La Cumbre de las incertidumbres

La Cumbre de las Américas 2022 se celebra a partir del 6 de junio en EE.UU. Hasta el momento se habla más de las ausencias que del encuentro de mandatarios de la Región.

Ed Impresa03/06/2022 Flavio Colazo
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Alberto Fernández, como presidente de la Celac, será la voz de los países integrantes de ese organismo. (Foto: NA)

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Especial para La Nueva Mañana

Bajo el lema “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, y a 28 años de la primera reunión del tipo (Miami, 1994), este año se desarrollará -entre el 6 y el 10 de junio- la novena edición de la Cumbre de las Américas en la ciudad de Los Ángeles, siendo  esta la  segunda oportunidad en que EE.UU. cumplirá con el rol de anfitrión. A pocos días de su inicio varios temas asoman desdibujados y brumosos; tanto las presencias como las ausencias de determinados mandatarios, como el temario sobre el cual se trabajará en la Cumbre, pareciera que no alcanzarán una definición clara sino hasta el inicio de la misma. 

Razones de las Cumbres

Nacida en los 90, en un contexto de hegemonía neoliberal en la Región, la Cumbre de las Américas fue concebida por los EE.UU. como una puesta en marcha de la Iniciativa para las Américas acuñada por George Bush (p); así, durante la presidencia de Bill Clinton, en 1994 tuvo lugar la primera de las ocho cumbres ya realizadas, y cuyo propósito de fondo fue comenzar a darle forma y contenido a un proceso hemisférico de integración -favorable a EE.UU.- nominado como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Dicho Tratado fue cobrando forma en las sucesivas Cumbres, pero al momento de  ser ratificado y puesto en marcha se desplomó como un piano; esto ocurrió en la Cumbre de Mar del Plata en 2005. Desde entonces, al dejarse de hablar durante las Cumbres sobre el libre comercio pretendido por EE.UU., la Cumbre perdió interés para la gran potencia norteamericana, llegando al punto cúlmine de no asistir un presidente de ese país, Donald Trump, a la Cumbre de 2018 en Perú. El otro interés presentado originalmente por EE.UU. – y en consonancia con el proceso de integración hegemónica- fue lo que ese Estado nacional define como “democracia”. En este sentido, desde su primeros pasos desde las Cumbres se pretendió debilitar, disciplinar, y -por qué no- derrocar a todo gobierno de la Región no alineado.  También en ese aspecto, a partir del Siglo XXI, el discurso de EE.UU. - y su alcance- dentro las Cumbres fue debilitándose, a punto de que, por ejemplo, la cumbre del 2009 en Panamá –en la que Chávez le regalara a Obama un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina-  contó con la presencia del gobierno de Cuba. Así se arriba hoy a esta novena Cumbre en la cual Biden se ha propuesto –al menos desde la puesta en escena- recuperar un vínculo que aún no termina de perfilarse definidamente, habida cuenta del errático andar en idas y vueltas, y con medidas contradictorias, en los pasos diplomáticos dados por EE.UU. para con varios de los países de la región. 

La elección del escenario

A diferencia de aquella primera cumbre, celebrada en el estado de Florida en 1994, esta vez la administración Biden ha escogido la ciudad de Los Ángeles, en el estado de California,  como escenario para la realización del encuentro; dicha elección no ha sido ingenua en modo alguno, toda vez que la ciudad escogida cuenta con la mayor concentración de población hispana/latina de EE.UU.

Biden
Luego de la Cumbre se espera que Biden defina su política respecto a los países de Latinoamérica y el Caribe.

¿De qué se hablará en la cumbre?

Los asuntos a tratar -presentados a la vista pública antes de iniciar la Cumbre- básicamente son: Inclusión social; Recuperación económica (pos pandemia); Cambio climático; Democracia; Mecanismos de negociación multilateral y Libre mercado. Este menú básico es el que se presenta como temario motor de la Cumbre, pero se ha dejado saber que, por ejemplo, el tema migración va a ser puesto sobre la mesa en algún momento del cónclave. De igual manera –más directa que indirectamente- el tema del vínculo CELAC/China no estará ausente durante la Cumbre. Dentro del tema Inclusión social podría presentarse la problemática –de suma importancia para EE.UU.- de la migración ilegal; en tal sentido son inentendibles las pretendidas ausencias -por parte del anfitrión- de los gobiernos de dos de los países con mayor flujo migratorio hacia EE.UU., Venezuela y Cuba. En cuanto a Democracia, habrá que ver con qué espíritu va a recibir el anfitrión a las nuevas administraciones de los países que, elecciones presidenciales mediante, han dado un giro en sus políticas, además de Argentina,  Chile y  Honduras -en caso que asista-. Respecto al Libre mercado se sabe que más allá  de las simpatías siempre presentes de países de la Región que orbitan en torno a la potencia norteamericana -como Colombia, hasta hoy al menos-, sumadas a  las más recientes de Uruguay  y Ecuador, difícilmente encuentre EE.UU. eco para sus propósitos; aunque el caso de Brasil, con Bolsonaro al frente, es impredecible.

Errática política de Biden

Durante la administración Trump la política de EE.UU. para con la Región fue -aunque pudiera resultar inadmisible- clara; de desinterés, en el mejor de los casos, o pro intervencionista -al punto de promover  invasiones  o golpes de Estado en algunos países de la Región- en el peor escenario. Por contrapartida la actual administración –y más luego de estallar la guerra entre Ucrania y Rusia- envía señales confusas, en uno y otro sentido, respecto a su política injerencista en otros países. Por ejemplo, por un lado se flexibilizan las medidas para los envíos de remesas de dólares desde EE.UU. hacia Cuba, al mismo tiempo que se destraban vuelos hacia la isla; pero por el otro le niega al país caribeño la posibilidad de participar en la Cumbre. Otro tanto es su hacer respecto a Venezuela; por un lado dice desconocer la investidura presidencial de Maduro, pero envía una delegación a negociar con él por petróleo, y al mismo tiempo que no acepta la presencia del presidente venezolano en la Cumbre tampoco invitó al opositor Juan Guaidó, quien -para EE.UU.- es una suerte de presidente en ausencia de Venezuela (presidente encargado). Tan confusos son los pasos dados hasta ahora por la administración Biden en el terreno de la visión política hacia la Región que bien cabría formularse el siguiente interrogante: ¿La gran preocupación –demostrada por Biden-  por llevar adelante la Cumbre deviene acaso de una búsqueda para que pueda surgir desde la Cumbre una línea clara y definitiva en cuanto a la política de su administración para con la  Región? La respuesta quizás empiece a develarse una vez concluida la Novena Cumbre.

La posición argentina

La determinación del presidente Alberto Fernández respecto a la participación argentina en la Cumbre ha tenido sus idas y vueltas. Así, en tanto actual presidente  de la Celac y luego de arduas conversaciones -públicas y privadas- con miembros del organismo, finalmente ha confirmado su asistencia a la Cumbre. La confirmación se dio luego de que, AMLO desde México y Maduro, desde Venezuela, dejaran saber públicamente su deseo de que Alberto Fernández esté presente en la Cumbre para hablar en nombre de los integrantes del organismo que preside su par argentino. 

 

 

LNM - Edición Impresa 260

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