La revolución de la energía

En nuestro país, el uso energético está concentrado mayoritariamente en los combustibles fósiles, desde la UNC se investigan actualmente diversas fuentes de energía que pueden desarrollarse en beneficio de las personas y el ambiente.

Ed Impresa 01/06/2019 Guillermo V. Goldes
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El 86% de la producción de energía en Argentina está concentrada en energías no renovables. Foto: Gastón Bailo.

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Especial para La Nueva Mañana

Una mañana nos encontramos con Osvaldo Cámara, químico de la UNC, en el Pabellón Argentina. Comenzamos a charlar sobre su tema de investigación relacionado con fuentes novedosas de energía.

-La producción de energía en Argentina está muy concentrada en combustibles fósiles. ¿Es así?

Es así. Hablemos de producción de energía para todos los usos: industrial, domiciliario, automotor, iluminación de vía pública, todo lo que se consume en el país, sea para iluminar, cocinar, desplazarnos, calefaccionarnos y refrigerarnos, absolutamente todo.

Un 53% de esa producción usa como fuente primaria el gas natural, y un 33% el petróleo. Entre gas y combustibles líquidos representan un 86% de esa torta, según datos de 2016. El 14% restante se distribuye así: 6,8% viene de biocombustibles, 4,7% de energía hidroeléctrica, 2,3% de energía nuclear y sólo el 0,2% de las energías no convencionales y renovables, como la eólica, la energía del viento. Este último rubro también  incluye la energía solar; su aporte es casi nulo.

Ahora, si nos referimos al uso de fuentes primarias de energía para generar electricidad, los valores cambian un poco: 73,5% para las fuentes no renovables, que incluyen combustibles fósiles y energía nuclear, y 26,5% para las energías renovables. Estas energías renovables comprenden la hidroeléctrica con el 16%, la eólica con el 6%, de la biomasa con el 2%, solar con el 2% y el 0,5% para otras fuentes menores.

-¿Qué problemas genera esa concentración?

Fundamentalmente dos. El primero, es que no son renovables. Más temprano que tarde se agotará el petróleo. En gas natural, los recursos disponibles son mayores y no se vislumbra una crisis de agotamiento. En el caso del carbón, en Argentina prácticamente no lo utilizamos, y los yacimientos estimados son enormes.

El segundo problema tiene que ver con que los combustibles fósiles son sustancias químicas basadas en el carbono. Casi puro en el carbón de piedra, en forma de compuestos de carbono e hidrógeno, que se llaman hidrocarburos, en el gas natural, el petróleo y sus derivados: naftas, gasoil, fueloil, kerosenes.

La combustión libera la energía contenida en estos compuestos, que se combinan con oxígeno. Esas reacciones generan, como productos secundarios, dióxido de carbono y agua.

El dióxido de carbono no es tóxico, pero tiene un impacto importante en el equilibrio térmico de nuestro planeta: es un poderoso gas de efecto invernadero. El vapor de agua y el dióxido de carbono de la atmósfera retienen parte de la radiación infrarroja de la Tierra que debería escapar al espacio. El efecto invernadero natural del planeta permitió la vida sobre el mismo durante milenios. Pero el problema grave que enfrentamos hoy es el aumento del efecto invernadero. Y se produce porque estamos aumentando la concentración en la atmósfera de los gases que lo provocan.

La mayor presencia de dióxido de carbono atmosférico no se balanceó con una mayor captación de ese gas por parte de los sumideros naturales. La fotosíntesis de las plantas verdes ayuda a mantener acotada la cantidad de dióxido de carbono en el aire. Ese gas también se disuelve en las aguas de los océanos. Pero esos procesos no aumentaron, de manera que no se compensó la mayor liberación de dióxido de carbono. Por eso se acumula más en la atmósfera.

paneles solares
Argentina tiene enorme potencial eólico y solar, pero se necesitan grandes parques de aerogeneradores o emplazamientos importantes de paneles fotovoltaicos.



-¿Cuáles son las formas de producción de energía más innovadoras?

Las energías alternativas o renovables. Hay varios tipos. Las más desarrolladas son: la energía del viento o eólica, y la energía solar. Hay fuentes menos aprovechadas, como la energía de las mareas o mareomotriz, o del calor subsuelo, energía geotérmica.

En el caso de la energía solar, se difundieron mucho los calefones solares de uso doméstico. Permiten disminuir el consumo particular de gas natural. Pero el potencial más importante radica en la conversión directa de energía solar a electricidad, por medio de celdas fotovoltaicas en paneles solares.

Estas nuevas fuentes de energía tienen muchas ventajas, aunque también algunos inconvenientes: no introducen dióxido de carbono en el ambiente, ni otros contaminantes. Son fuentes casi inagotables. Argentina tiene enorme potencial eólico y solar, con zonas privilegiadas para la instalación de grandes plantas de generación eléctrica. Solares, sobre todo en el noroeste; eólicas, sobre todo en el sur.

Como limitación, se trata de fuentes de baja densidad: hacen falta parques de aerogeneradores o emplazamientos importantes de paneles fotovoltaicos. Grandes superficies, para producir una cantidad de energía equivalente a la de una planta convencional de combustibles fósiles. Además, son fuentes intermitentes. El viento no es permanente ni sopla siempre con la misma intensidad. La insolación no es constante; hay días nublados y otros despejados. Entonces no es fácil mantener un suministro constante de energía eléctrica para las redes. Hace falta almacenarla en baterías.

Los aerogeneradores tienen grandes hélices giratorias, cuyo movimiento se traslada a generadores que producen corriente eléctrica. Un conjunto de aerogeneradores es un parque eólico. La construcción de parques eólicos se incrementó en Argentina a partir de 2012. Hoy funcionan siete grandes parques, en La Rioja, Buenos Aires, Chubut, Santiago del Estero y Córdoba, con potencias que van desde 20 hasta 100 Mw. Algunos generan para el Sistema Argentino de Interconexión; otros, para satisfacer demandas locales. El aporte de todos los parques eólicos combinados sigue siendo muy bajo.

En lo que hace a parques solares importantes, hay instalados unos diez, en Jujuy, La Rioja, Mendoza, San Juan y San Luis. Los de mayor capacidad disponen de hasta 90.000 paneles, en extensiones de unas 80 hectáreas. Producen energía suficiente para abastecer entre 13.000 y 17.000 hogares.

 

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