Los trabajadores, en lucha constante para enfrentar los nuevos desafíos

La Nueva Mañana dialogó con Mayra Arena, activista social, y Carlos Tomada, embajador argentino en México y ex ministro de Trabajo entre 2003 y 2015.

Ed Impresa 28/04/2023 Flavio Colazo
Ed 308 © Pito Campos
En el marco de una nueva celebración del Día del Trabajador, LNM entrevistó a dos referentes del ámbito sociopolítico. Ilustración: Daniel "Pito" Campos

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Especial para La Nueva Mañana

ESPECIAL DÍA DE LAS Y LOS TRABAJADORES

En el marco de una nueva celebración del Día del Trabajador, LNM entrevistó a dos referentes del ámbito sociopolítico a fin de obtener sus pareceres respecto del alcance de la fecha y del futuro del trabajo en nuestro país.

Arena: “Hay que empezar a pensar muy seriamente en revaluar los salarios”.

Mayra Arena © aire de santa fe

“El salario se ha ido devaluando constantemente –y nadie lo aumenta-, y esto ha logrado que haya una gran demanda de mano de obra, ya que el salario es muy barato en dólares”.

1 de mayo, Día del Trabajador… ¿cómo ve la conmemoración en la actual situación argentina?

-Una de las cosas que me llama la atención respecto de la fecha conmemorativa -en Argentina- es que se haya impuesto, paulatinamente, al locro como el plato celebratorio; porque si bien el locro es una comida típica ancestral criolla -de bajo costo económico- durante muchos años la comida tradicional del festejo del día de los trabajadores era el asado; el locro estaba más vinculado a las fechas patrias, como el 25 de mayo o el 9 de julio. Este cambio gastronómico creo que es bastante simbólico respecto a la degradación del poder adquisitivo de quienes obtienen sus ingresos a partir de su trabajo. Percibo que este año la conmemoración no va acompañada por un estado de felicidad, más bien estará –creo- condimentada por bastantes sinsabores.

Hay quienes exigen un pronto traspaso de las personas del sector de la población inmerso en la pobreza –y alcanzadas por las políticas de asistencias sociales - hacia el sector del trabajo formal. ¿Están en condiciones estas personas de ser incorporadas al trabajo formal de modo inmediato? ¿Con cuál herramental -capacidades cognitivas, formación escolar y demás requerimientos del sistema- cuentan para ingresar al sistema? 

- Esas personas no pueden ser todas englobadas –o calificadas- dentro de un mismo universo, hay muchísima diversidad entre quienes integran el sector–aproximadamente 2 millones de personas-. Hay quienes nunca pertenecieron al mundo laboral, y hay quienes han pertenecido -y hoy no-; esa es la diferencia mayor; y dentro de quienes nunca pertenecieron al mundo laboral hay que discernir quienes están en condiciones de ingresar al mundo laboral y quienes no–por no contar con las capacidades y los recursos necesarios-. Entre quienes no cuentan con capacidades y recursos para ingresar al mundo del trabajo formal están personas con enfermedades graves, discapacitados, y sobre todo las madres de muchos niños que deben quedarse en su casa porque no tienen con quien dejarlos para asumir un trabajo. Esta pobreza es minoritaria, pero hay que asumirla. Dentro de los otros individuos hay una mayoría que podría ingresar al universo del trabajo, pero, siempre y cuando, esto le implique un ascenso importante en el poder adquisitivo; nadie va a ir a trabajar para conseguir más o menos lo mismo que le llega mediante la asistencia social, no van a ir a trabajar para seguir siendo pobres. Hoy vemos que no hay estímulos para que esos individuos se desplacen hacia el mundo laboral, toda vez que los salarios son extremadamente bajos.

“Es un error asociar al “emprendedurismo” a un espacio político más liberal; creo que es fundamental pensar en el cuentapropista o monotributista como el nuevo sujeto de derecho”.

En muchos países de la región este estereotipo de individuo -“el pobre”- trabaja prácticamente por lo mismo o menos de lo que le llega a un argentino de igual condición socioeconómica mediante las asistencias sociales. ¿Ese es el fin que se persigue para este sector de la población argentina desde los grandes centros de poder?

-Esa “latinoamericanización” del obrero –implícita en la pregunta- no sé si es un fin perseguido; lo que sí sé es que está pasando, y que se debe a la inacción política. En Argentina el salario se ha ido devaluando constantemente –y nadie lo aumenta-, y esto ha logrado que haya una gran demanda de mano de obra, ya que el salario es muy barato en dólares. Hay que empezar a pensar muy seriamente en revaluar los salarios; por un lado el salario mínimo -que siempre fue alto comparativamente en Argentina-; y por otro, el salario del empleo registrado -“en blanco”-; hoy es un delirio que haya salarios de empleos registrados con ingresos fronterizos con la línea de ¡indigencia!

Usted está vinculada con personas que trabajan de modo precarizado. ¿Cuáles particularidades observa en este sector?

-Las de siempre, explotación, una muy alta volatilidad, o sea una muy poca constancia en la perdurabilidad en los trabajos –se está todo el tiempo cambiando de trabajo-; y a éstas se le ha sumado un corte en la trasferencia de ciertos recursos que llegaban -a los sectores pobres- provenientes desde la clase media. Me refiero a, por ejemplo, acceso a ropa de cama, algunos enseres de cocina y/o muebles, y demás cosas por el estilo que la clase media transfería hacia el sector pobre. Esta transferencia era típica en las mujeres que trabajan en casa de familia-. Pero como hoy la clase media también consume cosas “truchas” –que ya no son tan duraderas- ese flujo de trasferencia material también ha mermado mucho; todo ese cúmulo de pequeñas cosas materiales -que secundariamente se conseguían en los trabajos- hoy casi ya no existe; y como consecuencia hoy se ve, por ejemplo, un marcado empobrecimiento en la vestimenta en los barrios más carenciados. 

-¿Cómo observa que se asumen los conceptos “cuentapropismo”, “sindicalización” y “emprendedurismo” en el sector sobre el que venimos hablando?

-La palabra “sindicalización” no tiene ningún sentido para quienes nunca pertenecieron a algún sindicato –solo puede llegar a tenerlo entre quienes conocen a algún camionero, u otro trabajador muy beneficiado por su sindicato-. El trabajo por cuenta propia es algo que se está observando mucho en las villas, sobre todo entre las mujeres, mucho emprendimiento vinculado a la estética –uñas, ropa, pelo-. El “cuentapropismo” está bien visto en el sector, y para mí es un error de la política asociar al “emprendedurismo” a un espacio político más liberal.  Yo creo que es una nueva forma de búsqueda para salir adelante, y creo que la política tiene la obligación de pensar como incluir a esos cuentapropistas, no registrados o monotributistas, en el modelo político de ciudadanía y de beneficios económicos y sociales que da el ser trabajador. Creo que es fundamental pensar en el cuentapropista o monotributista como el nuevo sujeto de derecho.

“El peronismo es el partido de los trabajadores que abraza a los pobres para transformarlos en trabajadores”. ¿Qué pasó en estos últimos cuatro años respecto a ese proceso transformativo? 

- Pasó que no se logró que el peronismo vuelva a ser el partido de los trabajadores, eso se ha corrido muchísimo. 

¿Qué debiera hacer un próximo gobierno peronista para incrementar este proceso transformativo?

- Tomar las decisiones para recuperar el poder adquisitivo del salario prontamente, industrializar todo nuestro país, y superar las barreras de las restricciones externas -eterna limitación para pensar en un crecimiento industrial-. También debería abordar una muy profunda reforma educativa, ya que por primera vez nos encontramos ante un fenómeno inaudito: el individuo analfabeto escolarizado; esto muestra el deterioro catastrófico de una institución que funcionó muy bien durante todo el siglo XX.  


Tomada: “El trabajo debe ser bandera política de la lucha por una sociedad más justa”.

Carlos Tomada © NA
“La aspiración de los principales dirigentes del macrismo y los intereses que defiende esa fuerza política pretenden un país sin recibo de sueldos, sin sindicatos y sin democracia”.

¿Cuál es la relevancia de esta fecha conmemorativa en la situación actual de Argentina?

- Desde el peronismo, los 1 de mayo han sido de festejo o de lucha. Creo que en esta oportunidad lo primero que corresponde es darle un carácter de reafirmación. Frente a todos los embates -con buenas o malas intenciones-, o diagnósticos que se pretenden definitivos, es oportuno sostener que el trabajo sigue teniendo una importancia central tanto desde el punto de vista productivo como económico y social. Aunque cambie o se transforme según circunstancias históricas, políticas o tecnológicas sigue siendo un agente de desarrollo. Hoy más que nunca debe ser bandera política y escenario central de la lucha por una sociedad más justa, inclusiva y democrática.

-¿Cómo observa la relación de fuerzas entre capital y trabajo hoy?

-Esta relación de fuerzas entre capital y trabajo, en la Argentina tiene una impronta institucional muy peculiar. Por ejemplo, hoy desde el punto de vista regulatorio podríamos decir que la derecha política y económica no ha podido avanzar, como intentó en la fracasada experiencia macrista. Sin embargo, si lo vemos desde los números y la vida cotidiana podríamos decir que el capital ha impuesto sus condiciones en términos de precarización de las relaciones laborales y de rebaja de costos laborales. 

-¿Cómo ve la relación de dependencia actual entre la precarización y las posibles reformas laborales propuestas?

-La relación de posibles reformas laborales como solución a la precarización es un engaño que ya ha quedado descartada mundialmente por su probada inutilidad y porque toda reforma en ese sentido persigue una mayor pérdida de derechos para los trabajadores formales y un debilitamiento aún mayor del tejido social que se extiende a los informales y a los desocupados.

“Creo que hoy la discusión en democracia debería ser cómo se produce y cómo se distribuye la riqueza, los ingresos, el conocimiento y la palabra”.

–Usted ha expresado que Macri soñaba con un país sin recibo de sueldos… ¿Se avanzó en ese sentido durante el gobierno del FDT?

-En realidad, la aspiración de los principales dirigentes del macrismo y los intereses que defiende esa fuerza política pretenden un país sin recibo de sueldos, sin sindicatos y sin democracia a juzgar por los ejemplos que pone su máximo referente. Nosotros –desde el peronismo-, más allá de resultados circunstanciales, siempre hemos aspirado a construir una sociedad de trabajo con instituciones, regulaciones y organizaciones que sean balizas –y no obstáculos, como nos endilgan y vociferan otros- para la construcción de comunidades, donde la producción y el trabajo -en todas sus formas- sean el núcleo movilizador y civilizatorio. O sea, somos lo opuesto al sueño húmedo macrista -aún en los momentos difíciles-. 

Desde su experiencia como ministro de trabajo de Néstor y CFK, ¿cuánta importancia le daban al trabajo y los índices que están involucrados en el asunto -como los salarios, el desempleo y la pobreza? ¿Hubo diferencias en la perspectivas y tratamientos de los temas del trabajo entre uno y otro?

-A pocos días de asumir su primera presidencia Cristina Kirchner -en oportunidad de lanzar un plan especial para jóvenes- recordó y reafirmó: “Si hay una palabra que define nuestro proyecto político, esa palabra es: Trabajo”. Lo dijo como continuadora de un Presidente y un proyecto que se propuso recuperar el empleo, el salario, la más democrática de las instituciones laborales: la negociación colectiva y la función de inspección de las condiciones laborales. Y lo dijo antes de continuar mejorando esos ejes centrales de la gestión 2003-2015 y agregando, la recuperación de la administración estatal de las jubilaciones y pensiones y cumplir con la manda constitucional de su movilidad. A Cristina Fernández no le tembló el pulso en su momento para enviar al Parlamento dos leyes históricas para la democracia: las leyes que regularon las condiciones laborales de los trabajadores rurales y las trabajadoras en casas particulares, que hasta ese día estaban “regidas” por decretos de sendas dictaduras cívico/militares. Fueron años en que se aprobaron más de 60 leyes laborales y ninguna en contra de los trabajadores. En este gobierno -2019/2023-, tampoco se han proclamado leyes en perjuicio de los trabajadores.

Argentina lleva muchos meses consecutivos de caída del desempleo. En medio de esto hay candidatos que proponen una quita de derechos a los trabajadores. ¿Qué puede señalar al respecto?

-Ninguno de los graves problemas estructurales que tiene la economía argentina y, en consecuencia, nuestra sociedad, se resuelven con reformas laborales. La reiteración de ese diagnóstico, la elección como mecanismos de gestión del ajuste y la flexibilización, y la búsqueda del enemigo político en los trabajadores -y su histórica representación peronista-, tal vez sean la explicación de todos los fracasos que acumularon en la Argentina las políticas conservadoras y neoliberales. Debieran elegir otros caminos; pero no, ahora redoblan la apuesta y preanuncian eliminar multas por incumplimientos legales, supresión de las indemnizaciones y confrontación con las organizaciones sindicales. Así lo dice la derecha de la derecha que hoy encabeza las encuestas del sector.

-¿Cuáles son los próximos grandes desafíos que se presentan dentro del universo del trabajo en Argentina? 

-Creo que hoy la discusión en democracia debería ser cómo se produce y cómo se distribuye la riqueza, los ingresos, el conocimiento y la palabra. La sustentabilidad política y económica en nuestro país depende cómo vayamos dando ese debate y quién conduce las transformaciones imprescindibles. Lo dijo la OIT en 1919: “una paz duradera no puede estar fundada más que sobre la base de la justicia social”. Esto sigue siendo válido para la Argentina y el mundo. Esto implica políticas públicas no solo para los trabajadores, sino con los trabajadores. En vez de seguir insistiendo con fórmulas viejas y gastadas por qué no pensar en la participación de los trabajadores en todos los niveles -económicos, sociales y políticos-. Por qué en vez de pensar en menos derechos, no pensamos en otros debates laborales que atraviesan la vida cotidiana de nuestro pueblo: el empoderamiento de la mujer trabajadora, hoy mayoría de la PEA, la jornada de trabajo que hace 100 años no se discute, la necesidad de lugares de trabajos sanos y seguros como prioridad, el cambio climático y el cuidado de las personas también como nuevas fuentes de trabajo o la formación continua como política de Estado. Esto es pensar cómo fortalecemos la participación de los trabajadores en vez de pensar cómo aumentamos la discrecionalidad empresaria.

  

 

Edición Impresa Nro.: 308

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