Con traje de candidato, Llaryora “lotea” su equipo en busca de autonomía

El intendente de Córdoba analiza nombres para ocupar un lugar en su futuro equipo. Golpes simbólicos y la posesión de la lapicera. El rol de las candidaturas y los nombres propios.

Ed Impresa 17/02/2023 Nicolás Fassi
Vigo Schiaretti Llaryora
Sin resolución en Juntos por el Cambio respecto del candidato, Llaryora aprovecha la ventaja. Foto: archivo.

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Especial para La Nueva Mañana

La carrera por la sucesión de Juan Schiaretti en el sillón de El Panal sube en intensidad. Como el dueño de la pelota que es, el mandamás de la política cordobesa se reserva el control de los principales resortes eleccionarios. No se trata de algo novedoso ni que deba sorprender. Tras ocho años con propiedad exclusiva de “la lapicera”, el Gobernador analiza hasta el más mínimo detalle a la hora de planificar cómo y cuándo es el momento más adecuado para asegurar la continuidad del proyecto de Hacemos por Córdoba.

Como exponente de una generación de dirigentes políticos de “otra escuela”, sabe que las urnas son las que mandan. Pero también es consciente de que para reducir el margen de error es necesaria la creación de condiciones objetivas que le permitan cerrar la gestión sin “heridos”. 

En buen romance: Schiaretti tiene por delante la tarea de evitar errores no forzados como los sucedidos en los últimos tres meses del año pasado, vía escándalos políticos como los de Diego Cardozo, Alfonso Mosquera y Oscar González, y al mismo tiempo contentar a la tropa de Martín Llaryora. Una derrota siendo oficialismo, nada menos que ante Juntos, sería una mácula gigantesca en su carrera política. 

Hasta este segundo mes del año, a Hacemos por Córdoba (¿próximo a cambiar el nombre?) le cabe una de las máximas más conocidas del peronismo. Esa que repitió el viejo líder en el exilio. “Yo no haré nada, todo lo harán mis enemigos”, lanzó Perón. 

Sin resolución en Juntos por el Cambio respecto del candidato, Llaryora aprovecha la ventaja de ser el elegido y recorre la provincia en plan de seguro ganador. Con casi 90 días de ventaja, el sanfrancisqueño metió un par de remeras en un bolso y se lanzó a recorrer cuanto festival popular se celebre en Córdoba. “Instalación o refuerzo de figura y semblante ganador”, lanzan desde su equipo de campaña. 

La creación de ese semblante, no obstante, debe ir acompañada de pequeñas victorias tácticas. Victorias que cuenten con mayor carga simbólica a la hora de golpear al rival. 

Llaryora y Gill by ElDiarioCba
Martín Llaryora y Martín Gill, jefe comunal de Villa María.

Operativo loteo

En este intento de crear la acumulación originaria que le permita apuntalar lo máximo posible su grado de autonomía, el sanfrancisqueño jugó a dos puntas. En menos de cinco días, golpeó a Juntos por el Cambio y al Frente de Todos, con fotos y convocatorias para con Myriam Prunotto, intendenta de Juárez Celman, y Martín Gill, jefe comunal de Villa María.

Apostilla al margen: fue la propia senadora Alejandra Vigo la que, al ser consultada respecto de su eventual candidatura a vicegorbernadora, dijo que “la lapicera la tiene Martín”. Con peso propio, la lideresa es la armadora de Schiaretti en el Congreso, por lo que su futuro en el tablero está supeditado a la suerte del proyecto “Schiaretti Presidente 2023”. Vigo cintureó la pregunta y dijo que está “para sumar”. Desde otra óptica, su figura balancearía el binomio de HxC, dejando a la vieja guardia con un bronce en el futuro gobierno.

Con esta advertencia, el intendente cordobés dijo sin vueltas y ante 10.000 personas: “No tengo dudas de que Myrian va a seguir gestionando desde el Gobierno provincial cuando ganemos la elección”, lanzó Llaryora. La jefa comunal, actual presidenta del Ente Metropolitano, recogió el guante y dijo que le gustaría ser candidata a vicegobernadora. “Nos sentimos ninguneados por la UCR. 

No pensamos tener un cargo legislativo para tirar un par de bombas y ser panelistas de TV para ganar popularidad”, indicó.

Después fue el turno de Villa María. La excusa fue el Festival de Peñas. Flanqueado por Eduardo Accastello y el influyente Paulo Cassinerio, Llaryora endulzó los oídos de Gill. “Hay que entender que estamos armando una coalición con dirigentes de otros partidos como radicales, socialistas y vecinalistas. Por supuesto que me gustaría que Martín (Gill), que es un amigo, se sume a nuestra coalición, que será algo distinto a lo que se vio hasta ahora, que era una unión de partidos. Ahora sumamos a dirigentes más allá de sus pertenencias partidarias”, señaló.
En ninguno de los dos casos Llaryora habló de candidaturas ni ofrecimientos. El lugar de vice sigue y seguirá vacante por un tiempo.

Prunotto
Myriam Prunotto, intendenta de Juárez Celman.

Palabras que fueron avispas

Para Juntos, los gestos de Llaryora revelan “desesperación” y manotazos de ahogado. Fue una vez más Juez el que salió al cruce. “Habrá algún intendente con alguna proclividad, lo cual no es novedoso”, sostuvo el senador, quien reclamó, otra vez, fecha de elecciones y reiteró que la sociedad con Rodrigo De Loredo no se rompe. La versión comenzó a circular luego de la victoria de la UCR en las primarias de La Pampa, pero fue desestimada. “El PRO no tiene candidato en Córdoba. No es la misma situación”, lanzaron desde el juecismo ante la consulta de La Nueva Mañana.

En tanto, en una porción importante del Frente de Todos da por hecha la salida de Gill. No obstante, dados los buenos vínculos del villamariense con Alberto Fernández, trascendió que el intendente y ex secretario de Obras Públicas no “se cortó solo” y que la venia para arrimarse al oficialismo local llegó desde Balcarce 50.

  

 

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