Sin descanso: el juego de candidatos no se tomó vacaciones en Córdoba

La temporada política ya arrancó en la provincia. Certezas y dudas de cara a una elección que significa la renovación generacional de la dirigencia. Las mareas nacionales y su influencia local.

Ed Impresa 04/02/2023 Nicolás Fassi
Schiaretti legislatura © prensa
El miércoles pasado, en la Legislatura el gobernador Schiaretti dejó en claro la intención de nacionalizar su figura. Foto: gentileza.

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Especial para La Nueva Mañana

El tablero político cordobés se apresta a vivir, si es que ya no lo hace, horas cada vez más frenéticas. Cualquiera sea el resultado del prolongado año eleccionario que se vivirá, el 2023 quedará marcado por un hecho que no admite discusión: el último año de Juan Schiaretti al frente de la gobernación.

Se quiera o no, significa el fin de una época. Tras casi un cuarto de siglo, ninguno de los “socios fundadores” de Hacemos por Córdoba (ex Unión por Córdoba) tendrá la posibilidad de competir por un cargo ejecutivo. No obstante, el cimbronazo puede llegar a ser más simbólico que fáctico, dependiendo de los nombres que llenen los casilleros en disputa.

En el oficialismo, el juego parece estar bastante más resuelto. Con la posibilidad de digitar hasta la fecha de elecciones de acuerdo a la ley electoral vigente, el gobernador Juan Schiaretti ordena su sucesión de manera pausada y pensada. Aunque esto choque con las aspiraciones del impaciente intendente cordobés, Martín Llaryora.

Tras el explosivo discurso de corte nacional brindado en la Unicameral el miércoles, la definición en torno al día en el que se acudirá a las urnas sigue sin conocerse.

“No está en el espíritu y no hay voluntad del Poder Ejecutivo de modificar la convocatoria a elecciones”, indicó el legislador y presidente provisorio de la Unicameral.  “La ley establece que los comicios se realizan entre los 60 o 180 días antes del 10 de diciembre”, señaló Fortuna en diálogo con Radio Nacional.

La respuesta tiene como claro destinatario al conglomerado de Juntos por el Cambio, que reclama, por extrema necesidad, certezas a viva voz. 

Aunque no con tanto ruido, Llaryora está en la misma postura, pide certezas a partir de sondeos que lo muestran con buena imagen para llegar al Panal. Sin embargo, el casi seguro desdoblamiento de los comicios, el efecto “arrastre” y las propias aspiraciones presidenciales de Schiaretti son los factores que dilatan el anuncio de la fecha.

Si se mantiene la postura inicial, todo indica que el 18 o el 25 habrá que acudir a las urnas para elegir al nuevo ocupante del Panal.

Con prisa y sin pausa

Con Llaryora ya lanzado y ocupando espacios junto a Schiaretti en plan de apuntalamiento mutuo, el jefe comunal encara la tarea de ampliar la coalición oficialista para imprimirle su propio sello a la gestión. Aunque suene contradictorio, el sanfrancisqueño debe hacerse de apoyos “propios” que le permitan despegarse muy lentamente de la estela schiarettista. 

Sin el nivel de conocimiento que tiene el veterano dirigente, Llaryora juega a todas las puntas posibles, con reuniones, fotos y gestos que levantan polvareda entre propios y extraños.

Desde el encuentro filtrado con Mauricio Macri hasta los encuentros con radicales “díscolos”, formaron parte del menú del intendente.

En Juntos por el Cambio, en tanto, la situación está lejos de ser idílica. En la superficie, sonrisas. Por debajo, aunque subiendo, la tensión se percibe.

Curiosamente, ni Luis Juez ni Rodrigo De Loredo pueden aprovechar el creciente activo electoral que significan las recorridas veraniegas de los principales referentes nacionales.

Cuidadosos de las formas, ninguno suelta prenda y optan por la salomónica (y cómoda) decisión de fotografiarse con ambos. “Los candidatos cordobeses los resuelven los cordobeses”, repitieron Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.

En cambio, Gerardo Morales, que también tuvo recorrida festivalera, no oculta desde hace rato su favoritismo por el joven diputado.

En ese marco, el reloj corre y parece darle una ventaja al oficialismo.

El voto Pro está encabezado por Pedro Dellarrosa y Laura Rodríguez Machado, que intentarán tener lugares expectantes en las listas.

El pago chico

En la Municipalidad, en tanto, el panorama es en cierto modo parecido. El viceintendente Daniel Passerini parece ser el elegido para llegar al Palacio 6 de Julio. Sin ser oficial, la principal autoridad del Concejo Deliberante ganó visibilidad en los últimos días, ya en el marco de la “carrera libre” admitida en el oficialismo. Más atrás quedó la figura de Miguel Siciliano, quien no obstante también sigue caminando los barrios. En el último pelotón aparecen Juan Manuel Cid, Marcelo Rodio y Diego Casado.

En Juntos por el Cambio, todo pasa por saber cuál será el destino de De Loredo. Si “baja” a la ciudad, es el candidato sin discusión. Caso contrario, el concejal Juan Negri primereó a todos y no parece tener muchas voces en contrario. Shoer el Sukaria, una de las pocas mujeres en pugna, mantiene sus expectativas para captar el voto “Pro puro”.

Maquillaje y papel picado

Aunque en política las certezas pueden ser flores de un día, el año electoral no parece dejar mucho espacio a las sorpresas ni a las furias inoportunas producto de un trabajo fino que encajona las referencias en Hacemos por Córdoba y Juntos por el Cambio. De izquierda y derecha, ambos sectores encarnan lo que se ha dado en llamar el “Partido Cordobesista”.

Como siempre, las elecciones locales estarán teñidas de los vaivenes nacionales, con acomodamientos y “nacionalizaciones” de resultados de cara a una mejor “lectura” de los guarismos. 


El Frente de Todos juega

Para los sectores que abrevan en el kirchnerismo, las novedades pasan por la precandidatura de Federico Alesandri, representante del Frente Peronista Cordobés. El intendente de Embalse fue elegido como un posible postulante a la gobernación en diciembre del año pasado. “Somos un bloque de 30 intendentes de toda la provincia  que nos sentimos con capacidad de promover desde el Frente de Todos”, explicó no sin antes reseñar que la apertura es total para los encuentros con Gabriel Estévez y Pablo Carro, entre otros. Otro que parece anotado es Martín Gill, aunque sobran los interrogantes y faltan definiciones.

A otra cosa

El miércoles, Schiaretti dejó en claro que su intención es nacionalizar su figura. Duras críticas al gobierno y loas al modelo de administración cordobesista. “Somos la provincia rebelde que genera transformaciones y progreso, la del espíritu pionero, la de la cultura del trabajo, la de la solidaridad y la capacidad para caminar juntos”, lanzó no sin antes criticar el proyecto de enjuiciamiento a la Corte Suprema.

Con corte de candidato, el mandatario provincial sostuvo que “el país debe tener mayor calidad institucional, debe respetarse la división de poderes… ningún poder debe pretender avasallar a otro amenazándolo con juicio político, por eso, quiero ratificar mi más absoluto rechazo al intento de juicio político por parte del actual Gobierno nacional a la Suprema Corte de la Nación”.

Además de reclamar el fin de la grieta, abogó por un proyecto realmente “federal”. No casualmente son los dos tópicos con los que busca instalarse como candidato presidencial. 

  

 

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