Un 60% de los “sin techo” en Córdoba lleva más de nueve meses en la calle

“Vivir en la calle es una experiencia de vida en absoluta soledad”, dice el Defensor del Pueblo. Se incrementó el número de personas sin hogar, trabajo formal ni contención familiar.

Ed Impresa 12/08/2022 Miriam Campos Miriam Campos
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“Sin dudas la crisis económica está golpeando fuertemente y acrecentando el número de gente en situación de calle”, dice el titular de la Defensoría del Pueblo. económica. (Foto: NA)

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 LA CRISIS GOLPEA FUERTE EN LOS SECTORES VULNERABLES

En Córdoba Capital hay 582 personas viviendo en la calle, eso representa un aumento del 43% en relación al año pasado. El dato surge del informe realizado entre junio y julio por la Defensoría del Pueblo de la Provincia -en conjunto con el Instituto y Promoción de la Igualdad-, que desde hace una década lleva adelante el conteo. En ese marco, Mario Decara, titular de la institución dice: “Vivir en la calle es una experiencia de vida en absoluta soledad”.

Entre las causas de mayor peso para que una persona termine en la calle, una vez más se encuentran los conflictos familiares; luego los problemas laborales o económicos; y en menor medida los problemas de salud u otros factores. Vale destacar que “no se trata de un hecho unicausal”, dice Decara, sino que intervienen y combinan diversos factores en la vida de las personas que transitan la situación de calle.

Los conflictos familiares aparecen con mayor preponderancia en la franja de jóvenes entre 18 y 29 años. Los problemas económicos tienen mayor peso en la franja de 30 a 59 años y los problemas de salud aparecen con mayor recurrencia en la población adulta mayor a 60 años. 

Como la población que no tiene un espacio para habitar constituye un “universo heterogéneo”, con características e historias personales diversas, una distinción que se puede hacer es, por un lado, aquellas que habitan en la vía pública y presentan una mayor vulnerabilidad, que constituyen un 59.6% del total de la gente sin techo; y por otro lado, las que residen en hogares y albergues, que son un 40,4%, muchas veces bajo la asistencia del Estado -ayuda que se acentuó con la pandemia- y organizaciones sociales y/o religiosas. Estas personas que puede acceder a un lugar para pasar la noche y bañarse, durante el día viven en las calles tratando que generarse recursos para su subsistencia. 

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Vivir en la calle 

Decara explica que la situación de calle, donde el 60% de las personas lleva más de nueves meses en esas condiciones, también está asociada a la crisis económica, y eso surge con nitidez en la estadística: “Sin dudas la crisis económica está golpeando fuertemente y acrecentando el número de gente en situación de calle”, indica el titular de la Defensoría del Pueblo sobre las variables que inciden en la problemática.

Respecto a las condiciones concretas, casi el 49% de las personas que permanecen en la calle no cuentan con un colchón, o elemento acolchonado y duermen, por lo general, sobre cartones y bolsas de nylon. 

“Estos datos ponen de relieve las extremas condiciones de vulnerabilidad que supone dormir en la vía pública y demuestran las condiciones diferenciadas en que las personas lo hacen”, dice Decara y destaca que contar con abrigo, colchones, frazadas resulta un aspecto crucial para las personas en situación de calle. 

En cuanto al género, el Defensor del Pueblo cuenta que “la situación de calle constituye un espacio mayoritariamente masculino” conformado por el 85,1% de las personas consultadas, el 13,8% son mujeres y un 1,1% transgénero. En su mayoría, se trata de varones en edad adulta de más de 40 años, provenientes de la Ciudad y el interior provincial pero también hay personas de los países limítrofes. 

“Si bien es cierto que la mayoría de los relevados son hombres sin dudas, la situación de las mujeres en la calle es sensiblemente peor que la de los hombres”, dice Decara sobre las situaciones de violencias y vulnerabilidad que atraviesan. “Esto hay que hacerlo notar porque no es un dato menor”, agrega. 

En esa línea, el informe reporta que la cantidad de tiempo que las personas llevan atravesando esta situación plantea contrastes en las condiciones de vida, ya que puede inferirse que “a mayor tiempo de permanencia, mayor deterioro de las personas y más dificultades para desarrollar estrategias de sobrevivencia”. 

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Lograr comer y no enfermarse

“Vivir en situación de calle implica, entre otras cosas, un despliegue de acciones para garantizar recursos que permitan la subsistencia”, plantea el informe y agrega que las personas, pese a sus adversas condiciones, suelen generar sus propios recursos tanto económicos como materiales para afrontar las necesidades cotidianas: “Esto implica, en algunos casos, el desarrollo de una actividad económica, como cuidar coches, limpiar vidrios, venta ambulante, pedido de colaboración, entre otras actividades”.

En ese marco, se distingue que el 75% de las personas cuenta con algún tipo de ingreso económico. Sin embargo, la Defensoría indicó que de acuerdo a estudios anteriores se puede constatar que “dichos ingresos son siempre escasos para afrontar el pago de un alquiler y otros gastos de subsistencia”.

Del relevamiento también se visibiliza que a la mayoría de las personas se les dificulta realizar todas las comidas durante el día, siendo la merienda la que menos logran cubrir. En promedio, más del 80% puede acceder al resto de las comidas.

Un aspecto que se reitera en los testimonios es que durante los fines de semana resulta más complicado acceder a alimentos, que puede vincularse a que en estos días muchas veces no se sostienen iniciativas de ayuda.

En esa línea, las condiciones de salud de las personas en situación de calle se tornan complejas si se tienen en cuenta las condiciones en las que viven y los diversos obstáculos a la hora de acceder al sistema de salud y de sostener un tratamiento. En Córdoba capital, uno de cada dos personas sin techo tiene al menos una enfermedad. 

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“Las condiciones de vida y salubridad reflejan las profundas y coexistentes dificultades que tienen estas personas a la hora de pensar su salud y que, se han agudizado en el contexto de la pandemia”, precisa el reporte de la Defensoría del Pueblo y puntualiza que respecto al Covid-19, el 26,6% de las personas en calle afrontó la enfermedad y el 8,5%, dijo que desconocía si se había contagiado o no. En ese marco, respecto a la vacunación contra el coronavirus, un rasgo positivo es que casi el 70% de la población que viven en la calle fue inoculada, con al menos una dosis. 

“La salud es una dimensión clave para reconocer las condiciones en que viven las personas en situación de calle y es un derecho fundamental que debe ser garantizado por los diferentes niveles del Estado”, reflexionó el equipo de relevamiento en el informe y destacó que se vuelve necesario repensar las condiciones de vida y de salud de la población, “reconociendo en todo contexto, que es un tema que demanda ser atendido de manera urgente”. 

 

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