Villegas: “Encontrarnos con diversos públicos, escuchar, aprender de ellos”

“El burro de los 7 chicos” es una obra de teatro que transcurre en un colectivo y lleva a sus pasajeros en un viaje por los relatos históricos del Abrojal y Pueblo Nuevo.

Ed Impresa 08/11/2019 Barbi Couto
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La obra es un viaje por la historia del Abrojal y Pueblo Nuevo, plena de personajes inclasificables. foto: gentileza

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Especial para La Nueva Mañana

El encuentro inicia en Plaza San Martín, frente a la Catedral. Allí el público subirá en un colectivo e iniciará un viaje atípico que paseará por los barrios Güemes, Observatorio y Bella Vista, con paradas en el Observatorio Astronómico de Córdoba y en Centro Cultural Casa de Pepino.

La obra de teatro, creada y dirigida por el director de teatro, docente y dramaturgo Jorge Villegas, es un viaje por la historia del Abrojal y Pueblo Nuevo, plena de personajes inclasificables, santos nuevos y apariciones, duelos criollos y humor.

El espectáculo,  teatralizado por un grupo heterogéneo de artistas, “está pensado como una puesta ágil, más dinámica y entretenida, y que me permitía convocar a artistas de variedades que tienen en ese tipo de trámites mucha gimnasia”, explica Villegas, “al no estar en una sala y como todo está moviéndose las sorpresas que van a suceder serán divertidas y sorprendentes, serán funciones únicas”.

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Jorge Villegas, dramaturgo y director


-Además de los relatos más conocidos como el de la Ramonita o la Pelada de la Cañada, la obra hace referencia a muchos otros personajes de la zona. ¿Cómo fue la recopilación de las historias? 

Al primer vecino que le escuché contar las historias del Abrojal fue, hace como treinta años atrás, al profesor Aldo Guzmán, quien fuera profesor en Comunicación Social en la UNC y padre de amigos míos. El nos ilustraba acerca de las andanzas de variados fantasmas abrojaleros, gallinas gigantes, carretas fantasmas, chanchos negros que se cruzaban en tu camino y te mangueaban un trago de ginebra para dejarte pasar, bultitos pequeños que lloraban mientras te amedrentaban mostrándote su calva cabellera y por supuesto duelos de puñales. Personajes emblemáticos de una barriada orillera que había nacido aproximadamente allá por comienzos del siglo 19, juntándose negros afro descendientes, criollos cruzados con mulatos y con zambos, y también inmigrantes caídos en desgracia. Por supuesto, fueron fundando a puro puñal, reñidero y tangos un pueblo que hasta tuvo su canonización popular propia: la Ramonita Moreno. Luego vinieron otros relatores, mis propias lecturas -Azor Grimaut, Bischoff-, lecturas de diarios de época y conversaciones varias. Así nació “El Burro de los Siete Chicos”, un viaje teatralizado al mundo del Abrojal en ochenta relatos. 

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-¿Por qué elegiste la historia de ‘El burro de los 7 chicos’ para nombrar a la obra?

Es el menos conocido de los fantasmas del arrabal y a mí me atrajo sobremanera. Era un fantasma inofensivo. Aparecía siempre sobre los altos yuyos que bordeaban el agua de la acequia que estaba en la actual traza de la vereda que da a la calle Duarte Quirós del colegio Santo Tomás. Aparecía obviamente amparado por la oscuridad, flotando sobre los yuyos y se trataba de un burro color zaino que llevaba a siete niñitos empalados, desnuditos, como angelitos. Uno debía rezar una plegaria, un Ave María, por ejemplo, y el burro explotaba sin hacer ruido. El fantasmita, que era un alma en pena, había juntado una oración más y nosotros podíamos seguir nuestro camino.   

-Si bien la obra es sobre el colectivo, también hay una parada en el Observatorio. ¿Por qué? 

El Observatorio es clave en la historia del Abrojal, pensemos que en 1871 se inauguró con Sarmiento allí y también Benjamín Gould, el director americano de la entidad científica que estudió el cielo austral y verificó 7000 estrellas, sí, 7000. Los científicos miraban el universo y los abrojaleros entre reñideros y puñales, contaban su versión del mundo en poemas y tangos. Y crearon un humor único e inconmensurable. Hay allí una unión entre ciencia y orilla única, bestial, identitaria.

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-¿Qué personajes se caracterizan en la obra?

El “Cabeza Colorada”, cantor de tangos y humorista emblemático, vivió entre el final del siglo 18 y murió en el 37, en la total miseria; Gould, el director del Observatorio, El “Rubio“ Ruiz y el “Grandote” Ramón Miranda, dos tauras que se baten en un duelo a muerte a comienzos del 900, y los fantasmas mencionados y muchos poemas y tangos.  

-La obra ya tuvo su primera puesta en escena, ¿cómo fue la experiencia?

Buenísima, el público está muy vivo durante el paseo, muchos escuchan estas historias apenas oídas en algún momento de sus vidas, ahora completas, haciendo un tour por su propia ciudad, algo así como ser turista en tu propio barrio. Descubriendo y admirando la historia popular, escrutando el origen de mitos aún vigentes hoy, apodos, cuentos, y tomando en cuenta el valor del relato como parte de “lo humano”. Entendiendo también al capitalismo que se expresa en Güemes y Observatorio con el argumento del “progreso” como algo engañoso en la medida en que trata a la ciudad como ladrillos carentes de historia. De allí que el “paren de demoler” de los vecinos alberdianos es un despertador, una alarma para despertar y defender muros y “cultura viviente”.

Se pueden hacer varias lecturas detrás de una obra que apela a los modos contemporáneos de actuación y que se define lejos del relato ‘costumbrista’. La recuperación de la memoria local, de sus personajes y su historia, sus leyendas y fantasmas; el reconocimiento de los orígenes del humor cordobés; la invitación a contrastar la zona Güemes / Observatorio / Bella Vista actual con la otrora zona villera que aún late en la identidad actual de la ciudad. Ante la pregunta de cuáles son sus expectativas para la obra, Jorge Villegas cierra: “La expectativa es hacer funciones, muchas, encontrarnos con diversos públicos, escuchar, aprender de ellos. Es como arrojar una botella con un mensaje al mar, es así, pero siempre creo que la botella va a ser encontrada. Leída y contestada”.


 

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El espectáculo, que ha sido declarado “de interés cultural por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba” y “de interés legislativo por la Legislatura de la Provincia de Córdoba” entre  otras distinciones, invita a realizar un recorrido físico e histórico del Abrojal y Pueblo Nuevo.

Las funciones son los sábados de noviembre a las 19h con salida desde la Plaza San Martín (frente a la Catedral). Las entradas generales tienen un valor de $500, que incluye una degustación en Pugliese de Barrio Güemes. Pueden conseguirse en la Tienda Creativa de la Ciudad (Independencia 33, Cabildo Histórico), reservarse en la Fanpage @elburrodelos7chicos o en la web:  https://teatrotourscordoba.com.ar/

Dramaturgia y Dirección: Jorge Villegas
En escena: Alicia Vissani, Maximiliano Sosaya, Fernando Gil, 
Christian Bottiglieri, Ramiro Pros, Boris Sojak.
Producción ejecutiva: Franco Morán
Asistencia de producción: Doblèka Producciones
Diseño de Vestuario: Ariel Merlo
Realización de Vestuario: Juan Carlos Nieva
Diseño Gráfico: Rodrigo Vega
Fotografía: Carola Murúa

 

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