Julio Buffarini, un luchador con memoria

El lateral-volante de Boca contó con añoranzas sus recuerdos en Talleres, sus inicios y penurias también, para soñar con un regreso a futuro. “No tengo rencor con nadie, siempre jugué con el alma”, sentenció el “Chacho” con orgullo.

Deportes 02/10/2018Federico JelicFederico Jelic
Buffarini © Marcelo Fernandez
Foto: Marcelo Fernández

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Mucha agua bajo el puente pasó desde aquel 9 de diciembre de 2006 que quedó marcado a fuego en la piel para Julio Buffarini, quien con apenas 17 años hacía su presentación ante el hincha de Talleres, en el ex Estadio Córdoba, en una derrota ante Platense 1-0.

Fue una campaña para el olvido y que sería una pesadilla para todo barrio Jardín. El contexto era otro, muy diferente al actual, porque el club transitaba en la B Nacional dando los primeros pasos en el proceso de quebranto de la institución, de la que tanto le costó salir. Ya había tenido su estreno esa misma temporada de visitante ante Defensa y Justicia, de la mano del DT Roberto Saporiti, y tuvo que salir obligadamente a dar la cara junto a un grupo de juveniles en un equipo sin rumbo deportivo e institucional. Llegaron las buenas épocas para el volante nacido en General Cabrera, consolidando su juego en Primera División, con títulos, Copa Libertadores y Selección Argentina. Soplaron generosos vientos en su carrera, sin embargo, nunca su corazón dejó de latir con Talleres. Ahora en Boca, el “Chacho” sigue recordando su crecimiento como profesional en barrio Jardín, aunque continúa su lucha todos los días para consolidarse en el exigente “Xeneize”.

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“En Talleres uno hace un curso acelerado para crecer y sobreponerse a todo. Me tocó estar en una época dura, donde no se cobraba a fin de meses, no había un lugar fijo de entrenamiento, pero pasé momentos hermosos. Fue mi escuela, mi hogar y a eso lo valoro cada vez que vengo a Córdob. Porque me tocó vivir otras experiencias, en clubes más grandes y yo me sigo acordando del aprendizaje que tuve acá”, confesó Buffarini.
“Chacho” vivió de todo en barrio Jardín: debutó con 16 años, fue a prueba a Saint Etienne de Francia en el marco de un convenio con la gerenciadora de Ateliers, fue criticado, reconocido y después quedó en libertad de acción para iniciar una carrera progresiva que lo depositó en la cima de América junto a San Lorenzo. Sin embargo jamás tuvo palabras desmedidas contra su experiencia en Talleres. En ese marco agregó: “Siempre es lindo venir a Córdoba, la gente de Talleres me recuerda con cariño y se hace sentir. Pasé lindos y duros momentos en este club que quiero tanto, experiencias que lo forman a uno como persona, no tengo rencores con nadie, solo agradecimiento”.

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- Ahora Talleres luce diferente a tu época…
- Pero muy diferente y es una alegría inmensa. Está en Copa Libertadores, el torneo pasado peleó con nosotros hasta el final, y es un orgullo también. Este club pasó por momentos delicados como la quiebra, las deudas, el descenso y ya está de pie con toda su grandeza. Cada vez que tengo tiempo me llegó a visitar La Boutique, el predio, está muy mejorado todo. Tengo amigos en el plantel, los que trabajan en la institución y están muy felices. Es lindo saber que lo malo ya es cosa del pasado.

- A ustedes les tocó otro Talleres…
- Y sí, que se le va a hacer, intentamos hacer lo mejor para levantarlo, es parte del proceso, pero yo no tengo rencor con nadie, y mucho menos reniego de eso porque me sirvió un montón para aprender y valorar las cosas que uno consigue en la vida. Teníamos que remar de lo lindo pero estábamos contentos.

- Siempre te acercaste al club, incluso jugando en Brasil y San Lorenzo…
- Son los valores que aprendí, de nunca olvidar las raíces. Cuando estaba en Sao Paulo me metía en la pieza del hotel a ver los partidos por internet. Y en cada fin de semana libre, me hacía un llegue para venir a alentar al equipo. Talleres es muy fuerte para mí.

- ¿En qué momento de tu carrera te encontrás?
- Muy feliz, firme, tratando de ganarme un lugar en Boca, es un plantel con muchas figuras y cada partido es un examen. Me tocó también en San Lorenzo tener que luchar y me hice un espacio. Acá en Boca no hay margen, tenés que demostrar siempre.

- Ahora afianzado como lateral derecho…
- Son las vueltas de la vida, los años me fueron llevando a hacerme fuerte por la banda y en la marca sobre todo. Hubo veces que jugué de interior derecho, pero donde yo más cómodo me siento es de volante derecho, de “8” clásico, sin embargo yo trato de adaptarme a las necesidades del equipo, siempre me expuse, incluso con 18 años en un Talleres donde todo era fuego y nerviosismo. Siempre puse el alma a la hora de jugar.

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- En Talleres siempre llegaban refuerzos pero terminabas jugando de titular…
-Y bueno, será constancia o el hecho de nunca bajar los brazos, Talleres necesitaba ascender, venían nombres de jerarquía y no se adaptaban a las exigencias del club, Talleres no es para cualquiera. Y se ve que algo bueno hacía porque al final todos los técnicos volvían a confiar en mí.

- ¿Cumpliste un sueño de al menos ser convocado a la Selección Argentina?
- Sí, Edgardo Bauza me conocía de San Lorenzo y Sao Paulo, sabía de lo que yo le puedo dar al equipo, no me tocó jugar pero solo entrenar con esa camiseta es un honor inmenso. Seguiremos luchando para volver.

- ¿Sigue latente la idea de volver a Talleres en algún momento?
-Y sí, si es mi casa, pero ahora estoy enfocado en Boca, en la Copa Libertadores y todo lo que tenemos por delante. Esta camiseta exige mucho compromiso, nadie se puede relajar. Sin embargo, está pendiente algún día volver. Talleres me dio mucho. Sería un gusto volver y estando yo también en ritmo de competencia, no ya en las últimas como hacen muchos. Es un desafío. Si me tocó estar en las malas, luchando desde abajo, ¿Por qué no lo voy a seguir intentando ahora?

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