El comercio exterior en pocas manos y extranjerizado

Las 15 principales compañías son extranjeras y explican la remisión del 96% del total de los despachos nacionales al mundo.

Ed Impresa 02/03/2019 Facundo Piai
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La firma que más exportó granos en Argentina en el 2018 fue A.D.M. Agro (EE. UU.) con 7,3 millones de toneladas. Foto: Archivo

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Especial para La Nueva Mañana

De acuerdo a datos recientes publicados por la Secretaría de Agroindustria, durante todo el 2018 Argentina exportó cerca de 73 millones de toneladas de cereales, oleaginosas, aceites y subproductos (harinas). En función de esta información, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte que las tres empresas que despacharon mayor volumen de commodities representan el 35% del total de las exportaciones. Un dato que, lejos de ser novedad, da cuenta de la continuidad de una tendencia que se acentuó en las últimas décadas, la concentración del negocio de comerciar con el mundo. Ya el ante año pasado, y también durante el 2016, las tres principales compañías exportadoras de cereales representaron más del 30 por ciento del total de cereales despachados.

La BCR sostiene en su publicación que “individualmente, la firma que más exportó granos en Argentina en el 2018 fue A.D.M. Agro con 7,3 Mt (millones de toneladas). En subproductos (harinas) la empresa que lideró el ranking fue Vicentín con 4,9 millones de toneladas y en aceites la número uno fue también Vicentín con 1,1 millones de toneladas”. Cargill, A.D.M. Agro, Bunge, COFCO y AGD, son las cinco compañías que despacharon mayor volumen en el 2018. La suma de sus despachos explica el 54% del total exportado de cereales, subproductos y aceite a través de todos los puertos del país. Si a ese lota le sumamos a las firmas Vicentín, Dreyfus, Oleaginosa Moreno, Molinos Agro y ACA, obtenemos las diez principales exportadoras de Argentina. El top ten representa el 90% del volumen exportado sobre un total de casi cincuenta empresas exportadoras de productos agropecuarios.

Esto implica que las 15 principales compañías explican la remisión del 96% del total de los despachos nacionales al mundo, que tienen como principal destino Brasil y Vietnam. Respecto a la exportación de granos, Brasil fue el principal cliente con 5,7 Mt, seguido por Vietnam con 4,4 Mt. Ambos países compran el 25% de los granos vendidos por Argentina. Los cinco compradores más importantes (los recién mencionados, más Argelia, China y Egipto) representan el 51% del volumen de granos despachados.

El comercio exterior, un sector estratégico, encargado de canalizar la producción agropecuaria argentina hacia el mercado mundial, es decir de trocar por divisas bienes con ventajas competitivas, se encuentra concentrado. Lo que no advierten las diferentes notas periodísticas que esta semana salieron sobre el tema es el origen del capital de las principales exportadoras. Pues, las principales compañías con capacidad para almacenar y exportar los frutos del campo argentino tienen su sede en Europa, Estados Unidos o China. El comercio exterior no solo está en pocas manos, también está fuertemente extranjerizado.


Por caso, Cargill, quien despachó mayor volumen de commodities agropecuarios el año pasado, es una multinacional con sede en Minnesota (EEUU); la segunda en el ranking del 2018, ADM, también está radicada en Estados Unidos; Bunge, la tercera en volumen de despachos de cereales, harinas y aceites, se fundó en Holanda y actualmente está asentada en el país que preside Donald Trump; Cofco, que representa el 10% de las exportaciones, es propiedad del Estado Chino; mientras que recién en la quinta posición aparece la primera de origen nacional, Aceitera General Deheza. El top ten se completa con Vicentín, la multinacional francesa Dreyfus, Oleaginosa Moreno (propiedad de la Glencore), Molinos Agro y ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas).

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Las principales compañías con capacidad para almacenar y exportar los frutos del campo argentino tienen su sede en Europa, Estados Unidos o China. El comercio exterior no solo está en pocas manos, también está fuertemente extranjerizado.



La presencia de capital extranjero en el sector aumenta durante la década del 90 y se consolida durante las décadas siguientes. En 1997 el Grupo Moreno que logró forjar durante 90 años de historia un capital importante (constituido por cinco plantas industriales en Bahía Blanca, en donde también suma una terminal portuaria, Necochea, Daireaux, General Villegas y, además, puntos de acopio en General Pico) vendió la mayoría accionaria a la suiza Glencore encargada de la comercialización de materias primas. Las pequeñas acopiadoras que representaban una porción de las exportaciones de productos del agro fueron absorbidas por capitales foráneos. Las firmas locales que logran mantenerse activas, lo consiguieron mediante una integración vertical que les permitió incidir en todos los eslabones de la cadena, desde la siembra de cereales, hasta la exportación de los mismos o de manufacturas de origen industrial (como el biodiesel). Muchas de ellas aprovecharon la estatización de su deuda y el excedente de renta que significaron las devaluaciones para fortalecerse en el sector.

Vale aclarar que la extranjerización del comercio exterior es posible por un andamiaje jurídico que lo posibilita y le da libertades al capital foráneo. La ley de inversiones extranjeras Nº 21.382, redactada por Martínez de Hoz y modificada por Domingo Cavallo, otorga los mismos derechos a una empresa extranjera que a una nacional, permitiendo a la primera girar utilidades a sus casas matrices, cuando quieran y cuanto quieran. En consecuencia, las divisas estratégicas para el desarrollo de la economía están en manos de empresas extranjeras, quienes primero satisfacen sus intereses de acumulación y luego giran remesas a sus casas matrices, antes de liquidar los dólares al mercado único de cambio. Es decir, la economía recibe a cuenta gotas los beneficios de la producción agropecuaria, el sector más competitivo de la Argentina.

Los dueños de los dólares comerciales fueron uno de los principales beneficiarios de las mega devaluaciones del gobierno de Macri. Esta información dada a conocer por el BCR refleja que un puñado de compañías define el flujo de dólares en la economía. Es indudable el poder de condicionamiento e injerencia en la política económica que detentan las compañías señaladas cuando la restricción externa (escasez de divisas) es un problema estructural de Argentina.

Las firmas que concentran el comercio exterior también fueron beneficiadas con el decreto 893/2017 que elimina el plazo temporal que tenían las acopiadoras con capacidad exportadora para liquidar las divisas producto del intercambio comercial en el mercado único de cambios, que antes del decreto era de 30 días. En consecuencia, son plenas las libertades con que gozan las exportadoras que administran un bien sensible para el devenir de nuestra economía.

La liquidación de divisas durante enero del 2019 fue la más baja desde que Mauricio Macri arribó a Balcarce 50. La misma fue de 1,755 millones de dólares, según el Centro de Exportadores de Cereales, mientras que en el mismo mes del 2017 había superado los USD 2 mil millones. Cómo reaccionarán las exportadoras este año con unas retenciones fijas que se licúan a medida que sube el tipo de cambio ¿guardarán commodities esperando/alentando una nueva devaluación teniendo en cuenta las flexibilidades que se le otorgó y el privilegio que tienen frente al aumento del dólar o dejarán pasar la oportunidad de acumular más renta en resguardo de este gobierno que es su “gallina de los huevos de oro”?

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