Su nombre -también- es Eva Duarte

El fin de semana pasado estrenó una obra en Córdoba que es un acto de liberación. La Nueva Mañana conversó con la actriz y la directora de la obra, Eva Bianco.

Ed Impresa 05/10/2019 Eli Rodríguez
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La actriz Eva Duarte que se hace llamar Eva Bianco y Eva Duarte la popular, están ambas presas de su nombre. Foto: gentileza

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Especial para La Nueva Mañana

En el inconsciente colectivo Eva Duarte hay una sola, pero no es así. Seguramente hay muchas más además de la que todos conocemos, de la Eva de todos, de la Eva del pueblo.

En Córdoba, precisamente en Ameghino Sur, existe una Eva Duarte que eligió vivir con otro nombre: Eva Bianco. Hoy es una reconocida actriz del cine y el teatro local y nacional, y elige recuperar su verdadero nombre ante las luces y el público en una obra de teatro, despojándose de todo prejuicio, como desnudándose para apropiarse de quién es realmente. Ese acto la lleva a recorrer la historia de la muerte de Evita a través de los testimonios de su entorno más cercano.

“Tomé el apellido de mi madre cuando estudiaba periodismo, y lo mantuve cuando empecé teatro, me gustaba llamarme Eva Bianco. Sin dudas, ahora mirándolo a la distancia necesitaba forjar mi identidad a raíz de cargar con ese nombre que es muy fuerte. Y ahora que pasó el tiempo me anduvo dando vueltas la idea de retomar mi verdadero nombre que es Eva Duarte, y a la vez está la idea de Eva Duarte de Perón muerta y atrapada en el mito que no le permite terminar de morir”, cuenta Eva a La Nueva Mañana.


Cansada de la inmortalidad

La obra de teatro Mi nombre es Eva Duarte parte de esta singular coincidencia. Entra por una puerta un poco especial porque la actriz se hace llamar Eva Bianco pero en realidad se llama Eva Duarte. Bianco es la actriz protagonista y está enojada con todos los que rodearon a Evita en sus últimos días. Al mismo tiempo que se reconcilia con su verdadero nombre le hace justicia a la Evita convaleciente que no merecía morir, pero también está cansada de la inmortalidad.

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Eva Duarte (Bianco) en la piel de Eva Duarte. Foto: gentileza



A 100 años del nacimiento de Evita, el espectáculo muestra cómo su entorno en sus últimos días manipuló la información, y luego cómo su nombre se convierte en garantía de toda propuesta política que deseara tener alcance popular.

Muchas son las manifestaciones artísticas que se hicieron sobre la vida de Evita, pero ¿alguna vez otra Eva Duarte reclamó su nombre? ¿Alguien alguna vez se preguntó qué pasaría si Eva volviera? ¿Qué diría? Esta obra se permite la irresponsabilidad de  inventar la palabra de Eva Duarte y elaborar una respuesta injusta, porque el ejercicio de la historicidad es siempre injusto.

Escrita y dirigida por María Belén Pistone Mi nombre es Eva Duarte nació de la charla entre Pistone y Bianco, quienes deciden hacer visible la verdadera identidad de Bianco: su DNI dice Eva Duarte.

Pistone generalmente trabaja desde la escucha de testimonios, y esta obra se para en la escucha de los testimonios de la enfermera de Evita, el sacerdote confesor y su hermana Erminda. Esa escucha es sumamente reveladora y descubren que además del nombre Eva Duarte comparten otro drama. Están atrapadas en algo que no les pertenece.

En la obra entran al último mes de vida de Evita y al último periplo de su cuerpo. En este espectáculo la actriz encuentra una posibilidad de sacarse el peso de ese nombre, de convertirlo a favor suyo y apropiarse de ese nombre tan de otra, que llega tanto antes de lo que ella puede llegar. “Lo primero que la actriz hace es manifestar su queja y su enojo con la figura Eva Duarte que no se muere más. Y lo que quiere es que esa figura muera para poder apropiarse del nombre, que también es suyo”, cuenta Pistone.

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La primera actriz y la Directora junto al elenco que completa "Mi nombre es Eva Duarte". Foto: gentileza



Como buena actriz que es Bianco, lo hace con las herramientas propias de una actriz, empieza a mostrar sus dotes y a representar el mundo, las personas -que ella vuelve personajes- que acompañaron a Eva en su lecho de muerte y al transitar las voces de esos personajes empieza a descubrir que ella, la actriz Eva Duarte que se hace llamar Eva Bianco para poder sobrevivir en su vida artística, y Eva Duarte la popular, están iguales de presas de su nombre. Una porque elige vivir con otro apellido para no tener que cargar con el peso que significa ser Eva Duarte; y la otra porque es convocada a toda hora después de 100 años de su nacimiento para cosas sobre las que no es consultada, por razones obvias.

“La actriz va a reflexionar sobre cómo Evita está presa de un sistema que la administra y maneja a gusto y piacere. Un sistema de vínculos con los próceres, con la sociedad, con las figuras. Y la obra termina siendo un espacio de liberación para las dos”, explica Belén. Esa es la intención. En algún momento Eva Duarte de barrio Ameghino Sur va a decir `devuelvanme mi nombre´, y Eva Duarte de Junín va a decir `devuelvanme mi cuerpo´.


“Devuélvanme mi cuerpo”

A estos reclamos propios de cada Eva se les suma un tercer eslabón, que hace que se junten en el momento presente. “Hay un concepto más que aparece, que tiene que ver con lo femenino, con las mujeres, con las identidades de las mujeres, con la formación de esas identidades, con los pesos y con la administración y el uso, o usufructo, que hace la sociedad con los cuerpos de las mujeres”, argumenta la directora. Y de repente ese “devuélvanme mi cuerpo” es un reclamo colectivo, de este tiempo que tiene que ver con las mujeres en general.

Una Eva atrapada en un momento histórico en el que participa pero que también es víctima, y otra Eva que, para forjar su identidad tuvo que atravesar varios nombres, pero que también tiene que ver con la manera en que el afuera la identifica. Un acto de sacralización y una metáfora de lo que nos sucede como sociedad: no terminamos de enterrar a los muertos para liberarnos y hacer nuestra propia vida.

Mi nombre es Eva Duarte
Sábado 5 y 6 de octubre  El Cuenco Teatro. Mendoza 2063.
Entrada General $350. Reservas al: 351 - 5945863

 

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