“Hay mucho de indoamericano y europeo en el hablar cordobés”

La particular forma de expresarnos que tenemos los cordobeses hace que en cualquiera otra región del país que nos encontremos seamos inmediatamente reconocidos.

Ed Impresa22/03/2019 Flavio Colazo
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María Teresa Toniolo, profesora especializada en sociolingüística e investigadora de la UNC. Fotos: Javier Imaz / LNM.

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Especial para La Nueva Mañana

CAFÉ CIENTÍFICO DE LA UNC - Entrevista a María Teresa Toniolo, profesora especializada en sociolingüística e investigadora de la UNC. 

-Usted forma parte de una investigación acerca del modo de hablar de los cordobeses. ¿Sobre qué trata la misma?
-La investigación titulada “Las hablas de Córdoba. Registros, conflictos y proyecciones”, la cual dirige la Dra. M. Cristina Dalmagro, intenta descubrir los mecanismos distintivos de los diversos registros del habla dentro la provincia de Córdoba, particularmente yo me encargo del modo capitalino.

-¿Cuántas regiones lingüísticas se distinguen en la provincia y de qué modo se delimitan éstas?
- Nosotros analizamos “el cordobés” desde dos aspectos: la entonación y el léxico. Desde lo que comúnmente se llama “tonada”, distinguimos cuatro zonas o regiones con sus respectivos modos: el capitalino, de nuestra ciudad capital; el esdrújulo, en un espacio geográfico que va desde Tulumba hasta la localidad de Cura Brochero; el litoral, en el sudeste provincial y el puntano, en la región fronteriza a la provincia de San Luis.

- ¿Qué diferencias existen?
- Bueno, por ejemplo, el capitalino prolonga la sílaba protónica. Dice: radiiical o perooonista; también en el modo del cordobés capitalino está presente el yeísmo, el cambio del sonido “sh” de la “y” griega o de la “ll” por el “i” de la “I” latina: caiaate por callate, ioogur por yogurt, y así. Este mecanismo lo comparte con los hablantes de la zona litoral. La zona esdrújula, justamente, esdrujuliza la palabra o la expresión: próovinciano por provinciano, záapallito por zapallito, etc. y la zona puntana tiene tono y léxico de la provincia vecina señalada (choco para perro, por ejemplo).

- ¿Cuáles son las influencias que han derivado en esas tonadas regionales?
- Hay mucho de indoamericano y europeo en el modo de hablar de los cordobeses. En el capitalino hay influencia del habla de los comechingones. En la zona esdrújula, y en la puntana, de los sanavirones y algo del calchaquí y del diaguita. Y hay que recordar a las oleadas de extranjeros, la mayoría europeos, que llegaron desde el siglo XVI; pero, además, en el caso del capitalino hay influencias tonales y léxicas diversas debido a que durante mucho tiempo la ciudad de Córdoba fue para el interior lo que Buenos Aires es para el país, un centro irradiador y captador de grupos grandes de inmigración interna. La zona litoral tiende hacia una tonada neutra (entendida ésta como la irradiada desde Buenos Aires), con un tono muchas veces influido por la inmigración europea. Un caso particular es Huinca Renancó, allí hemos notado un fenómeno particular que parece disociarla de las demás regiones y estar emparentada mucho más con la región pampeana. Las diferencias en el tono y el léxico son notorias respecto del resto de la provincia. Allí hay influencia mapuche y ranquel en la tonada y fuerte influencia europea y porteña en el léxico.

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-¿Cómo se percibe nuestro modo de hablar en el resto del país?
- Durante mucho tiempo en Buenos Aires ha habido una valoración peyorativa de él (esto lo comparte con demás modos regionales de algunas de la demás provincias del NOA), pero desde los 70 con la llegada a Buenos Aires de la revista Hortensia (ver entrevista a Mariano Cognigni del 15 de marzo en LNM) fue tomado como un modo extremadamente simpático. Más acá en el tiempo, con la irrupción de Rodrigo en la movida musical, del boxeador Fabio Moli en la televisión y de Doña Jovita en teatros y medios audiovisuales, hubo gran acostumbramiento a nuestros registros.

-¿Los medios de comunicación han tenido influencia en la difusión de nuestro modo de hablar?
- Sí, el primer medio fue la prensa escrita, que si bien tendía a una formalidad neutra, dejaba pasar algún que otro término local. Luego la radio comenzó a difundir música cordobesa y transmitió, además de vocablos, tonadas. La primera música difundida fue la folclórica y transmitió los modos no capitalinos. Difulvio, por ejemplo, en sus letras y melodías vocales para interpretarlas acercó a los oyentes el modo esdrújulo. Por otra parte, los locutores deportivos tendían a transmitir un poco más el modo capitalino. Un caso aparte lo constituye el fenómeno del cuarteto sobre el cual, en colaboración con M. E. Zurita realicé un trabajo en el año 2012.

- ¿Puede contarnos un poco de él?
- Sí, se tituló "Contribución del cuarteto a la identidad lingüística del sociolecto popular cordobés" y nos ocupamos de la difusión musical del cuarteto y su aceptación por otros estratos sociales lo que ha permitido su adopción como marca identitaria del habla popular cordobesa en su registro capitalino, aunque La Leo, por ejemplo, utilizó léxico de la zona litoral.

-¿Con cuáles manifestaciones artísticas trabajaron?
- Con muchos grupos musicales: La Mona Jiménez, Trulalá, Pelusa, Rodrigo, etc. Todos los que se difunden en los medios audiovisuales de comunicación.

-¿En qué sentido se orientó la investigación?
- En primer término hacia el estudio de los vecindarios populares y asentamientos marginales que ponen activamente en uso los modos expresivos recogidos en el fenómeno musical mencionado.

-¿Cuáles fueron los principales hallazgos?
- Uno de ellos fue descubrir que las marcas más singulares del habla cordobesa provienen en su mayoría de los vecindarios populares fanatizados por el género musical del cuarteto.

-¿A cuáles barrios se refiere?
- Los principales son: El Abrojal, las Quintas, Pueblo Nuevo, el antiguo barrio del Congo, Chacras de la Merced (antes Monte de Negros). Además de rancherías y otros espacios citadinos.

-¿Algún otro resultado?
- El trabajo nos permitió acercarnos al repertorio léxico presente en el cuarteto, el cual denota palabras utilizadas para denominar cosas y experiencias (música, diversión, bebidas, marginalidad, etc.) y el sentido de esos términos. También pudimos ver algunos mecanismos en la formación de las palabras. Por ejemplo, el uso de los sufijos “ón” – “onón” y “azo” para expresar grandilocuencia, (un fiestononón, un vinazo), pero en lo referente al léxico puede explayarse más y mejor nuestra coordinadora de área.

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No es lo mismo, pero es igual: las palabras y las cosas en las zonas lingüísticas de la provincia

Para atender el tema de las palabras cordobesas entrevistamos a Alejandra Menti, coordinadora del área de léxico de la investigación.

-Toda vez que usted se ocupa del registro de nuestro léxico en la provincia. ¿Puede decirnos cómo abordan el tema en la investigación?
-Hicimos trabajo de campo para obtener registros en seis localidades de nuestra provincia: Córdoba capital, Villa del Rosario, Huinca Renancó, Villa de Tulumba, Marcos Juárez y Cura Brochero. Una vez conseguidos los informantes utilizamos dos métodos básicos. Uno era mostrarles fotografías de elementos cotidianos como utensilios o comidas y preguntarles a los informantes cómo llaman a lo que observaban en la foto. Otro fue expresarle una situación determinada (una infidelidad, por ejemplo) y preguntarle de qué modo la llamarían.

- ¿Qué resultados encontraron?
- La gran diferencia entra las regiones para denominar cosas muy sencillas. Un caso, a la panificación que en capital llamamos criollitos en la zona litoral se la llama bizcocho y en la zona esdrújula, rosqueta. Al postre de queso fresco y dulce de membrillo en Huinca Renancó lo llaman postre del camionero, en capital, vigilante; y en las zonas esdrújula y litoral queso y dulce. Con las bebidas alcohólicas o tragos hay mucha variedad: al vino tinto con gaseosa de limón en capital se lo llama rifle; y en el resto, priteado. Y al fernet con gaseosa cola de varios modos: Fernando, Fernando Bladys, Baldys, Fernuco, Ferné y morocho dependiendo de la región; y en nuestra ciudad, del barrio.

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