Entrevista a Claudia Rodríguez:  “La poesía me permite decir verdades”

Antes de su llegada a Córdoba, la poeta habló sobre su infancia, la pandemia, la esperanza para la comunidad trans y la pregunta sobre de qué deben hablar las travestis.

Ed Impresa14/10/2022Lucia CeresoleLucia Ceresole
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Claudia Rodríguez presenta en Córdoba “Recital de poesía travesti. ¿Sobre qué tenemos que hablar las travestis?” este viernes 14 a las 20

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En el centro de Chile, en las afueras de Santiago, hay un paisaje de casas chuecas y precarias. Casas de campamento, de tierras tomadas, de techos de láminas de cartón prensado impregnadas con petróleo para que sean resistentes. Dentro de una casa chueca, aprovechando la luz que queda del día, una niña hojea un libro de poesía de Gabriela Mistral y busca entender. Entender las letras, las palabras y más tarde su propia existencia. “La experiencia de vivir en tomas marcó mi infancia. Yo leía lo que estaba a mi alcance como trozos de diarios, pero también lo hacía bastante inconsciente, porque me importaba mucho más jugar. Me costó mucho aprender a leer y escribir bien, yo creo que todavía no lo hago bien y no le doy tanta importancia a escribir tan correctamente, a redactar como lo hacen los seres humanos estudiados. Me resisto un poco a eso”, dice la activista feminista y poeta travesti chilena Claudia Rodríguez a La Nueva Mañana, antes de su llegada a Córdoba. 

En plena dictadura chilena, entre el miedo y el estar alerta, su mamá le insistía para que aprendiera a leer y escribir, y le enumeraba las bondades de no ser una analfabeta. Pero era difícil aprender entre tanta falta. No había facilidades para que los pobres pudieran aprender y construir otras existencias, dice Claudia. Su acercamiento a la escritura fue complejo: confundía las letras. La dislexia y la dislalia son un rasgo de la comunidad travesti de esa generación. 

Dice Gabriela Mistral: Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar: Rosalía con Efigenia y Lucila con Soledad / Todas íbamos a ser reinas, y de verídico reinar; pero ninguna ha sido reina ni en Arauco ni en Copán. 
Escribir poesía, para Claudia, es una manera de permitirse la verdad y de buscar el sentido de la existencia travesti. “Lo que significa ‘Todas íbamos a ser reinas’ lo que te destroza y te conmueve de ese fracaso, de esa posibilidad, de esa exclusión, es una verdad inmensa, eso muestra la poesía de Gabriela Mistral”, dice. 

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Entonces “que una travesti diga cosas permite descubrir verdades que tengan sentido para otras compañeras travestis, para que no se les vaya la vida de las manos porque hay un sistema que nos excluye, pero también nos explota, nos oprime, nos intoxica, nos envenena, nos hace perder la esperanza y así tiramos la vida por la borda. La poesía me da la posibilidad de poder decir las verdades que voy descubriendo”.

Si Claudia se presenta a sí misma dice, entre otros atributos y oficios, que es una resentida. Una travesti, pobre, resentida. Cuando era niña se preguntaba, una y otra vez, por qué su papá siempre tenía que irse a trabajar y volver tarde. Se preguntaba por qué la vida era así. Quizás, como dice Diego Zúñiga, el resentimiento es memoria y, como en Lemebel, el resentimiento es una estrategia política, el impulso necesario para movilizarse y mantenerse alerta. 

¿Cuál es ese resentimiento y esa memoria? “Mi generación vivió una infancia desconsiderada y negligente del gobierno y el Estado. La infancia no tenía voz. Hablar de infancia trans ahora es muy positivo y muy fuerte y muchas tuvimos que enfrentarnos a un modelo de sexualidad heterosexual y adultocentrista, en donde no pudimos decir que se nos maltrató, abusó y acosó. Resentimiento también porque si yo hubiera tenido acceso a una lectura de los Derechos Humanos, por ejemplo, quizás mi existencia hubiera tenido más oportunidades”, dice. 

Pero ahora, tampoco es que la educación nos vaya a salvar: “Yo tenía el sueño hace mucho tiempo de que la educación nos podría salvar, pero resulta que el sistema es tan perverso que aun cuando descubrís que hay personas privilegiadas trans que han logrado estudiar, no se han revolucionado, quieren pertenecer a una clase blanca acomodada. Eso es el sistema neoliberal”. Aunque sí asegura que Santiago sería una ciudad más neoliberal sin las travestis. “Sobrevivimos porque hay personas solidarias. Si nosotras no existiéramos, el país sería menos solidario y menos humano”, considera.

En la pandemia, la escritora perdió a su madre y también se enfermó. ¿Qué hago para no estar tan sola?, se preguntó, y adoptó una perrita que llamó Marilyn, por la actriz, “porque fue una niña, como muchas niñeces latinoamericanas, poco protegida. Muy pocas veces se habla de la pobreza en la que vivía. Yo quería darle la posibilidad a una Marilyn Monroe para que corriera en el parque, fuera feliz y no tuviera la obligación de hacer películas para la industria del cine que ella nunca quiso”. De esta experiencia de cariño y sin dejar de preguntarse sobre qué tienen que hablar las travestis, surgió “Para no morir tan sola”, su nuevo fanzine. “Habla de vivir con una pequeña esperanza. Veía que en pandemia todos nos habíamos ido para adentro, así que pienso en formas de esperanza para la comunidad trans. Además, armo diálogos con la Marilyn y le advierto sobre el país de mierda en el que vivimos, me abro a ella y le digo que tenemos que construir un mundo distinto, sobre todo con las travestis, con nosotras, imaginar un mundo mejor”. 

Claudia Rodríguez presenta en Córdoba “Recital de poesía travesti. ¿Sobre qué tenemos que hablar las travestis?” este viernes 14 a las 20. Además, presenta su nuevo fanzine “Para no morir tan sola”, el sábado 15 a las 11. 
Ambas actividades son en el Espacio Furia Mariposa (Pasaje Estévez 357 – Güemes), las entradas se consiguen en Rubén Libros.  

 

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