La revelación de los cuerpos

Aunque la media sanción no se hubiese logrado, ya había una victoria: el feminismo es el actor político que más convoca, interpela a la sociedad y pone en movimiento una nueva forma de hacer política.

Córdoba18/06/2018Florencia GordilloFlorencia Gordillo
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Fotos: Gentileza "MAFIA"

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MEDIA SANCIÓN AL PROYECTO DE LEGALIZACIÓN Y DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO

A las tres de la mañana, el recinto donde transcurría la sesión estaba casi vacío. En ese momento, exponía el diputado cordobés Diego Mestre. Frente a él todavía quedaban algunos pañuelos verdes que las diputadas y diputados a favor de la despenalización habían atado a sus micrófonos. En el palco estaba sentada María Teresa Bosio, referente de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, con una sonrisa avasallante. Atrás, parada, estaba la actriz Dolores Fonzi con un tapado verde larguísimo; en la frente tenía un círculo verde de glitter. Afuera, una multitud que desbordaba las calles permanecía encendida y eufórica. Adentro, el conteo de votos no garantizaba que el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo consiguiera media sanción.

Las horas siguientes fueron una montaña rusa emocional: tensión porque no daban los números, ansiedad ante la posibilidad de que algún diputado cambie su voto, y un sutil alivio cuando los números volvían a estar a favor de la legalización.

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Gentileza: Diario Popular

Incluso, súplica. En un momento de la madrugada, un grupo de mujeres rodeó al diputado salteño Miguel Nanni que justo pasaba por el salón de Pasos Perdidos. Le pidieron que piense su voto. Una de ellas estiró el brazo para señalar que afuera había una multitud esperando por la media sanción. El diputado balbuceó una respuesta que fue interrumpida por una periodista que lo esperaba para hacerle una entrevista. Le acercó el micrófono y el hombre quedó de espaldas a las mujeres.

La escena política que construyó el feminismo es rica en mixtura: diputadas traccionando desde sus partidos, activistas impulsando el proyecto desde hace siete años, actrices involucradas que impulsaron campañas públicas, las hijas del Ni Una Menos que improvisaron fogatas en las calles, y también periodismo feminista. Porque como dijo la comunicadora Soledad Ceballos en las audiencias previas a la votación: más información, menos riesgos.

Acceder a un aborto seguro durante todos estos años dependía de redes feministas que facilitaban (y facilitan) información: el teléfono para conseguir misoprostol, el nombre de una médica que atiende en Villa Páez, o la dirección del centro de salud donde ir a hacerse controles. Aun así, la práctica era (es) ilegal. Así quedó establecido en el Código Penal de 1921: un cuerpo legislativo sin mujeres decidió sobre nuestros derechos sexuales y reproductivos sólo escuchando las voces de los varones. Ahora que las mujeres están sentadas en el Congreso y que hicieron suyo el espacio público, la historia va cambiando.

Aunque la media sanción no se hubiese logrado, ya había una victoria: el feminismo es el actor político que más convoca, interpela a la sociedad y pone en movimiento una nueva forma de hacer política.

Hasta las siete y media de la mañana, los votos no eran suficientes para lograr la media sanción. La derrota, que aparecía en forma de lágrimas o silencio, fue interrumpida por el grito de una periodista que anunciaba que tres diputados pampeanos votarían a favor: los números volvían a garantizar que el proyecto fuera aprobado. Y aunque recién cerca de las 10 de la mañana Emilio Monzó anunció la victoria, el festejo había empezado antes, cuando el aborto salió del closet. Cuando las mujeres y personas gestantes hicieron públicas sus historias -lo personal es político- reivindicando el derecho y la decisión de decidir sobre sus cuerpos. Algo parecido pasó con otros derechos conquistados, como el matrimonio igualitario, el divorcio, o la sanción de la ley que busca erradicar la violencia de género. Conquistar un derecho implica visibilizar que antes se estaba en la oscuridad. Legalizar el aborto es sacarnos de las sombras. Las mujeres y las personas gestantes abortamos. Porque una vez que el deseo se hace cuerpo, no hay vuelta atrás. Como me dijo una mujer que entrevisté hace tiempo: el cuerpo es un espacio de revelaciones. Y lo que nuestros cuerpos están gritando es libertad.

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