El acuerdo con el Fondo, entre la responsabilidad y las convicciones

De distintas maneras el kirchnerismo expresó en el Congreso su disconformidad por el acuerdo con el FMI. Y deje que lo apoyen albertistas y JxC y endilgarles posible fracaso.

Ed Impresa 18/02/2022 Daniel Salazar
Alberto Cristina © NA
Si el préstamo del FMI al gobierno de Macri fue otorgado de manera irregular, por qué el actual gobierno no exigió un acuerdo excepcional por fuera de los manuales del Fondo para el pago de esa deuda. (Foto: NA)

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Especial para La Nueva Mañana

Partir de la base de que Mauricio Macri fue irresponsable y dañino -al decir del presidente Alberto Fernández- que dejó una deuda impagable para el país, con la complicidad comprobada del Fondo Monetario Internacional (FMI,) que costará décadas recomponer. Con vencimientos para este año de 19 mil millones de dólares y 23 mil millones para el que viene y otro tanto en 2024 no parecen ser acepciones exageradas o tendenciosas para con el ex presidente.

Sin embargo, esas expresiones cobran mayor sentido porque son una parte de la base de la discusión hacia adentro del Frente de Todos. Si el préstamo del FMI al gobierno de Macri fue otorgado de manera irregular incumpliendo los propios estatutos del organismo internacional y en el orden interno el macrismo violó todas las leyes constitucionales y de administración financiera que fue motivo de la denuncia penal contra el ex mandatario y varios de sus funcionarios, por qué el actual gobierno no exigió también de entrada un acuerdo excepcional por fuera de los manuales del Fondo para el pago de esa deuda, como lo pedía el kirchnerismo.

Nada de lo que planteó el cristinismo para discutir con el organismo multilateral y conseguir un acuerdo más beneficioso para el país logró Martín Guzmán. En ese sentido, el ministro de Economía no consiguió una quita de capital, ni canje de deuda por acciones climáticas, ni condonación parcial. Tampoco logró estirar los plazos de pago a 20 años, como plazo excepcional por el otorgamiento del crédito irregular, ni eliminar las sobretasas que se cobran por acceder a un crédito mayor al permitido, a pesar de que tuvo el aval del G20.

Como consecuencia del modo con que se había negociado y el resultado del acuerdo Máximo Kirchner renunció a la jefatura del bloque peronista de Diputados y acusó al gobierno de “hablar de una negociación dura cuando no lo fue”. “Nadie está obligado a defender lo que no se comparte”, le habían dicho a La Nueva Mañana cerca del hijo de la vicepresidenta cuando presentó la carta de renuncia.

El ajuste 

El ajuste de las cuentas fiscales es el otro punto de conflicto entre los socios de la coalición. El gobierno tampoco consiguió imponer el plan original de Guzmán, que quería llegar al equilibrio fiscal en 2027 y que de lo contrario si el déficit cero se alcanzaba en 2025 -como pedía el Fondo- “sería esencialmente un programa de ajuste real”. En este aspecto, a pesar que también se impuso el organismo multinacional el ministro jura y perjura que no habrá ajuste y asegura que se puede crecer sin dejar de gastar y achicando el déficit y, a partir de allí distribuir a los que todavía no vieron la recuperación.

Para el ministro “se llegó al mejor acuerdo que se podía lograr”, el Fondo no exigió ajustes estructurales laborales, previsionales, ni de inversión en infraestructura que permitirá sostener el crecimiento y una ventana de tiempo para acumular reservas para afrontar dentro de cuatro años el pago del crédito que tomó Macri. 
Por el contrario, el sector kirchnerista considera que el acuerdo esconde un ajuste que será brutal para las clases populares, así como se muestran indignados por las revisiones trimestrales que buscan garantizar el cumplimiento efectivo de las metas fiscales y aseguran que es imposible pensar en recortes cuando, luego de la crisis del macrismo y la pandemia, hay sectores que necesitan una inyección de recursos sin dilaciones, algo que no podría hacerse en el marco del acuerdo de reestructuración de la deuda con el FMI.

La ética de la responsabilidad y la ética de las convicciones

Cristina Fernández de Kirchner eligió el silencio para manifestar su disconformidad por el acuerdo con el Fondo en concordancia con sus responsabilidades de gobierno. Su hijo, por el contrario, tenía la posibilidad de renunciar a la presidencia del bloque en Diputados y seguir siendo diputado, la vicepresidenta no.

También se diferenció de su primogénito en el modo de expresar sus convicciones. Máximo por carta pública, Cristina a través de las declaraciones del presidente de la bancada oficialista del Senado, José Mayans, que causaron tanto impacto.  “Necesitamos el detalle del acuerdo con el FMI para saber en qué compromiso vamos a meter al país”, sostuvo en declaraciones radiales, rompiendo así la celosa reserva que predominaba sobre el pensamiento del kirchnerismo en la Cámara alta con respecto al principio de entendimiento anunciado por Guzmán antes de prometer cualquier voto a favor. 

Al igual que en Diputados, son varios los y las legisladores del FdT de la Cámara alta que ponen reparos al acuerdo y que seguramente no lo acompañarán.

En la vereda de enfrente hay una mayoría que anticipa que apoyarán el proyecto del Presidente porque entienden que el que tiene las facultades de negociación es el Poder Ejecutivo y que más allá del costo que pueda tener “es el mejor acuerdo al que se podría haber llegado”, apelando a la ética de la responsabilidad de Alberto Fernández.

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Edgardo Darío Kueider, Senador Nacional del bloque del Frente de Todos.

“Tengo confianza en el Presidente y en el ministro de Economía de que no va haber ajuste y que el acuerdo es la mejor salida o la menos peor teniendo en cuenta que la otra alternativa es no pagar y entrar en default con consecuencias económicas y sociales que son catastróficas”, le expresó a La Nueva Mañana Edgardo Kueider, uno de los senadores proclives a apoyar el acuerdo y elegido por el presidente para sumar voluntades en el Senado.

El Congreso se apresta a despedirse de las sesiones extraordinarias convocadas por Alberto Fernández con nula actividad, en medio de los tironeos por la negociación con el Fondo Monetario Internacional y la espera de un acuerdo final para el mes próximo, ya en medio de las sesiones ordinarias que abrirá el Presidente el 1 de marzo.

Después vendrán las votaciones. Fiel a sus convicciones el sector kirchnerista dejará que el acuerdo la avalen los peronistas no kirchneristas y la oposición de Juntos por el Cambio para quienes el default no es una opción en una estrategia que los dejara pegado ante un eventual fracaso del programa con el Fondo. 

 

 

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