“No hay forma que sobreviva una bibliodiversidad sin una ley del libro”

El megaproyecto presentado por Javier Milei incluye la derogación de la ley 25.542, que establece el precio único de los libros. Más allá de lo económico, ¿cómo impacta esta ley? ¿Cuáles son las consecuencias de su eliminación? Lo explican en diálogo con LNM dos referentes de librerías independientes de Córdoba.

Córdoba 30/01/2024 Lucia Ceresole Lucia Ceresole
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Las librerias independientes se adhirieron al paro del 24 de enero. Foto: Lucia Ceresole/LNM

En septiembre de 2023 fue el segundo Congreso Nacional de Libreros y Editores. Una de las mesas donde se discutió sobre las prácticas y el estado actual del sector ratificó la importancia del precio fijo de los libros como una norma fundamental para mantener la diversidad de librerías, proteger las independientes y garantizar un acceso equitativo a la literatura. La ley sobre la que hablaron libreros y editores es la 25.542, sancionada en noviembre de 2001 y que es conocida como “ley del libro” o “ley de defensa de la actividad librera”. El 27 de diciembre de 2023 el Gobierno Nacional publicó el proyecto de Ley “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos” que, en su artículo 60, la deroga.

Qué dice la ley que Milei busca eliminar

La 25.542 establece que los editores, importadores o representantes de libros deberán fijar un precio uniforme de venta al público o consumidor final de los libros que edite o importe. A su vez establece los descuentos que se pueden hacer sobre determinados libros. “La ley lo único que hace es regular el precio de venta al público del libro; no recibe fondos del Estado. Lo que garantiza es la bibliodiversidad, que existan un universo del libro y de editoriales pequeñas que sin esta ley no existirían porque el mercado quedaría concentrado en los grandes grupos”, explica Santiago Rodríguez de la librería El Espejo.

“La ley lo único que hace es regular el precio de venta al público del libro; no recibe fondos del Estado, Lo que garantiza es la bibliodiversidad”.

Las librerías independientes ya venían organizándose desde hace algunos meses para defender esta ley y controlaban que los libros no se vendan con precios excesivos y que no haya “abuso de parte de los grandes grupos editoriales”. Ahora también forman parte de la multisectorial “Cordobazo Cultural”. Soledad Graffigna de la librería El Volcán Azul dice: “Hoy todos los libros tienen un precio único ya sea en Córdoba o en el sur, lo cual tiene su problemática, pero funciona bastante bien en el sentido de que protege a las medianas y pequeñas librerías porque lo que hace es que grandes grupos que tengan espalda económica no puedan hacer súper promociones o súper descuentos. Nos da algunas reglas de juego un poco más justas para los pequeños y medianos emprendimientos”.

“Nos da algunas reglas de juego un poco más justas para los pequeños y medianos emprendimientos”.

“No es un invento argentino”

Rodríguez agrega que “al no estar regulado el precio les permite a los grandes grupos volumen de compra en mejores condiciones y esto le permite tener mejor precio de venta al público. Les permitiría hacer dumping, que es romper el mercado con una competencia desleal”. Por ejemplo, las librerías grandes o los grandes grupos editoriales pueden comprar “toda la tirada” de un bestseller y venderlo al precio que quieran.

Para el referente de El Espejo, en los países donde no hay ley del libro “la concentración es brutal. No hay forma que sobreviva una bibliodiversidad sin una ley del libro”. Y cuenta que “no es un invento argentino. Hay países que la tienen implementada desde la década del 70 o del 80. Hay casos como Inglaterra o Estados Unidos donde no está y aparece Amazon con una concentración total del mercado. En Alemania, Corea del Sur, Italia, Japón y Noruega tienen esta ley”.

“Van a morir las propuestas que no sean hits literarios”

Mas allá de lo económico, la derogación de la ley tiene como consecuencia la pérdida de espacios que ubican al libro como un bien cultural. Dice Graffigna: “Al morir los pequeños y medianos espacios también van a morir las propuestas que no sean hits literarios, porque los grandes grupos económicos que se rigen por las leyes crudas del mercado van a terminar vendiendo lo que es rentable. Y muchas veces lo que es rentable no aporta en términos culturales. Ese es el riesgo y lo que estamos defendiendo como librerías independientes y editoriales independientes”.

Y Rodríguez detalla que “las pequeñas librerías y los pequeños espacios se diferencian ahora, con la ley del libro, por conocer su catálogo, por especializarse en alguna rama. Entonces, la competencia no es por el precio si no por la capacidad de darle valor agregado al libro, que eso se traduce en actividades culturales, en presentaciones, en charlas, en cursos. Así se genera una comunidad alrededor de las pequeñas librerías. Pasa por otro lado, le da un valor agregado al producto, al libro, y lo convierte en un bien cultural. Eso se iría perdiendo si se elimina la ley porque se convertiría directamente en una mercancía”.

Ambos coinciden en que la ley tiene consenso de todo el sector y que “no es algo que afecta directamente al libre mercado porque incluso muchos libros que tenemos nosotros ni siquiera los tienen los grandes grupos económicos”.

“Le da un valor agregado al producto, al libro, y lo convierte en un bien cultural. Eso se iría perdiendo si se elimina la ley porque se convertiría directamente en una mercancía”.

“Las voces que hablan más bajo no van a estar a disposición”

En el Congreso de 2023, otras de las conclusiones a las que arribaron libreros y editores es que la labor de las y los libreros, va más allá de la mera ganancia económica, ya que su rol enriquece la vida cultural y literaria. Lo que se perdería también con la derogación de la ley. Así lo explica Rodríguez: “Si se desregula el precio del libro todos esos pequeños espacios que viven de vender libros, pero también viven de la actividad cultural que genera el libro van a ir desapareciendo. Porque la venta de libros permite que esos espacios se sostengan. Sin la venta de libros es muy difícil sostener un espacio donde hagas actividades culturales, cursos, charlas, talleres”.

Desde El Volcán Azul, Graffigna concluye: “Acá las librerías tienen una determinada línea, una curaduría, una propuesta. Nosotros tenemos muchos libros que tienen rotaciones lentas, pero es importante que estén. Si bien queremos ganar dinero y vivir de esto, creo que la derogación de esta ley y todo lo que está pasando en el sector cultural, va a afectar el acceso a la cultura por parte de gente que ya le cuesta. El hecho de que no estemos es que van a terminar vendiéndose libros que funcionen económicamente con todo lo que eso implica, entonces las voces que hablan más bajo no van a estar a disposición de nadie porque los grandes grupos económicos no las van a distribuir. El tema es la diversidad cultural que aportamos los pequeños y medianos espacios”.

“Sin la venta de libros es muy difícil sostener un espacio donde hagas actividades culturales, cursos, charlas, talleres”.

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