Alta Gracia recupera el Cine Teatro Monumental Sierras, su gigante dormido

Con una inversión millonaria, la Provincia y el municipio ponen en valor el ex Cine Teatro Monumental Sierras, que será una de las sedes del Congreso Internacional de la Lengua.

Córdoba18/12/2018 Adrián Camerano
monumental 3 © prensa gobierno cordoba
monumental 3 © prensa gobierno cordobaEn la primera etapa se restauraron las salas Principal y Foyer. También se adecuó al balcón como salón de usos culturales múltiples.

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En 1985, un atestado Cine Teatro Monumental Sierras vivía una gran velada. Alta Gracia recibía a Jorge Luis Borges, que daría allí una de sus últimas conferencias antes de morir en Ginebra un año después. El autor de El Aleph respondió preguntas del público, siendo la más llamativa aquella que le inquirió:

- Borges, si tuviera que leerle algo a Dios, ¿qué le leería?
- Seguramente que nada mío –respondió el escritor.

Esa es apenas una de las centenas de anécdotas que circulan sobre Monumental Sierras, el Gulliver de las salas del interior provincial, un gigante que lleva un par de décadas dormido, pero que está por despertar. El auditorio inaugurado en 1954 fue en su momento una de las mejores salas de Sudamérica, con acústica increíble y capacidad para unos 1500 espectadores. Por allí pasaron grandes películas y artistas populares de renombre, de lo más variados géneros y tendencias.

Ahora, tras dos años de obras con aportes provinciales y municipales, se inaugurará en marzo el recinto, como sede del Festival de la Palabra del Congreso Internacional de la Lengua Española. Pero antes hubo una historia, rica y extensa, cargada de luces y sombras: la del Monumental Sierras, tan ligada al país que quiso ser.

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Inauguración de la sala en 1954.

La vida es sueño

Despuntaba la década del 50 y Alta Gracia era una villa veraniega de no más de 25 mil almas. En la ciudad ya había dos cines: el Plaza, y una sala parroquial. Como un signo de época, un grupo de vecinos empezó a soñar con una sala de mayor dimensión y mejor acústica. “El proyecto surge de emprendedores del pueblo que logran sumar al resto de la ciudad”, historiza Adolfo Barrera, mentor del Festival de Cantautores, que este enero irá por su 13º edición.

El origen del cine fue popular: esos soñadores conformaron una sociedad anónima, Cicomer, donde cada aportante obtenía acciones. “Muchos vecinos fueron aportando lo poco o mucho que tenían para apuntalar ese proyecto”, completa el arquitecto y patrimonialista Walter Villarreal.

En dos años se construyó la mole del cine en el entonces humilde centro altagraciense, que se inauguró el 4 de diciembre de 1954, bajo el rótulo de “la segunda sala más grande de Sudamérica”, dueña de un techo abovedado que le daba una acústica sin par. “La película con que se inauguró era ´Marianela´, con Olga Zubarry. Estimo que era un preestreno, porque comercialmente se presentó en Buenos Aires en el 55”, ilustra Barrera.

La época, claro, era otra. “Estaban los lunes de cine argentino, se daban hasta tres películas y la gente se iba al Monumental hasta con la comida. Todos tenemos recuerdos felices de ese lugar” cierra. Villarreal recuerda que la sala “tenía un uso social, como el de los actos de fin de curso, los cierres anuales de academias de baile y danza, la conferencia de Borges, o la presencia de la Camerata Bariloche en 1988, que ofreció un concierto por los 400 años de la merced de Alta Gracia”. “Creo que hasta una vez hubo allí una reunión en la que estuvieron algunas Madres de Plaza de Mayo. O sea, no hablamos de un espacio para el ocio y la frivolidad, sino con mayor trascendencia y significado urbano”, finaliza.

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El Cine Teatro en 1986, a pocos meses de haber recibido a Borges. Foto aparecida en el periódico Síntesis, febrero de 1986.



Pasaron cosas

El cine andaba. Daba utilidades, y se había convertido en un faro para la cultura local, con espectáculos de renombre nacional. Pero algunos desaciertos –como concesiones poco felices- y las crisis económicas bombardearon al teatro, hasta su cierre a fines de los 90.

A partir de allí vinieron años de polvo y olvido. El viejo edificio, que se deterioraba cada vez más, fue declarado patrimonio de la ciudad y con destino específico. Pero los accionistas de Cicomer –que ya no eran tantos vecinos de a pie, sino algunos caracterizados que habían comprado las acciones al resto- lo lograban venderlo, por ser un edificio grande, céntrico y al que había que ponerle mucha plata.

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En la década del '90 se produjo el cierre de la sala. Foto: Walter Villareal

Hasta que un grupo de vecinos empezó a reunirse para “salvar” al cine, y el tema se coló en la campaña electoral de 2011, que marcó la recuperación de la Intendencia para el peronismo local, con Walter Saieg a la cabeza. Su primer acto de gobierno fue la compra del edificio, por cinco millones de pesos; recién en 2015 se escrituró, y un año más tarde comenzaron las tareas de restauración y puesta en valor, que ascenderán a unos cien millones de pesos, en un 80 por ciento aportados por la Provincia. “La obra del teatro es importantísima, marca un antes y después en la cultura, el arte y el turismo de Alta Gracia”, señaló a La Nueva Mañana el intendente Facundo Torres.

“Cuando decidimos comprarlo y después llevar adelante el proyecto de puesta en valor, entendimos que iba a dejar un sello que trasciende a la gestión”. Torres señaló además que las tareas se terminarán en 2019 y que el presupuesto inicial fue de “55 millones, pero fueron surgiendo cuestiones emergentes que demandaron mayor inversión”. “Se acaba de culminar la obra civil, que es el grueso de la obra, y ahora se comienza con los locales de ingreso, los baños, el guardarropas y el kiosco; también el sonido e iluminación y la marquesina; estimamos que para el Festival, el 23 de marzo, vamos a tenerlo en condiciones”, completó. Lo mismo aseguró semanas atrás el gobernador Juan Schiaretti, cuando recorrió el lugar.

En la primera etapa se restauraron las salas Principal y Foyer. También se adecuó al balcón como salón de usos culturales múltiples, con escenario móvil y pantalla, y está prevista también la remodelación de la Sala Pullman. El total de butacas ascenderá a 1250, convirtiéndolo en el teatro más grande de Córdoba.

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Las primeras etapas de la restauración incluyeron la puesta a punto de la sala principal.

Cruces por el uso y los costos

Torres indicó que “la potencialidad para la utilización del teatro es impresionante”, y que la sala “va a estar abierta a la gente”. “La idea es que haya ahí también oficinas de la Dirección de Cultura Municipal, y que se utilice para clases de canto y baile, muestras itinerantes de arte y obras de teatro que traccionen turistas a la ciudad”, completó, y reveló que “habrá un pequeño museo con elementos originales, como el proyector y la máquina con la que se cortaban las películas”.

En la vereda de enfrente, el concejal radical Roberto Brunengo señala que “la compra fue anunciada en 5 millones de pesos y finalmente es realizada en 1.250.000 dólares” y considera que aún “no tenemos cuál va a ser el uso preciso. Sí tenemos más claro que no se va a utilizar como cine”.

Ese dato no es menor: la sala no está pensada para pasar películas. “Puede haber un proyector, pero la idea es que solo funcione como teatro. El potencial de utilización no lo tenemos totalmente definido, hacemos camino al andar”, explicó el Intendente. Villarreal admite que “justifica la recuperación de la sala que hubo un grupo de vecinos que en su momento se juntaron porque decidieron que a la ciudad le hacía falta una sala de nivel”.

Pero establece un paralelismo: “Tenemos un pasado donde un grupo de vecinos desea apostar por un proyecto cultural para la ciudad, y 50 ó 60 años más tarde tenemos otro grupo que sobre ese legado lo único que se les ocurre es encontrarlo como una excusa para especular para su bienestar. Y completa: “Si pierde la capacidad de proyectar películas no estamos pensando en una gestión cultural realmente amplia”.

El patrimonio exige esfuerzos de todo tipo, no sólo económicos. Una noche, durante la remodelación, Villarreal halló en el volquete frente al cine un bibliorato con las actas originales de Cicomer, y la descripción de cada aportante. Tirada como basura, parte de la historia rica de este ícono de la ciudad, pronto a despertar.

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