La segunda ola: vacunas, crisis económica y la restricción imposible

Con el mundo como espejo, Argentina sabe que pudo sortear el 2020 sin que el sistema haya colapsado. Cómo combinar la política sanitaria con la necesidad de sostener la reactivación económica.

Ed Impresa 05/04/2021 César Martín Pucheta César Martín Pucheta
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El último reporte epidemiológico de la Provincia cuenta que el 58% de los contactos estrechos se contagian dentro del hogar. Foto: prensa Gobierno de Córdoba.

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La tan anticipada segunda ola se instaló en la Argentina de modo definitivo a finales de este mes de marzo y empezó a hacer tambalear las seguridades respecto a la política sanitaria que se sostenían en base a datos y proyecciones tanto a nivel nacional como en los territorios provinciales. El diagnóstico certero fue brindado por el Presidente de la Nación en su mensaje del 19 de marzo. Allí, Alberto Fernández advirtió sobre la inminencia de nuevos brotes de contagios que se sumaban al retraso en la entrega de vacunas y a las nuevas variantes del virus que llegaban desde el exterior. Una quincena más tarde, el propio Presidente se encuentra aislado luego de contagiarse sin tener "la menor idea" cómo. 

Más allá del sector de la tribuna que exige nuevas restricciones, a la enumeración hay que sumar la aguda crisis económica que vive el país heredada en parte de la anterior gestión, profundizada por la pandemia y la caída de las economías a nivel global.

Teniendo en cuenta esos elementos, la Argentina avanzó en las últimas semanas en mayores restricciones en las fronteras, en el reiterado pedido de respeto a los protocolos y en limitaciones en algunos sectores de la actividad general.

Qué pasa en Córdoba

Hace exactamente un año, la portada de La Nueva Mañana se preguntaba cómo haría la Provincia de Córdoba para enfrentar la suba de casos que, por entonces, auguraba un pico de contagios que iba a llegar meses más tarde. En aquel momento, la administración Schiaretti afirmaba que el sistema estaba preparado y confiaba en un sistema que apenas contaba con 489 camas críticas en todo el territorio.

Si bien las opiniones respecto a la administración de la pandemia a nivel provincial son tan disímiles como, en algunos casos, extremas; lo cierto es que aquellas previsiones resultan erradas a la luz de las gestiones posteriores. Aunque es cierto que el sistema de salud no colapsó a nivel macro, Córdoba llegó a tener más del 80% de las camas ocupadas y en algunas regiones del interior las camas no alcanzaron, los hospitales se llenaron y los traslados empezaron a ser los protagonistas de los momentos más angustiantes del 2020.

Con el apoyo de la administración nacional como pata fundamental del proceso de fortalecimiento del sistema sanitario y con la creación de programas específicos que a tal fin generó el propio Gobierno provincial, la realidad actual parece estar un poco más acomodada. Córdoba llega a contar con una ocupación de camas que no llega al 20% de las casi 3.700 camas críticas de las que dispone en el sistema. Ese número es el que las autoridades miran y analizan a la hora de direccionar la toma de decisiones.

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Los espacios sociales que se identifican como aquellos en los que los cuidados más se relajan: Escuelas, bares y fiestas clandestinas son ámbitos que preocupan cada vez más. (Foto: Gentileza)

El último reporte epidemiológico de la Provincia mantiene la curva ascendente de los indicadores más importantes a la hora de analizar el estado de situación. Entre otras cosas, allí se cuenta que el 58% de los contactos estrechos se contagian dentro del hogar, el 30% en reuniones sociales y el 12% en el ámbito laboral. De la totalidad de los contagios entre personas no convivientes en Córdoba, el 50% de los tienen entre 20 y 39 años, un número que preocupa y que vuelve a poner el ojo en los encuentros por fuera de los protocolos sanitarios. Esa razón es la que justifica las restricciones a la circulación nocturna que empezaron a establecerse a mediados de la semana pasada en algunas localidades del interior y que hizo que el propio gobernador se comunicara con jefes comunales para instarlos a multiplicar los esfuerzos para fortalecer los cuidados. Hay allí una diferencia marcada respecto a la estrategia del Gobierno nacional. Mientras los ministros nacionales y el propio Presidente le hablan directamente a la población en pos de fomentar comportamientos responsables, el gobernador elige resguardarse en su contacto con los responsables locales, los decisores últimos a la hora de la toma de decisiones.

En ese sentido, otro de los conceptos que se fue fortaleciendo con el devenir de la pandemia y con el que se insiste en el último tiempo tiene que ver con el empoderamiento de los gobiernos locales a la hora de tomar decisiones. “Es lógico que los intendentes tengan la potestad para establecer restricciones y medidas concretas sobre el territorio. Si hay un brote de casos en una localidad del norte, por qué habría que tomar medidas en toda la provincia”, justificó un jefe comunal la semana pasada luego de la reunión de la mesa de seguimiento sanitario que funciona en el marco de la Mesa Provincia - Municipios.

Las vacunas y la estrategia focalizada

La semana pasada Argentina pudo destrabar, en parte, el problema que representa el retraso en la llegada de vacunas y se lograron reactivar los vuelos que trajeron vacunas desde Rusia y China. También llegaron las primeras dosis de AstraZeneca prometidas al país a través del programa Covax. Así, el sistema logró hacerse con el insumo básico para fortalecer el Plan Nacional que tiene como principal objetivo inmunizar al personal estratégico y a la población en riesgo, conformada centralmente por mayores de 60 años.

Con más de 7 millones de dosis que ya llegaron al país, el Gobierno espera sostener el ritmo de vacunación y llegar al invierno con la población más expuesta habiendo recibido al menos la primera dosis. El principal riesgo vuelve a aparecer en la mutación del virus y el mundo hiperconectado. Cómo hacer para garantizar que el ingreso de las nuevas variables desde otros países no atenten contra la estrategia sanitaria, es otro de los grandes desafíos de cara a los nuevos brotes.  

En los momentos en que el Indec daba cuenta de los números de la pobreza en el país a finales del 2020, Daniel Arroyo reiteró la postura del Gobierno respecto a las posibilidades de volver a las experiencias de cuarentenas estrictas.

“La Fase 1 y el parate de la actividad tuvo que ver con la estrategia de ganar tiempo y comprar los respiradores y equipar los hospitales. La lógica este año es de cierre focalizado. Si hay una fábrica en la que se identifican contagios, se cierra la fábrica y no el sector productivo”, dijo el ministro de Desarrollo Social sumándose a los señalamientos que ya habían hecho otros integrantes del Gabinete como Nicolás Trotta (Educación), Claudio Moroni (Trabajo), Martín Guzmán (Economía) y hasta la propia ministra de Salud, Carla Vizzotti. “No es en una fábrica, no es en un aula tampoco, donde se dan los contagios. Nosotros sabemos que las actividades productivas con protocolos no son fuentes de contagios”, afirmó la semana pasada, cuando se registraban los números diarios más altos desde octubre del 2020.

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En una semana, las autoridades tendrán los datos necesarios para analizar si los protocolos durante el fin de semana de las Pascuas funcionaron de modo correcto. 

Esa es la estrategia que se aplica desde noviembre del año pasado en todo el país y no hay perspectivas de que la situación vaya a modificarse. Claro que en el medio hay datos preocupantes, como el crecimiento de casos entre niños y adolescentes y las evidentes faltas de control en los espacios sociales que se identifican como aquellos en los que los cuidados más se relajan. Escuelas, bares y fiestas clandestinas son ámbitos que preocupan cada vez más.

En una semana, las autoridades tendrán los datos necesarios para analizar si los protocolos durante el fin de semana de las pascuas funcionaron de modo correcto. El propio Matías Lammens dijo que el Gobierno estaba dispuesto a analizar nuevas medidas si los números negativos se profundizaban.

Las horas críticas

Con Brasil inmerso en una tragedia sanitaria; Paraguay, Perú, Uruguay y Chile con sus sistemas de salud colapsados y avanzando en medidas restrictivas cada vez más duras; Bolivia y Argentina aparecen como los dos territorios sudamericanos en los que la situación podría no desbocarse si las medidas son correctas.
Argentina sabe que las acertadas medidas de apoyo económico (IFE, Repro, ATP, congelamiento de alquileres, prohibición de desalojos, entre otros) durante el 2020 no podrán sostenerse en el 2021. Pero los datos y las proyecciones también indican que aquellas medidas permitieron construir un sistema sanitario más sólido de cara a la etapa que se avecina.

Hay una vieja frase que dice que el hombre es bueno, pero si se lo vigila es mejor. El Gobierno podría profundizar los controles en las próximas horas y establecer nuevas restricciones, pero parte de una sentencia trágica: no se puede controlar todo, todo el tiempo. Lo dicen los especialistas y lo certifica el camino transcurrido. El cuidado individual, que deviene en cuidado colectivo, aparece otra vez como una de necesidades más urgentes para evitar la hecatombe.

 

   

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