Argentina no mostró una postura unánime ante Celac y el Consejo de las Américas

Argentina presentó hacia afuera un panorama político interno complejo -y poco claro- respecto a sus intenciones de vinculación con Estados Unidos y la región.

Ed Impresa 25/08/2022 Flavio Colazo
Celac © NA
(Foto: NA)

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Especial para La Nueva Mañana

MUNDO

Recientemente -el pasado 18 de agosto-  han tenido lugar en Argentina las reuniones de la Celac y del Consejo de las Américas, dos instancias que atañen a la política local en relación a sus intenciones de vinculación,  presentes y futuras, con los diversos países de la Región y con los empresarios estadounidenses o con los EE.UU., que no es lo mismo, pero es igual. En un marco político regional sudamericano con una amplia presencia de presidentes progresistas –electos democráticamente- da la impresión que el conjunto de mandatarios están esperando expectantes la definición de las elecciones en Brasil para emprender un camino –guiado por Lula- de una gran unidad regional que potencie las capacidades comerciales y presente ante el mundo un posicionamiento común respecto a la soberanía  de cada país y de la Región en su conjunto. Argentina fue representada por Alberto Fernández en la reunión de la Celac y por Sergio Massa en el Consejo de las Américas. Argentina acabó dando una imagen confusa producto de discursos -del Presidente y del ministro- que no se mostraron firmemente alineados.

Saldos y retazos de la  Celac y el Consejo de las Américas

A la reunión de la  Celac le dio cierre -el pasado 18 de agosto- el discurso del actual presidente pro témpore del organismo, Alberto Fernández, quien hizo hincapié en la voluntad Argentina de fortalecer las herramientas -los organismos aglutinantes de la Región:  Celac, Mercosur, Unasur- que permitan lograr una unión regional, que alcance fuerza de potencia, para asumir las negociaciones, de distintas índoles, con el resto del mundo. Desde allí  Fernández propuso a voz en cuello institucionalizar la  Celac  ya que “hasta ahora nos reunimos y analizamos situaciones  pero no hemos podido tomar medidas en conjunto”, señaló Fernández. La pretendida institucionalización de la  Celac se desea que resulte de tal modo que venga a reemplazar a la OEA, “un organismo a todas luces  al servicio exclusivo de los intereses de los EE.UU.”, según la reiterada expresión de Ernesto Samper. No quedándose únicamente con el tema  Celac Alberto Fernández reparó -escuetamente frente al auditorio de la misma, pero más enfáticamente luego en medios periodísticos-  en la importancia de intentar reflotar la Unasur, o tomar a esta como modelo para institucionalizar la  Celac, destacando la labor de Samper (secretario general de Unasur 2014/2019) en el mantenimiento y preservación del organismo. Unasur hoy solo cuenta con 4 países luego de la estampida hacia afuera del organismo por parte de los gobiernos neoliberales de la Región que habiendo abandonado Unasur pasaron a remplazarlo con otro organismo -el Pro Sur- con total afinidad con Washington.

Massa Americas © NA

Consejos y los consejeros 

El Consejo de las Américas es una organización empresarial de los EE.UU. para promover el libre comercio, “la democracia”, y los mercados abiertos en las Américas. La reunión número 19 de dicho Consejo tuvo lugar en Argentina también el 18 de agosto pasado.

Hubieron instancias discursivas y una anécdota, cuya magnitud aún no ha sido profundamente dimensionada, marcaron fuertemente esta reunión a la hora de realizar un análisis sobre lo que dejó la misma. La anécdota fue protagonizada, nada más ni nada menos, por el embajador argentino en los EE.UU., Jorge Argüello, quien llamó “Presidente” al ministro de Economía. Esta anécdota, quizás graciosa en otra oportunidad, fungió como un elemento más para la zozobra política en momentos que la figura del presidente Fernández se encuentra muchas veces cuestionada, tanto dentro como fuera del Frente de Todos, debilitada y difusa. 

En igual sentido, Argüello también dio a conocer que Fernández y Massa  tienen programado para septiembre un viaje en conjunto a los EE.UU., pero sin compartir una agenda en común.  Respecto a las 2 expresiones aludidas párrafos antes hay que señalar que las mismas son prácticamente homólogas, pero sustancialmente diferentes desde su lugar de emisión. La primera fue la consideración –reiterada en varias ocasiones- del jefe de Gobierno de CABA, Horacio Rodríguez Larreta, en referencia a su visión de un inevitable futuro próximo gobierno integrado por una gran coalición y que según ha expresado anteriormente: “incluya al 70% de la dirigencia política argentina”; como al mismo tiempo reiteradamente expresa que con el kirchnerismo no hay nada que hablar o negociar, el precandidato pone al descubierto cuál es, para él, el sector que debe ser excluido en su ideal de coalición gobernante. Compartida o no, esta visión resulta pertinente desde su posicionamiento dentro de la política interna de su país, muy otra cosa fue la expresión, en sentido similar, surgida desde la boca de quien nada debería decir respecto al movimiento político interno de cualquier país que no sea el suyo, como fue el caso del actual embajador de los EE.UU. en Argentina, Marc Stanley. De modo brutal y desembozado el embajador espetó ante la audiencia presente en la reunión del Consejo: “Hagan una coalición ahora; no esperen al 2023”. Esta expresión injerencista -tratando a Argentina prácticamente como si fuera una colonia estadounidense- pone de relieve hasta dónde está dispuesto a avanzar EE.UU. en su embestida contra los gobiernos de la Región que no responden a sus intereses. Las palabras del embajador dejan un fuerte sabor a desestabilización planificada, a una intención de producir un estado de situación política en Argentina que conduzca -quizás- hasta el derrocamiento de un gobierno electo democráticamente. Pero si la expresión de Stanley  fue estruendosa, mucho más estruendoso resultó ser el profundo silencio de la gran mayoría de la dirigencia del arco político argentino; solo un pequeño número de dirigentes oficialistas llamaron la atención sobre las expresiones de Stanley, las cuales en otro momento histórico seguramente hubieran provocado una fuerte reacción de la dirigencia política nacional en su conjunto y, quizás,  movilizaciones populares de repudio para con el diplomático estadounidense.
 
En ese marco, representando a Argentina en la reunión del Consejo, Sergio Massa, flamante ministro de Economía, solo apeló a presentar someramente un rumbo en los pasos a seguir, que incluyen cierta participación y/o cooperación de la Justicia de los EE.UU. en problemas de evasión financiera argentina y en materia de acciones económicas en conjunto con el empresariado estadounidense.

De allí el desconcierto que Argentina, en una misma fecha, en dos instancias similares, donde se discuten aspectos centrales para la Región, no haya mostrado una postura unánime. 

 

 

La Nueva Mañana - Edición Impresa 273

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