Año nuevo, problemas viejos

La primera semana del nuevo año evidencia que persisten muchos de los problemas económicos de antaño. Por caso, las subas de precios aún no encontraron un techo y continúan su marcha alcista, afectando principalmente a los alimentos.

Ed Impresa 08/01/2021 Facundo Piai
Góndola supermercado by NA
(NA)

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Especial para La Nueva Mañana

Como vimos en anteriores entregas, la inflación tomó velocidad en el último tercio del año, alcanzando en octubre 3,8%, siendo así la suba mensual más alta. A todo esto, el 2020 cerrará con aumentos en torno al 34% anual. Es decir, por debajo de los 53 puntos de inflación del 2019 y abajo del 40% en que promediaron las subas en cada uno de los años de gestión de la alianza Cambiemos. No obstante, la escalada de los precios en el primer año de gestión de Alberto Fernández es preocupante si tenemos en cuenta la recesión económica de magnitud, más el congelamiento de tarifas y otros precios de referencia, que suelen ser un ancla para la inflación. 

Si bien aún no hay datos oficiales, todo indica que en enero los precios continuarán la senda que transitaron en diciembre, caracterizado por fuertes subas en alimentos, principalmente. De acuerdo a publicaciones recientes de la Asociación Consumidores Libres, los incrementos de los comestibles superaron los 6 puntos porcentuales,  lo que transforma a diciembre en el mes de mayor suba de alimentos de los últimos 27 meses. Si bien el relevamiento de la entidad se basa únicamente en bienes comercializados en la Ciudad de Buenos Aires, refleja una tendencia presente con mayor o menor intensidad en el resto de las provincias del país.

Mientras tanto, en la Ciudad de Córdoba, a partir de las 0 horas del 1 de enero ya hubo aumentos. Se trata de incrementos en el transporte público cuyo boleto  pasó de un valor de $31,90 a $43. A estos aumentos en el transporte urbano de 34,8% le siguen ajustes del boleto de los interurbanos que será alrededor del 23%. Este año, las tarifas de los servicios también se actualizarán, queda por ver qué esquema se darán desde el Gobierno nacional y las administraciones provinciales para abandonar el sistema de regulación de tarifas vigente el año pasado en lo que respecta a electricidad y gas. Por su parte, el servicio de agua ya comenzó enero con ajustes del 24% y se espera en marzo una nueva suba en torno a ocho puntos. 

Paro Campo
Las lupas están puestas en el primer trimestre del año y en cómo resuelve el conflicto con parte del agro. 

A todo esto hay que añadirle los reiterados aumentos de los combustibles que repercuten en la estructura de costos de muchos sectores de la economía. Es sabido que en el Gobierno hay tensiones en torno a la suba de un bien típicamente inelástico y estratégico en un año electoral. Están quienes señalan que estas subas repercutirán fuertemente en los precios de la economía y dificultarán la recuperación de la actividad económica, poniendo en riesgo la performance electoral del oficialismo. Mientras que otros advierten que sin precios actualizados no habrá inversiones en el sector hidrocarburífero, y sin inversiones cae el volumen de combustible producido por las refinerías lo cual lleva a aumentar la importación de combustibles, con todo lo que ello implica en este contexto; reducción del superávit comercial y escasez de divisas. Lo cual significa: fragilidad del Banco Central para enfrentar eventuales corridas. 

De lo anterior se desprende que a menor superávit comercial, mayor peligro de eventuales devaluaciones que terminan por repercutir en los precios internos. En este mismo sentido, si bien el tipo de cambio goza de cierta tranquilidad a partir de fines de octubre, en la medida en que el Central no acumule reservas y la brecha cambiaria no se reduzca aún más, el valor del dólar seguirá siendo inestable. En ese sentido, durante los primeros meses del corriente año el Gobierno tiene la difícil tarea de mantener el tipo de cambio competitivo, evitando una devaluación fuerte del peso en un contexto en el que cae la demanda de pesos propia de fin de año (las empresas ya no tienen la necesidad de mantenerse líquidas para afrontar aguinaldos). Ergo, en esta época suele encenderse la demanda de dólares y en condiciones normales la temporada de alta liquidación del agro suele ser a partir de abril, por tanto todas las lupas están puestas en el primer trimestre del año y en cómo resuelve el conflicto con parte del agro. 

La inflación, “el talón de Aquiles” de la recuperación económica

Al ser consultado por La Nueva Mañana sobre el escenario económico actual, el economista José María Rinaldi expresó que “la inflación sigue siendo el gran talón de Aquiles para la política económica”. Desde el Gobierno aspiran al “rebote instantáneo”, y este requiere de certidumbre para poder consolidarse, la cual se ve afectada por la crisis sanitaria y la disparada de precios, advierte el docente universitario, quien también sostiene que la política económica debe asentarse “sobre los mismos ejes” en que se erigió en el “2003 para salir de la crisis”. Para lo cual se requiere “un tipo de cambio alto”, como el actual que se mantiene con “devaluaciones sigilosas”; el segundo eje es un “canje exitoso” que libera recursos fiscales para el gasto social, importante para activar el mercado interno, y el tercero es la “recuperación del  poder adquisitivo de los sectores de ingresos fijos” (asalariados, monotributistas, jubilados, etc.).

Para el consultor económico, el Gobierno debe resolver la dificultad del “síndrome de la frazada corta”, puesto que el tipo de cambio competitivo se logra de mano de microdevaluaciones que repercuten en los precios, y el proceso inflacionario carcome la recuperación de los salarios, por lo tanto “estos son inconvenientes que van a condicionar la recuperación económica, que no es tan claro que vaya darse de modo exponencial”, reflexionó Rinaldi. Consecuentemente, “si se relajan con el esquema regulatorio en una estructura económica totalmente monopolizada y cartelizada”, los aumentos dificultarán el efecto rebote. El consultor remarcó que, pese al lobby del poder económico, “es necesario que el Gobierno tome medidas firmes en cuanto a los mecanismos regulatorios y las retenciones a las materias primas para no trasladar el aumento de los precios internacionales a las góndolas”. 

En conclusión, todo indica que los buenos augurios deseados en el brindis del 31 tendrán que sortear un 2021 que también se presenta adverso. 

 

 

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