Echaron de la Diócesis al cura Olivera Ravasi, quien organizó la reunión entre legisladores libertarios y genocidas

La Diócesis de Zárate-Campana anunció que frente a las actitudes del sacerdote, que no se ajustan al “testimonio cristiano”, le fue revocado el permiso para residir allí. Deberá regresar a Mendoza o buscar una diócesis que lo reciba. Aún no hay medidas sobre su status como sacerdote.

País15/08/2024Redacción La NUEVA MañanaRedacción La NUEVA Mañana
Javier Olivera Ravasi by gentileza
El cura Olivera Ravasi tiene 47 años y es hijo del mayor Jorge Antonio Olivera, condenado por su participación en delitos de lesa humanidad. Foto: gentileza

Mientras continúa la investigación judicial de la visita de seis diputados libertarios a represores en la cárcel de Ezeiza, entre cuyos gestores aparece el sacerdote Javier Olivera Ravasi, la iglesia decidió apartar al cura.

El sacerdote fue echado de la Diócesis de Zárate-Campana, con el argumento de las “numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes que se oponían al testimonio cristiano”. La sanción se tomó luego de que la propia Conferencia Episcopal emitió un comunicado tomando distancia de las gestiones que hizo el cura y de fuertes gestos del papa Francisco que recibió a víctimas de la última dictadura militar.

En el encuentro celebrado el martes con el presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, y con el vicepresidente del mismo cuerpo, obispo Marcelo Colombo, una delegación de representantes de los organismos defensores de derechos humanos había pedido la expulsión de Olivera Ravasi de la Iglesia “por las actividades que viene desarrollando y por ser heredero del proyecto de impunidad de los genocidas”, reportó Página/12.

En el comunicado eclesiástico se recuerda ahora que “el sacerdote, presbítero Javier Olivera Ravasi, está incardinado en la Diócesis de San Rafael, Provincia de Mendoza, y fuera de la misma desde hace varios años” y que “por razones familiares que aludió, solicitó residir en esta Diócesis de Zárate-Campana”. En el mismo texto se advierte que ese permiso le fue concedido “por el término de cuatro meses, desde el 20 de agosto de 2019 hasta el 31 de diciembre del mismo año, quien posteriormente dejó el lugar y retornó varias veces sin aviso alguno”.

“Dado que en reiteradas ocasiones se recibieron en este Obispado numerosas quejas fundadas por sus expresiones y actitudes, que se oponían al testimonio cristiano -máxime proviniendo de un sacerdote-, se le pidió un cambio de actitud y comportamiento en su proceder. Al no observarse hasta el presente el cambio requerido en su actitud, y teniendo en cuenta que el mencionado sacerdote no pertenece a esta Diócesis de Zárate-Campana así como por el bien de la comunidad diocesana, hechas las consultas pertinentes, se le ha comunicado que en adelante no tiene autorización para residir en esta Diócesis”, informó en un comunicado.

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Quién es Olivera Ravasi

El sacerdote Olivera Ravasi tiene 47 años y es hijo del mayor Jorge Antonio Olivera, quien cumple prisión domiciliaria por su participación en delitos de lesa humanidad y permaneció prófugo durante cuatro años tras fugarse en 2017 del Hospital Militar Central, del barrio de Palermo.

El cura es señalado por alentar el acercamiento de los legisladores oficialista con los represores encarcelados, entre los que se contaban los ex marinos Alfredo Astiz, Antonio Pernías y Adolfo Donda, el ex agente de Inteligencia, Raúl Guglielminetti, y Carlos Guillermo Suparez Mason (h.), cuyo padre fue símbolo de la represión militar, publicó Minuto Uno.

Además, tiene una fundación llamada San Elías, una asociación civil constituida en 2016 para “predicar la verdad católica con honestidad evangélica”, a través de obras apostólicas y la formación de comunidades cristianas. Con el lema “Que no te la cuenten”, promueve una “cruzada de la contrarrevolución cultural y espiritual”.

Olivera Ravasi posee una activa participación en las redes sociales y cuenta con 80.000 seguidores en su cuenta de X. Tiene a su cargo una capilla en el barrio privado San Benito, en Ingeniero Maschwitz, en un desarrollo inmobiliario del empresario Jorge O’Reilly, a quien siempre se vinculó con sectores conservadores de la Iglesia argentina.

Semanas después de la polémica reunión en la cárcel de Ezeiza, el papa Francisco recibió durante más de una hora a Anita Fernández, hija de Ana María Careaga, quien estuvo secuestrada cuando estaba embarazada. Es, además, nieta de Esther Balestrino de Careaga, víctima de los “vuelos de la muerte”, luego de su desaparición, tras la infiltración de Astiz en el grupo de madres que se reunía en la Iglesia de la Santa Cruz.

El encuentro de Francisco con la nieta de Balestrino de Careaga, a quien Jorge Bergoglio había conocido en su juventud, fue interpretado como un “gesto de acompañamiento” del Papa a las familias de los desaparecidos, tras la señal de acercamiento de los diputados libertarios con los represores.

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