Los principales candidatos a la gobernación fortalecen al electorado propio y buscan ampliar su base electoral con el diálogo con indecisos y desilusionados. La ciudad, terreno para la disputa final.
Ed Impresa 05/04/2019
César Martín Pucheta
Especial para La Nueva Mañana
ELECCIONES 2019
Luego de la presentación oficial de los candidatos de cada una de las listas, la campaña electoral cordobesa puso primera con un ojo puesto en la elección general que definirá al próximo gobernador pero con una base estratégica en Ciudad de Córdoba que deberá encontrar al reemplazante de Ramón Mestre, quien deberá abandonar el Palacio 6 de Julio tras ocho años de mandato al frente de la capital.
Luego de la interna que se llevó puestos los sueños de unidad de la versión mediterránea de Cambiemos, fueron los candidatos surgidos de esa coalición los primeros que se lanzaron al terreno electoral con actos que se repartieron durante las horas que circundaron a la oficialización de listas del 23 de marzo.
El hombre que parece ser el elegido desde la Casa Rosada, Mario Negri, lanzó sus bases electorales el 25 de marzo en un acto que compartió con su compañero de fórmula, el también diputado nacional Héctor Baldassi. Allí, donde también estuvo presente la fórmula de Córdoba Cambia para gobernar la ciudad, Luis Juez y Alicia Migliore, Negri se ocupó de marcar lo que considera falencias de la gestión del peronismo cordobés en materia de salud y educación, al tiempo que denunció la existencia de un acuerdo entre la expresidenta Cristina Fernández y el actual gobernador y candidato a la reelección en la provincia Juan Schiaretti.
Recorriendo la provincia sin grandes actos y sabiéndose poseedor de los favores nacionales que pasearán por la provincia a los principales referentes nacionales de Cambiemos, Negri prometió en las últimas horas una boleta de servicio eléctrico que no superará los $500 para usuarios residenciales. Para eso, deberá primero encontrar sustentos en la política energética nacional que depende de las decisiones de la coalición política de la que forma parte. “Ahora promete bajar la tarifa de la Luz en Córdoba pero es parte fundamental del gobierno de Macri que aplica brutales tarifazos en todo el país y defendió el aumento de la luz, el gas, el agua y los combustibles” le espetó la candidata del FIT, Liliana Olivero, ni bien se hizo pública la promesa electoral.
Los rumores al respecto de la imposibilidad de consensuar un solo candidato en la provincia a la que se le asigna la victoria de Cambiemos en el 2015 obedecen, según señalan algunos sectores que incluso forman parte del UCR, a la crisis dirigencial que suele acompañar las conformaciones de alianzas con el solo objetivo de ganar elecciones.
Ramón Mestre es identificado como figura emblemática en la franja de la UCR que nunca estuvo de acuerdo con la inclusión de la fuerza en la alianza Cambiemos. Entre los motivos, se esconde la pérdida de identidad del partido centenario así como la mala experiencia anterior, recién iniciado el siglo. Pese a ello, y a sabiendas de que el electorado macrista en Córdoba mantiene un piso que no es para desechar, el Intendente de la capital insiste en que “no es su intención” proponer “una salida de Cambiemos”. Pese a esto, su propio hermano, el diputado nacional Diego Mestre señaló días atrás que no es extraño pensar en una ruptura del bloque legislativo del oficialismo durante el año en curso.
De hecho, Jorge Sappia, Presidente de la Convención Nacional y adherente al mestrismo en los lineamientos internos del radicalismo cordobés, es uno de los referentes nacionales que empezó a coquetear con la posibilidad de “abrir el juego” y apostar a un gran acuerdo nacional para enfrentar a Mauricio Macri, con Roberto Lavagna a la cabeza.
Más allá de las divisiones internas, es Rodrigo De Loredo, el candidato del radicalismo para gobernar la Ciudad de Córdoba, quien más se identifica con la figura del Presidente. “Hombre de Macri”, en sus propias palabras, el ex titular de Arsat lanzó sus ejes de campaña el pasado miércoles con una estética que combina color y sabor macrista con un fuerte componente del radicalismo popular.
De Loredo defiende las acciones del “INDEC que dice la verdad” pero advierte que hay una crisis social y económica que merece ser paliada. Para eso propone una reducción impositiva que incluye exenciones para las pequeñas y medianas empresas, las más castigadas por las políticas nacionales. Se presenta como la evolución de su candidato a Gobernador, Ramón Mestre, pero propone la creación de un ente de control para los servicios municipales que fue reclamado por casi todo el arco opositor durante la gestión del actual Intendente. Cuestiona la política de seguridad de la provincia pero reconoce que la Municipalidad no puede enfrentar el delito en soledad y, desechando la posibilidad de una fuerza policial propia, invita a la creación de una mesa conjunta de trabajo para lo que propone la incorporación de domos en 35 espacios públicos estratégicos para prevenir el delito, que considera “el problema más grave que arrastra la ciudad de Córdoba durante los últimos años”.
El hombre que parece ser el elegido desde la Casa Rosada, Mario Negri, lanzó sus bases electorales el 25 de marzo en un acto que compartió con su compañero de fórmula, el también diputado nacional Héctor Baldassi.
En ese plan de continuar con las cosas que tanto la administración de Mestre como la del tándem De la Sota-Schiaretti “hicieron bien”, De Loredo también propone la construcción de una “mini-circunvalación de dos kilómetros para descomprimir el acceso al centro de la ciudad”, mientras que también augura avanzar en un replanteo del transporte público de pasajeros que, anticipa, “seguramente deberá ser multimodal”.
Los actos radicales tienen un fuerte componente emotivo que parece ser empujado por el impulso que busca volver a poner al partido como referencia máxima a la hora de pensar en una alternativa al peronismo en Córdoba. Recuperar el lugar perdido, dicen algunos correligionarios que reconocen en Mestre al hacedor de esa potencial proeza. En cada uno de los mitines se viva a Angeloz, a Martí y sobre todo, a Ramón Bautista Mestre, padre del actual Intendente y último gobernador radical del centro del país.
En esa línea, Ramón Javier sabe que hay piezas que puede mover para garantizar ese apego que lo diferencia de Negri primero para presentarlo como una opción al sexto mandato consecutivo del justicialismo, después. Por eso la promesa de recuperar el PAICOR, que es uno de los emblemas con el que el radicalismo cordobés pudo sobrevivir a las sucesivas crisis económicas durante las últimas décadas del siglo pasado. En esa misma línea, también, se enmarca la proyección de los parques educativos, uno de los principales logros de su gestión al frente de la Ciudad, que se busca imponer en la discusión ante la imposibilidad sistemática de terminar con los 190 días de clases en las escuelas provinciales. Para eso, Mestre también propone una ley. Habla de populismo y emparenta a Schiaretti con Cristina. Sopa en Cambiemos y se aferra al radicalismo.
Hay quienes afirman que el pacto que tanto denuncian los candidatos provinciales del radicalismo y que apunta a un acuerdo entre CFK y Schiaretti, es en realidad un acuerdo entre el actual Gobernador y el Presidente. Este último se compromete a no propiciar la unidad con el objetivo de garantizar una victoria tranquila para la reelección del peronismo cordobés, ahora llamado Hacemos por Córdoba, que paga impidiendo la unidad del peronismo a nivel nacional. Una lectura que bien puede encontrar asidero concreto en el pasado reciente pero que no parece imponerse como central entre las preocupaciones del oficialismo provincial. Al fin y al cabo, el único gesto político que le continúo a la desaparición de la lista kirchnerista en Córdoba fue una carta pública de la candidata del MST-Nueva Izquierda, Luciana Echevarría, que invita a los otrora votantes de Pablo Carro a acompañarla en su cruzada contra la actual gestión.
A comienzos de la semana, Juan Schiaretti y Manuel Calvo se presentaron juntos por primera vez en un acto partidario en el que el Gobernador instó a la militancia a trabajar para ganar las elecciones de mayo dejando de lado las suspicacias respecto a un supuesto “exceso de confianza” que estaría marcando el pulso en las unidades básicas de la provincia. “No estamos aquí reunidos, 40 días antes de que votemos, para celebrar nada, sino para recordar entre todos que las únicas encuestas que valen son las que nos dan los votos en las urnas el día de la elección”, señaló el mandatario provincial en el encuentro desarrollado en el Hotel Quórum. Con más de 500 candidatos provinciales presentes, los principales referentes de Hacemos por Córdoba señalaron la importancia de validar lo hecho durante los 20 años de gobierno y, en ese sentido, destacaron la decisión política de ampliar la alianza electoral que impulsó José Manuel De la Sota allá por finales del 1998. “Hemos decidido ampliar más y más la base de nuestro partido”, con la intención de “estar siempre del lado de la gente, y seguir evolucionando en propuestas e ideas para mejorar la calidad de vida en nuestra provincia”, señaló Manuel Calvo al comenzar su intervención en el cónclave del lunes 1 de abril.
“Son decisiones que no se toman fácil. Las toman sólo líderes como Juan, que ven más allá de sus propias fronteras y buscan conformar una Córdoba cada vez más inclusiva, productiva, con mayor justicia social”, indicó Calvo, que también aprovechó la oportunidad para trazar un paralelo entre el nacimiento de Hacemos por Córdoba y el surgimiento de la alianza que precedió a ese espacio permitiéndole al peronismo destronar a la UCR del poder provincial que ostentaba desde el retorno democrático. “No es raro que una decisión de este tipo, también, la haya tomado 20 años atrás José Manuel de la Sota, cuando abrió las puertas de nuestro partido para, a partir de allí, comenzar un proceso de crecimiento que fue el que hoy todos nosotros estamos llevando adelante”.
El equipo de trabajo que se hará cargo de la campaña provincial tendrá un espacio diferente al que llevará adelante la estrategia que la lista que encabeza Martín Llaryora en la disputa de la capital. El actual Secretario de Comunicaciones y Conectividad y flamante candidato a vicegobernador será el encargado de recorrer el interior provincial, dejando para Schiaretti la tarea de concentrar sus fuerzas en la capital para así también poder encarar una campaña sin la necesidad de pedir licencia al mando del Centro Cívico.
Desde allí, la base de la campaña será la gestión. En las últimas semanas, la administración provincial puso en marcha la ejecución del plan de 25 mil viviendas, que otorga 16 mil planes de mejora habitacional y 9 mil créditos hipotecarios. Inauguró el centro de convenciones, terminó con la obra en el teatro Libertador San Martín, que sirvió como sede para el Congreso Internacional de la Lengua Española, y dejó abierto el tramo de la circunvalación entre el distribuidor Spilimbergo y la autopista Córdoba - Carlos Paz.
Hace apenas unas horas anunció la creación de 60 parques industriales en todo el territorio provincial que demandará una inversión de mil millones de pesos y servirá para crear 20 mil puestos de trabajo durante los próximos cuatro años. Para los próximos cuatro años también está previsto el avance del plan de acueductos troncales que ya tiene licitados cuatro tramos, de los cuales dos están en construcción.
Schiaretti no quiere discutir, ni tampoco parece muy entusiasmado con correrse del rol de gestor que tanto le gusta ocupar. Sabe que parándose en ese lugar corre con la ventaja de quien anda montado en el caballo del comisario y que, en el esplendor de la metáfora, el comisario es, precisamente, él mismo.
Es el gobernador peronista con mejor imagen nacional según la mayor parte de las encuestas que por estas horas se leen en oficinas públicas de todo el país y, mientras se aleja de las versiones que lo ubican refugiándose en el panal, pone su mesa a disposición para discutir absolutamente todo a nivel nacional. Se reunió la semana pasada con Marcelo Tinelli, la anterior con Roberto Lavagna e invitó a la apertura del Congreso de la Lengua al santafesino Miguel Lifschitz, en un claro gesto de apertura que no tuvo con ningún otro mandatario hasta el momento. Que el gobernador de Santa Fe sea el principal referente del socialismo nacional y que Hacemos por Córdoba haya trabado una alianza con dicha fuerza para el armado de cara a mayo no resulta un dato que merezca ser descartado. Schiaretti se mueve como uno de los grandes electores a nivel nacional, esos que tras la explosión de la crisis de representación más grande de la historia nacional, en 2003, eran cuatro o cinco y en este 2019 parecen haberse reducido a dos.
Para alimentar las lecturas sobre su proyección, el Gobernador dijo en el acto de lanzamiento que “Córdoba tiene todo para seguir siendo la luz que ilumina el progreso de la Patria. Los cordobeses no somos una isla, nunca pretendimos ser una isla, pero sí sabemos que somos con legítimo orgullo el motor del progreso de la patria argentina”. Una frase que parece anticipar el paso siguiente al cordobesismo que tiene al gobernador cordobés como figura central en el armado peronista nacional.
Claro que no todo es color de rosas para el gobernador y a los dardos lanzados por la oposición en campaña, que por ahora viene logrando esquivar, se le suma un problema en seno propio: la impugnación a la candidatura de Martín Llaryora.
El Frente Cívico primero y la Unión Cívica Radical después advirtieron semanas atrás que el sanfrancisqueño no contaba con los cuatro años de residencia que la Carta Orgánica exige para postularse a gobernar la ciudad. La Junta Electoral Municipal dio curso a ese recurso y dejó en veremos la candidatura del vicegobernador y diputado nacional, pero Hacemos por Córdoba espera confiado que la Justicia provincial termine por darle la razón y permita a Llaryora ser de la partida el próximo 12 de mayo. Por eso, pese a que la oficialización esté en estudio en algún despacho judicial, Llaryora reunió a su equipo para presentar sus propuestas durante la mañana del jueves.
En un acto que compartió con Daniel Passerini y Alejandra Vigo como principales laderos discursivos, Llaryora enumeró los puntos centrales de su plan de gobierno que tiene como principal objetivo “coordinar políticas entre la provincia y el municipio”, cosa que no sucede en Córdoba desde el año 1999. “La Capital no sale sola. Tiene que tener el respaldo de la Provincia” dijo ante la ovación de unos 500 dirigentes entre los que se encontraba el principal mentor de su postulación, el gobernador Juan Schiaretti.
Entre sus proyectos más destacados, Llaryora propuso reducir “el 25% de la planta de funcionarios políticos para nutrir de fondos a las arcas municipales, destinarlos a iluminar la ciudad, mejorar las plazas y contar con esos fondos y ponerlos a favor de los vecinos”.
En un discurso que tuvo referencias a José Manuel De la Sota, Juan Schiaretti y a Rubén Américo Martí, el aspirante a la intendencia se comprometió a luchar contra el narcotráfico que, dijo “envenena a nuestros jóvenes en cada uno de nuestros barrios”. “Tenemos que ser firmes para que vayan presos los que envenenan a nuestra sociedad, pero también tenemos que tender una mano solidaria”, dijo. Para tal fin propuso la creación de cuatro centros “para ayudar a los enfermos y sacarlos del abismo de la droga”.
En el plan de unificar los procesos de desarrollo con la provincia, Llaryora avanzó sobre las propuestas que involucran directamente al trabajo del candidato a vicegobernador de su espacio político y pidió “sembrar de conectividad y puntos de wi fi libre y gratuito” a la capital provincial. “Algunos hablan de la ciudad inteligente” pero no caminan por los barrios por lo que no saben que en esos lugares no hay datos” dijo en una clara crítica a la actual gestión municipal.
Por diferentes razones, la impugnación de la candidatura se presenta con un tabú. Llaryora no quiere alimentar el fantasma y prefiere empezar a hablar de sus propuestas. De Loredo dice que “es un tema de la Justicia” pero desliza que se imagina discutiendo con Riutort porque “ella sí conoce la ciudad”. Juez impulsó la medida ante la Junta Electoral y escondió la mano. Sabe que la estrategia de disparar y protegerse puede hacerlo salir altivo y, en el mejor de los casos, ganador en la contienda que se presenta casi como su último oportunidad en la política cordobesa. En la referencia nacional, en el recuerdo emotivo de los adherentes a su intendencia y en una relación fortalecida con el SUOEM se basan sus principales argumentos. Mientras tanto dice que Llaryora puede gobernar la ciudad de la misma forma que él puede gobernar San Francisco. Usa el chascarrillo y augura un mano a mano final que corra a los radicales de la disputa definitiva.
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