Lecturas de verano: Adentros y afueras, paisajes de una infancia en travesía

Un libro álbum, un periódico, un cuento ilustrado y relatos poéticos. Historias que entran y salen, recorren caminos, y avistan paisajes llenos de movimiento.

Ed Impresa 04/01/2019 Barbi Couto y Mauricio Micheloud
RAMPANTE TRES 3
lustraciones de Eleonora Arroyo para Rampante Número 3, Casas y caminos

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Rampante

Por Barbi Couto
Rampante es un periódico trimestral de edición independiente. A la fecha han salido tres ediciones: la primera “Pan y pasto” Otoño 2018, la segunda “Cielo y círculos” Invierno 2018, y la tercera “Casas y caminos” Primavera 2018.

La ilustradora Cecilia Afonso Esteves y la editora Lisa Daveloza son las cuidadoras de este espacio poético que entiende a su lector privilegiado -los niños- como sujetos protagonistas, interlocutores curiosos y establecen con ellos un lazo de complicidad.

Se trata de un viaje compartido a lo largo de 16 páginas que recorre senderos alejados de los colores estridentes, del merchandising industrial, de las bajadas pedagógicas, de las finalidades didácticas. Con secciones claras, una imagen cuidada al mínimo detalle, textos cortos, referencias al pie, recomendaciones de lecturas, y un ilustrador por cada edición abocado a elaborar una paleta de colores y un paisaje visual para cada estación. El juego, la curiosidad, la magia, el arte, la música, el cine, la literatura son cosas serias, tratadas con respeto, tanto desde lo lúdico como desde lo informativo.

La edición 3 está dedicada a las casas y los caminos. Incluye un microcuento de Luciano Saracino “Casitas y colores”, presenta al artista Elian Chali, al cortometraje Abuela Grillo, a la maratonista Lorena Ramirez y su etnia Raramuri de las sierras de Chihuahua, México; e invita a la acción, a construir chozas, hacer casas de galletitas e instrumentos cotidiáfonos, entre muchos otros textos.

Las ilustraciones de Eleonora Arroyo dan ganas de abrir la puerta y salir a recorrer todos los senderos que propone, jugar todos los juegos y entrar a todas las casas. El relato “Para construir una choza” de Eric Schierloh resume tal vez de la manera más hermosa el camino que recorre todo el periódico: “Construir una choza es cosa seria pero también divertida, y eso es lo importante”. Rampante es un periódico, llevado adelante por editoras y colaboradores con corazón niño, dedicado a niñas y niños curiosos, no importa la edad que tengan.

RAMPANTE TRES tapa

Rampante N° 3, casas y caminos
Periódico editado por Cecilia Afonso Esteves y Lisa Daveloza
Colaboran en este número: Miguel Afonso Esteves, Max Cachimba, Elian Chali, Juan Manuel Costa, Roberta Iannamico, Pedro Lisdero, Ana Paula Méndez, Agustina Merro, Luciano Saracino, Eric Schierloh.
Ilustración Eleonora Arroyo
ISSN: 2618-2033

Clara y el hombre en la ventana

Por Barbi Couto
“Esta es la historia de mi madre y su amigo Juan, de cómo ella descubrió los libros y él, la luz del día”. Esas son las primeras palabras que aparecen en “Clara y el hombre de la ventana”. Una clave, un mojón, que la querida Tere Andruetto sembró en el cielo que Martina Trach le dio a ese paisaje árido de pueblo viejo donde transcurre la historia.

Clara le lleva la ropa limpia al señor de la casa grande, un día y otro y otro más. Recorre día tras día la tierra del camino con sus zapatos rojos. Y bajo la alfombra de entrada de la casa grande retira su paga y un regalo: una historia. La lectura atraviesa las páginas en múltiples Claras que van y vienen en colores, en trazos, en siluetas, en un delicado y tan etéreo como mágico trabajo de ilustración. Las historias residen en la casa del hombre gris que vive encerrado, con quién Clara hace crecer una amistad. “Coraje es el valor para vivir como uno quiere, como uno cree”, dice el hombre y Clara encuentra la forma de devolverle la luz y la libertad. Un libro álbum de formato grande que es un deleite para los sentidos y que con unas pocas palabras certeras cuenta una historia de amistad, otra de amor, una infancia, una vida, y el poder de los libros para encontrar los caminos.

clara y el hombre de la ventana

Clara y el hombre en la ventana
María Teresa Andruetto - Martina Trach
Limonero, Noviembre 2018
18 x 30 cm; 48 páginas; cartoné
ISBN 978-987-45988-7-5

La Jaula

Por Mauricio Micheloud
El capricho es irreflexivo. No importa nada más que obtener lo deseado y se suele ignorar las consecuencias negativas. Luego toca ver qué se hace cuando las advertencias se concretan. Porque muchas veces el aprendizaje solo se alcanza a partir de la experiencia.

Así le pasa al niño que protagoniza “La jaula”, el libro álbum que acaba de salir con textos de Germán Machado e ilustraciones de Cecilia Varela. El libro muestra la experiencia de este niño y su capricho, donde la diferencia entre el adentro y el afuera de una pequeña jaula también marca la diferencia entre una alegría pasajera y el dolor posterior.

La narración fluye con la ilustración acompañando delicadamente a través de una paleta de colores otoñales. Los primeros diálogos se fusionan en globos de texto para acentuar la discusión entre el niño, su mamá y su papá sobre el deseo de tener un hámster para la jaula que encontró en el cuarto de los trastos. Luego el recurso gráfico desaparece porque ya no es necesario acentuar el modo.

Al final deviene la reflexión con todo su peso. Las acciones encaminan decisiones que son fruto de ese proceso tan personal. Hay un devenir de acontecimientos en el desarrollo narrativo que implica un aprendizaje en el protagonista de esta historia pero, aún así, es importante destacar que la mirada que imprime el narrador no tiene una intención pedagógica explícita. Solo nos invita a presenciar, como a través de la cerradura de una puerta, el modo en que somos capaces de ser los constructores de nuestro propio drama personal. La decisión de lo que se hace con eso también es nuestra, esa es la parte en la que podemos redimirnos.

la jaula

La Jaula
Germán Machado - Cecilia Varela
Calibroscopio, Noviembre 2018
27 x 21 cm; 36 páginas; cartoné
978-987-3967-26-9

Los niños del polo

Por Mauricio Micheloud
El ventilador en su vaivén intenta mitigar un poco del calor veraniego. Leo y releo “Los niños del polo” sintiendo la narración en la piel. Rememoro antiguas vacaciones donde el calor no permitía salir a jugar porque “la vereda es un desierto” y se disparan imágenes de vivencias propias.

El libro es una colección de momentos que se experimentan como fotografías de escenas montadas a través del lenguaje poético que Emilia Casiva modela. Una sucesión de situaciones que se engarzan, conformando la narración de una travesía que une dos polos opuestos: paisajes más poblados y paisajes desolados, la familia núcleo y la familia extendida. Todo estos elementos hilando historias en las que la infancia va desvaneciéndose. Uno contempla las escenas como se contempla la siesta y su inmovilidad en las vacaciones estivales y estas escenas construyen la historia a partir de lo que dice la narradora.

Pero también se encuentran otros espacios ocultos que se reconstruyen a partir de lo no dicho. Silencios que invitan a ser llenados en la lectura y que se complementan con las ilustraciones de Julieta Cuervo, que nos ofrece una atmósfera onírica plena de simbolismos. Entonces la lectura se amplía y se vuelve más compleja (no más complicada), con diversas capas que dejan entrever transparencias que se solapan y la obra es el resultado de esa mixtura.

los niños del polo

Tres

Acá los chicos gritan en la calle, alimentan
a los sapos con rompeportones, andan en manada.

Cuando volvemos de hacer mandados me quedo
sentada detrás del ventanal, tiro las sandalias
y aprieto las piernas contra el pecho.
Tengo puesta la solera cortita, un rosario
de transpiración detrás de las rodillas.

Escuchamos los silbidos. Hay un chico que se sube
al tanque de agua para escupir. Angélica pasa el
lampazo mientras putea con los labios apretados.
La abuela sostiene un pequeño denario,
y desde la cocina ordena que poden la parra
y limpien el sótano.
—Si por lo menos, después de todo, nos hubiera
dejado una casa en un barrio decente, dice.

Una perturbación leve me empieza por la solera.
Le pido a mi abuela que me deje salir a la vereda
a mirar pero no me deja. Me explica que la siesta
es un desierto, que voy a vomitar otra vez.
Sacaremos las reposeras a la puerta cuando caiga
el sol. Con la palma de la mano, se acomoda
el poco pelo que le queda.

Ahora la casa huele a torrejas. Yo huelo toda entera
a jabón blanco.


Fragmento de “Los niños del polo”
Gentileza Los Ríos Editorial

Los niños del polo
Emilia Casiva - Julieta Cuervo
Los Ríos Editorial, Mayo 2018
20 x 14 cm; 58 páginas; rústica
ISBN 978-987-45023-8-4
Emilia Casiva - Julieta Cuervo
Los Ríos Editorial, Mayo 2018
20 x 14 cm; 58 páginas; rústica
ISBN 978-987-45023-8-4

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