La familia futbolera de Juan Carlos Maldonado

Fue uno de los jugadores importantes del histórico ascenso de Belgrano de hace una década. Su esposa es futbolista, hija de la leyenda Bernd Schuster, y sus hijos también, uno en Vélez y otro en River.

Ed Impresa25/06/2021Marcos J. VillaloboMarcos J. Villalobo
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“Amamos el fútbol en casa", dijo Maldonado.Foto: gentileza.

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Hace diez años Juan Carlos Maldonado estaba viviendo uno de los momentos más brillantes de su carrera, logrando un ascenso histórico con la camiseta de sus amores. Una década... hoy se encuentra alejado del fútbol profesional, pero no retirado. Sin embargo, en su hogar de La Falda se respira diariamente con la pasión por la pelota.

Más allá de que regaló mucho, aún en su casa hay muchas camisetas, entre ellas las dos de Belgrano con el dorsal “8” que usó el 22 de junio y 26 de junio de 2011, en Alberdi y Núñez, respectivamente. También encabeza el proyecto de la Academia de Fútbol que lleva su nombre y facilita la posibilidad de que chicos de la zona consigan pruebas en clubes de Primera.

Pero eso no es lo fundamental del porqué en ese hogar se escuchan pelotazos, traqueteo de botines, aroma a átomo desinflamante y haya vendas al lado del lavarropa.

Es que el mediocampista zurdo de 34 años está casado con Rebecca Schuster, mediocampista derecha hija de la leyenda del fútbol alemán Bernd Schuster. Y tienen dos hijos: Benjamín, de 11 años, zurdito que está en las inferiores de Vélez Sarsfield, y Sami, de 7 años, derecho, que recientemente firmó un acuerdo con River Plate. Fútbol, fútbol, fútbol...

Con una sonrisa el “Negro” Maldonado le cuenta a La Nueva Mañana: “Amamos el fútbol en casa. Mi hijo más grande tiene 11, juega en Vélez, en octubre cumple 12. El Sami tiene 7 y firmamos con River. Lo vieron en nuestra página de Facebook, les gustó cómo entrenaba, como un chico más grande, bien desarrollado. Tienen capacidad, la sangre, pero hay que acompañarlos, que trabajen, que sean responsables, serios, que lo hagan con dedicación, pueden pasar cosas en el camino, pero es importante que lo disfruten. Estamos contentos, no los obligamos a jugar, lo hacen porque tienen condiciones, les gusta. Como familia los vamos a acompañar a que puedan cumplir sus sueños”.

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Maldonado jugó en Belgrano, Palestino, Coquimbo Unido, Deportes Antofagasta, Instituto, Oriente Petrolero, Deportes La Serena. Su esposa jugó en el Colonia alemán y en St. Louis, de Estados Unidos. Ambos, también, jugaron en River de La Falda. 

Rebecca nació en Barcelona, aunque tiene la nacionalidad alemana. Su padre fue campeón de la Eurocopa de 1980 con la Selección germana y fue jugador del Bayern Leverkussen, Barcelona, Real Madrid, Atlético Madrid, entre otros. “Hablamos siempre, es familia, y siempre hay contacto. Él vive en España. El gallego es para nosotros – se ríe-, está radicado en Madrid. Tenemos muy buena relación. Hace poco le mandamos un video para mostrarle cómo jugaba el Sami, y él se lo mandó a un contacto del Real Madrid y lo querían. Querían que lo lleváramos, pero ya habíamos arreglado con River”, relata Maldonado.

Juan Carlos y Rebecca se conocieron en el 2013 en el aeropuerto de Santiago de Chile. Y allí inició esta relación que hoy los tiene en La Falda, con esta familia bien futbolera.

El “8” del ascenso

Juan Carlos Maldonado hizo todas las inferiores en Belgrano. Debutó en el 2006 en el primer equipo del Celeste. Jugó más de 80 partidos en la Primera del “Pirata” y fue pieza fundamental del histórico ascenso del 2011, donde fue titular en los dos partidos de la Promoción ante River.

- Se cumple una década de aquella promoción, ¿qué recordas de esos días?

- Siempre trato de recordarlo. Más allá de todo lo que se logró, lo histórico, es que lo viví como hincha de Belgrano. Viví en la pensión, llegué a Primera, tuve mi ida a Chile, volví, la promoción del 2009 ante Rosario Central, hice un gol, pero no pudimos ascender, peleamos para lograr otra posibilidad, logramos esa promoción con River. Era una final que si la perdíamos quedaba ahí, pero sabíamos que si ganábamos trascendía de por vida. Y trascendió para el mundo de Belgrano, quedará grabado en el corazón de los hinchas. Ojalá Belgrano pueda volver donde merece estar, en Primera, porque nosotros hicimos mucho esfuerzo para que estuviera ahí.

- ¿Te quedan las camisetas de esos partidos ante River?

- Tengo todo, camisetas, pantalón, medias, guardé todo. En ese momento me dije, son partidos importantes, hay que guardar. Apenas terminó hice firmar la camiseta por todos mis compañeros y las guardé. Hoy, con el correr del tiempo, el valor que tienen es tremendo. Fue un premio maravilloso, pero en lo personal, por ser hincha, ese ascenso no tiene precio... Volviendo a las camisetas, mi viejo siempre me cagaba a pedos porque era de regalar mucho. Regalaba todo. Muchas veces un hincha me encontraba en la calle, me pedía la campera del club y se la daba, lo regalaba porque entendía el deseo del hincha. Siempre regalé todo. Pero tengo mi colección de camisetas, es grande, de los lugares donde estuve, pero esa ante River es la más importante y está bien guardadita, bajo siete llaves.

“No me guardé nada”

“Me muero por volver a jugar al fútbol, está muy difícil, ya te haces la cabeza y te das cuenta que no te llaman”, expresa el volante. Sabe que es difícil, pero aún tiene una esperanza de retornar al fútbol profesional. Entrena, se siente bien y “no estoy viejo”, dice entre risas. 

Este cronista pudo entrevistar a Maldonado en el predio de Villa Esquiú cuando el mediocampista era un pibe y la rompía por la banda izquierda en los partidos de la Cuarta de Belgrano en el torneo de inferiores de AFA, también allá por el 2006 y debutaba en el primer equipo “Pirata”, cuando regresó en el 2008 de su experiencia por Palestino de Chile, donde jugó 34 partidos y marcó 9 goles, le hizo notas cuando hizo el golazo en julio de 2009 en la cancha de Rosario Central por la promoción, pero no pudo ser alegría, y también cuando se sacó esa espina en el Monumental de Núñez celebrando con su Belgrano querido. Y hoy que el fútbol profesional parece estar alejado. Mantiene la sonrisa, la amabilidad y bondad… así, como cuando era un pibe y soñaba… y ahora que con 34 años se ilusiona con sus pequeños.

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- ¿Qué balance haces de tu carrera?

- Siempre traté de ser positivo más allá de que me hubiera encantado seguir jugando. No me guardé nada. Todo lo que hice lo hice al cien por ciento. Tuve la posibilidad de disfrutarlo. Estuve en la mira de clubes grandes. Cuando River descendió me llamó Matías Almeyda, también después me llamó el Turco Asad para ir a San Lorenzo. Tuve esas posibilidades, pero no me dejaron ir y me quedé en Belgrano. Pero soy un agradecido al fútbol por todo lo que me dio, los amigos que me dio, conocí muchos clubes. Lo más importante es haber dejado amistad en los lugares donde estuve. Fui feliz y agradecido a Dios por dejarme disfrutarlo. Así se tiene que vivir el fútbol y eso se lo bajo a mis hijos. El fútbol es lo más lindo que te puede pasar.

- ¿Ahora estás con una Academia de fútbol?

- Desde el momento en que ya no me salían equipos e iba entendiendo que estaba quedando afuera de la órbita del fútbol con un amigo, que ama el fútbol, es dedicado y capacitado, empezamos a trabajar con la Academia, donde preparamos jugadores. El año pasado metimos una chica en Belgrano. Es una academia de alto rendimiento y en la medida que los vas viendo, lo llevamos a pruebas. Trabajamos con eso. Tengo dos categorías, una Sub-13, son unos 35 chicos, juegan en la liga local y tienen muchas capacidades y los vamos preparando. Después tenemos chicos más grandes, de 15 a 22 años. El año pasado íbamos a llevar jugadores a Chile, pero la pandemia nos frenó todo. Les enseñamos que tienen que trabajar, que se tienen que cuidar, entrenar todos los días. Somos unos 60 chicos. También tenemos una escuela convencional, donde los chicos vienen a divertirse y lo maneja mi hermano. La academia se llama Juan Carlos Maldonado.


El histórico ascenso de Belgrano

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“Finales no se juegan todos los días y encontrarte con una de esas como nos tocó a nosotros, yo la disfruté. El marco, lo que se vivía, los compañeros, llegar hasta donde llegamos, porque estábamos últimos y llegamos a pelear un ascenso. Nos mirábamos a la cara y sabíamos que quedábamos para siempre en la historia”, describe Juan Carlos Maldonado, que fue uno de los jugadores que más partidos jugó en esa inolvidable campaña de Belgrano de la temporada 2010-2011 que se coronó ante los ojos del planeta en el Monumental de Núñez.
Fueron 34 jugadores los que se utilizaron en aquella campaña que se inició con Jorge Guyón como DT hasta la octava fecha, continuó con Luis Sosa hasta la 18ª y culminó con Ricardo Zielinski en una remontada histórica.

Belgrano - Campaña

  

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