La unión del movimiento obrero cordobés continúa siendo un sueño eterno

Aunque todos los agrupamientos la declamen, la unidad sindical es lo más parecido a una quimera. La división está lejos de superarse, más parece acentuarse.

Ed Impresa 14/10/2022 Miguel Apontes Miguel Apontes
CGT © Hoy dia
Con la CGT local intervenida habrá dos actos el 17 de octubre: el de la comisión interventora y el de las ex autoridades Foto: gentileza

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La cantinela sobre la necesidad de un movimiento obrero organizado y unido es recurrente. Presente en cada discurso, ya es una muletilla. Lo cierto es que desde sus albores el sindicalismo estuvo dividido. Seguramente, la confluencia en la Confederación General del Trabajo (CGT) de los gremios más poderosos dio a esa central la impronta de una “totalidad”. Pero aún en la CGT las divisiones, aquí y allá, siempre existieron, más o menos visibles.

La unidad tiene sentido

Como sujeto político fundamental tras la irrupción del peronismo a mediados del siglo pasado, el sindicalismo siempre fue factor de poder. En Córdoba, en 1969, algunos sectores confrontados (por aquel entonces los gremios estaban divididos entre legalistas, ortodoxos e independientes), coincidieron en la “unidad en la acción” y llevaron adelante el 29 de mayo el “paro activo desde las 10 con abandono de tareas y movilización” (los ortodoxos propusieron un paro “matero”, sin asistencia). 

Los “legalistas” Atilio López y Elpidio Torres coordinaron con los “independientes” de Agustín Tosco, para la convocatoria que incluía reivindicaciones de corte político impensadas para nuestros días. El resultado: una revuelta popular que derivó en la salida del dictador Juan Carlos Onganía. Sí, esa unidad en la acción resultó en “El Cordobazo”.

Divididos

Superados los agitados años 70 y ya entrada la democracia, a nivel nacional la CGT presentaba dos sectores bien diferenciados: la CGT Azopardo y la CGT Brasil. 

En Córdoba, a comienzos de la década de 1980, el sindicalismo contaba con dos centrales: la CGT Rodríguez Peña y la CGT Chacabuco. 

En 2004 se alcanzó la unificación de la central a nivel nacional, no obstante, en Córdoba la fractura persistió.

Más cercano en el tiempo, hasta al menos 2017, el gremialismo cordobés apareció dividido en tres sectores: la CGT Regional Córdoba (con José “Pepe” Pihen a la cabeza); la CGT Rodríguez Peña (donde confluyeron Mauricio Saillén de Surrbac, Gabriel Suárez de Luz y Fuerza, y Rubén Daniele de Suoem), y el Movimiento de Trabajadores de Córdoba, liderado por Pablo Chacón de Comercio y Rubén Urbano de la UOM.

La CGT Regional de Pihen llegó a reunir a la mayor cantidad de organizaciones. Más allá de la heterogeneidad y de que no faltaron las objeciones al secretario del SEP por su doble rol como jefe de la Regional y legislador del peronismo “cordobesista”, lo cierto es que “Pepe” pudo conducir el amplio espacio durante un buen tiempo, hasta que este año llegó la “intervención” nacional. 

Proceso “normalizador”

En julio de este año la conducción nacional comunica su decisión de intervenir la Regional Córdoba. La forma fue curiosa: a través de una solicitada en medios locales. La tarea “normalizadora”, como prefieren llamarla, fue encomendada a Abel Furlán, el secretario de Interior y secretario General de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica. 

La carta pública, con la firma del triunvirato conductor que conforman Pablo Moyano, Carlos Acuña y Héctor Daer, expresó: “Se ha decidido suspender cualquier actividad dentro de la Delegación Regional, facultando al compañero Horacio Otero a designar tres representantes de organizaciones confederadas de la jurisdicción, a fin de integrar bajo su conducción una comisión normalizadora con el propósito de alcanzar la tan ansiada unidad”.

El primer paso de Otero fue tomar posesión de la sede de avenida Chacabuco 453 y nombrar a la comisión normalizadora, integrada por Rubén Urbano (UOM), Ricardo López (ATSA) y Edgar Luján (Camioneros). 

Lejos de atenuarse la puja, la conducción de la Regional intervenida (Pihen, Ilda Bustos, Federico Cortelletti) recibió por estos días una carta documento. El delegado normalizador solicita ahora la entrega de las llaves de la sede histórica de avenida Vélez Sársfield 137 y pide que “se abstengan de utilizar los logos” y otros símbolos de la CGT. 

“Esto no es una intervención, la Delegación Córdoba no tenía autoridades porque los mandatos habían caducado”, repite Otero cuando se le pregunta sobre su irrupción en Córdoba. 

“La Casa Histórica no es propiedad de la CGT, es propiedad de la Provincia. Hay un comodato firmado, por lo cual resulta absurdo el pedido”, dijo a La Nueva Mañana Ilda Bustos, que detentaba la Secretaría Adjunta de la Regional ahora “intervenida” o “normalizada”. La dirigente del gremio gráfico agregó: “Nosotros nos vamos a seguir llamando CGT Córdoba”.

17 de octubre con distintos actos

Pihen © Mundo Gremial
José Pihen. (Foto: gentileza Mundo Gremial)

Con la conducción normalizadora que designó la central nacional, la CGT está preparando para el lunes 17 un acto para celebrar el “Día de la Lealtad”. La convocatoria para todos los gremios que se enrolaron en este grupo se reunirá frente al busto que recuerda a José Ignacio Rucci, en barrio General Bustos (Diagonal Ica y República del Líbano) y en un plenario convocado para este viernes se definirán las características del acto.

Por su parte, también la CGT Córdoba de José Pihen realizará una actividad el 17 de octubre. No está consensuada la modalidad de la convocatoria, que será resuelta también este viernes en un plenario de los gremios adheridos. 

  

 

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