Piazzolla: músico argentino, patrimonio universal

Este 2021 habrá celebraciones todo el año y en todo el país, al cumplirse 100 años del nacimiento del gran músico Ástor Piazzolla. La Nueva Mañana conversó con los cordobeses “Minino” Garay y Damián Torres.

Ed Impresa 26/02/2021 Flavio Colazo
piazzolla © NA

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Especial para La Nueva Mañana

En el año del centenario del nacimiento del célebre músico argentino Ástor Piazzolla (nació el 11 de marzo de 1921), La Nueva Mañana convocó a dos músicos -referentes locales de alcance global- para que expresen sus consideraciones respecto a la trascendencia y relevancia del artista homenajeado: Gabriel “Minino” Garay y Damián Torres.

“En el mundo, Piazzolla es tango… como Maradona es fútbol”

“Minino” Garay hace 30 años despegó desde nuestra ciudad hacia el mundo para aportar su gran talento a proyectos con músicos de gran relieve mundial, dentro una variedad de estilos como el jazz, folklore, rock y tango, sin despegarse nunca del cuarteto de su tierra natal. 

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¿Quién fue Ástor Piazzolla desde tu punto de vista?

- Un visionario… que en parte lo fue por las circunstancias personales de su vida. Porque tuvo un padre que siendo un niño lo llevó con él hasta los más recónditos lugares donde su trabajo lo convocaba, un aventurero, y que le regala un bandoneón en plena infancia.  Así lo llevó a EE.UU. Y allí lo lleva a conocer a Gardel, después de un concierto en Nueva York. El mundo neoyorkino, especialmente el de las comunidades (italianas, judías, del jazz, etc.) lo imbuyó e impregnó de esas vibras que los genios absorben desde la atmósfera de los lugares por donde transitan. Él era un transgresor y así asumió las músicas que lo habitaron. Como pasa con los genios, fue reconocido recién al final de su vida como tal. Hoy es un ejemplo a seguir.

¿Su obra es producto de puro instinto de genio?

- Creo que no hay que pasar por alto que sus estudios en Francia con Nadia Boulanger, considerada por muchos la pedagoga musical más importante de todos los tiempos. Con ella estudiaron Lalo Schifrin, Egberto Gismonti, Michel Legrand, etc. El tango, a partir de él, ya es algo universal, ya no solo pertenece a Argentina, ya es como el jazz. Si el jazz es, hoy por hoy, todo aquello que se puede improvisar, a partir de Piazzolla el tango es toda aquella melancolía que va a buscar sus raíces, hecha música; una tristeza que se puede bailar. No hay lugar en el mundo en que no se relacione a Piazzolla con el tango, como a Maradona con el fútbol.

¿Tuviste posibilidad de conocerlo personalmente?

-Sí. Yo llegué a Francia en 1988. Y tuve la suerte de tocar bastante tiempo con Raúl Barboza, el gran acordeonista; entonces, en una reunión, Piazzolla le presentó a Barboza mucha gente, entre ellos a Richard Galiano (acordeonista y bandoneonista, gran amigo de Piazzolla- y con quien luego toqué). En esas reuniones yo participaba al lado de Barboza, pero para mí fue algo muy fuerte verlo porque yo, enamorado del ritmo, lo admiraba a Piazzolla por las claves que utilizaba…. ¡ese 3-3-2 fantástico! Él fue de los primeros en utilizar la batería (con el italiano Tullio De Piscopo). Hoy creo que perdimos la gran oportunidad de presenciar una evolución aún mayor de su música, al no haber podido llegar a tocar con su nieto Daniel “Pipi” Piazzolla (quien participa en mi disco Speaking tango). Otra circunstancia que me propició estar cerca de la vida de Piazzolla fue que, cuando llegué a París, quien asumió una especie de padrinazgo mío fue el gran pianista Gustavo Beytelmann, quien tocó mucho tiempo con Ástor.

¿Cuáles son los límites de la influencia de la obra musical de Piazzolla de aquí en adelante?

-Su tango va a seguir influenciando a muchas generaciones- hay que escuchar a su nieto y a su  grupo, Escalandrum-.  La influencia de Piazzolla, como la de los compositores mayúsculos de la música universal, va a perdurar por varios siglos. Yo creo que en todas las músicas debiera darse esa evolución, por eso espero y ansío que en Córdoba se vaya hacia las raíces del cuarteto, y desde allí pueda evolucionar, partiendo desde su influencia europea, y no caribeña como sucede actualmente. 

¿Cómo se gestó Speaking Tango?

- Yo no tenía relación con el tango cuando vivía en Córdoba, pero cuando llegué a Buenos Aires empecé a frecuentar un lugar típico de tango, donde acudían muchos músicos y cantantes, como Amelita Baltar, entre otros, y a las guitarreadas en las milongas. Allí aprendí a escuchar más las letras. Para este disco tomé letras, las saqué de contexto, y les puse otra música, con aire de tango, pero fuera del tango tradicional. Lo realicé junto al pianista Hernán Jacinto. También convoqué a Pipi Piazzolla, al baterista André Ceccarelli y al cantante argentino Daniel Melingo. Este disco saldrá dentro de pocos meses, si la pandemia lo permite.

“La música de Piazzolla está en los repertorios de las mayores y mejores orquestas de todo el mundo”

El cordobés Damián Torres forma parte de la elite de bandoneonistas argentinos. Dirige la Orquesta Provincial de Música Ciudadana, y en estos momentos se encuentra en pleno proceso de grabación de un disco con una formación a la cual ha sido convocado en virtud de su excelencia artística.

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¿Cuál es la gran contribución de Piazzolla a la música argentina?

-Su contribución es una de la las mayores de todos los músicos argentinos. Porque se universalizó del tal modo que su música pasa a ser parte de los repertorios de las mayores y mejores orquestas de todo el mundo. Es de una enorme importancia cuando las obras de un compositor logran diseminarse por todo el planeta, como es el caso de Piazzolla.

Maffia, Laurenz, Troilo… ¿Cuál es la marca evolutiva de Piazzolla en el bandoneón?

 -Su aporte en cuanto a la evolución de la ejecución del instrumento pasa, en parte, por la improvisación. Hay varios ejemplos en su repertorio, quizás el más ejemplar sea el de Tristezas de un triple A, en donde él se manda por caminos de exquisitez y recovecos inexplorados. No hablo de una improvisación ultra jazzística, sino que a veces se involucra en sensibilidades más contemporáneas, con reglas de juego más libres. Otro aporte es la recreación constante de las melodías de su propia autoría.

Su bandoneón expresa rabia, melancolía, tristeza, placer como pocos. ¿Cuál fue su gran aporte como instrumentista?

- El de una maravilla de toque… Es una ametralladora por momentos…, y un letargo sutil y conmovedor, por otros, con una extremada dulzura de lamento. Según sus propias palabras él tocaba sin grises, de manera sumamente expresiva.

¿Cuánto influyo Piazzolla en Damián Torres?

-La influencia de Piazzolla en mí es vastísima e inmensa. Yo escuchaba a Piazzolla en la casa de mis padres en Corral de Bustos… Y empecé a tocar bandoneón a los 20 años colocando sus discos y tocando, por oído, encima de ellos. Así hasta que comencé a leer mejor, y conseguí partituras, y pude tocar una obra de él completa -antes tocaba por fragmentos. También me influenció en cuanto compositor y arreglador. Es la influencia de un criterio de belleza y un criterio de empuje; de ser lo más ricamente melódico a la hora de componer, por esos lados viene la influencia de Piazzolla en mi vida como músico.

¿Vas a estar presente en alguno de los vastos conciertos en homenaje al maestro que se realizarán a lo largo y ancho del país?

-Sí. El día 11 de marzo, con la Orquesta Provincial de Música Ciudadana -la cual dirijo- nos presentaremos en el Teatro Real.

 

 

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