre la evolución de las diferentes áreas de la economía evidencia realidades tan diversas como heterogéneas. Frente a esto, los más optimistas ponen el acento en el crecimiento de no pocos sectores de la industria manufacturera para señalar la expansión de la economía. Mientras que quienes miran con reprobación al ciclo económico señalan la retracción del consumo y de no pocos servicios para justificar que el camino trazado por el gobierno es errado. De cualquier manera, está fuera de discusión que este año habrá efecto rebote, teniendo en cuenta la magnitud de la contracción sufrida en 2020. Asimismo, luego de tres años recesivos las cuentas concluirán diciembre con números positivos. Resta saber cuánto recuperará el PBI este 2021 de los 10 puntos que perdió el año pasado y qué efectos tendrá en el empleo.

Salarios débiles, consumo a la baja

Información publicada recientemente por Indec muestra que actores claves de la actividad comercial continúan con performance negativa. Se trata de los supermercados, que explican alrededor del 70% de los alimentos y bebidas consumidas por las familias, y acumularon en el primer trimestre una merma de 3,8% en comparación con el acumulado a marzo del 2020. Vale recordar que en aquel mes del año pasado hubo un recalentamiento del consumo motorizado por el advenimiento de la pandemia  y las medidas de aislamiento. Por otro lado, en lo que respecta a los trabajadores del sector, el informe oficial muestra una contracción de 1,5% en un año. Un porcentaje que pudo haber sido mayor de no ser por las medidas de salvataje aplicadas para contener el empleo.

Las consultoras que se encargan de medir el consumo masivo son remisas a pensar que este año el consumo recupere terreno perdido. La mayoría de ellas proyecta un 2021 atrapado en la tendencia que viene arrastrando el consumo en el último tiempo. No obstante, a juzgar por el comportamiento expansivo del consumo en los años electorales, podríamos pensar que este no sería la excepción. En los años impares, el congelamiento del tipo de cambio suele oficiar como ancla inflacionaria, mientras que el aumento de la construcción de la mano de la obra pública genera un efecto dinamizador en la economía. Por lo pronto, esto no se está advirtiendo con intensidad en el día a día de la economía. Más bien, inflación alta y salarios atrasados son una combinación que atenta contra la expansión de la demanda. Sin embargo, es de esperar una recuperación en este rubro, conforme nos acerquemos a la agenda electoral.

Menos trabajadores, menos salarios y más producción

Precisamente, el atraso de los salarios que oficia de lastre para el consumo masivo, explica, en gran parte, la acelerada recuperación de la industria. La producción fabril acumula cinco meses consecutivos de crecimiento interanual, habiendo expandido su actividad en marzo 28,9 puntos en relación al mismo mes del 2020. Si bien la base de comparación es distorsiva, puesto que a mediados de marzo del año pasado la actividad se apagó por la cuarentena, el informe expone una franca recuperación. En sintonía con las estadísticas oficiales, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) concluye que en abril también hubo expansión de la actividad industrial. Así, la actividad fabril habría dado un salto interanual de 60% en abril, acumulando un crecimiento de 20 puntos en relación al registrado durante el primer cuatrimestre del año pasado. 

Al analizar esta expansión, no podemos dejar de lado el efecto de la baratura de la mano de obra. Argentina pasó de tener el mayor salario mínimo medido en dólares de la Región, a ocupar los últimos lugares del ranking regional, en pocos años. A modo de ejemplo, en diciembre del 2015 el ingreso promedio de los trabajadores argentinos rondaba en torno a mil dólares; hoy, al tipo de cambio oficial, el salario promedio vale menos de la mitad que hace cinco años atrás. En efecto, lo que es una desgracia para quienes perciben ingresos fijos, significa un estímulo para los sectores que tienen dolarizados sus ingresos y perciben los salarios como un costo para producir. En efecto, en el informe de FIEL, la industria automotriz lidera el crecimiento durante el primer cuatrimestre con una expansión interanual de 81%. Otros sectores con buena performance en el primer cuarto del año son: minerales no metálicos, la metalmecánica, despachos de cigarrillos y la producción siderúrgica.

También podemos atribuirle al mismo factor la expansión de la importación de bienes de capital durante el primer cuatrimestre. De acuerdo a un estudio de la Universidad Nacional de Avellaneda, las compras al exterior crecieron un 37%, motorizadas principalmente por la adquisición de maquinarias y repuestos. Así las cosas, en los primeros meses del año la actividad económica se expandió 2,4%, de acuerdo a relevamientos del Indec. No obstante, si cruzamos estos datos con los del Ministerio de Trabajo no vemos una correspondencia. Es decir, la aceleración de la actividad no genera aún efectos positivos en el empleo registrado. Contrariamente, a febrero del 2021 se registran 2,6% empleos formales menos que hace un año atrás. Inclusive, actividades que han mostrado un nivel de actividad superior al que registraban antes de la pandemia no mejoraron su oferta de empleo. Por caso, los trabajadores agrícolo-ganaderos se redujeron un 1%, en relación a febrero del 2020, justo cuando la cosecha 2020/2021 adquiere valores récord.

Por otra parte, el rubro hotelero y gastronómico, acechado por la pandemia, sigue sin conseguir oxígeno y acumula 13 meses negativos consecutivos. En efecto, los asalariados registrados vinculados a este rubro se redujeron un 20% en un año, siendo el sector más afectado por la coronacrisis. En Córdoba, la crisis del servicio hotelero genera particular preocupación, puesto que el 9% del total de empleo provincial está relacionado al turismo (según relevamientos del 2014). Mientras que las actividades vinculadas al turismo explican alrededor del 5% del PBI geográfico de Córdoba. 

Así las cosas, es de esperar un amesetamiento de la actividad fabril en el mes de mayo, consecuencia de las restricciones a la circulación. De igual manera, la magnitud de la segunda ola es uno de los factores claves en la recuperación de la economía. Asimismo, la efectividad de la campaña de vacunación también incidirá en el devenir de la economía; puesto que a mayor inmunización, más certidumbres elementales. La batalla, por lo pronto fallida, frente a la inflación es otro aspecto que determinará la recuperación económica. Frente a esto cabe preguntarse qué instrumentará el Gobierno para desacoplar el precio internacional alcista de los alimentos de la mesa de los argentinos. 

De cualquier manera, la pregunta del millón continúa siendo ¿cuán posible es tener una recuperación robusta si la demanda no se recompone en una economía erigida estructuralmente sobre su mercado interno, en donde el consumo representa más del 70% del PBI?

 

 

LNM - Edición Impresa

Seguí el desarrollo de esta noticia y otras más 
en la edición impresa de La Nueva Mañana
 
Todos los viernes en tu kiosco ]


Últimas noticias
Lo más visto