Cascada de la Mujer: trekking, ollas y saltos en el corazón de Copina

Este es uno de los tesoros ocultos de las Sierras Grandes al que se llega con una caminata de mediana dificultad, pero que cuenta con muchos atractivos para descubrir.

Turismo 13/01/2024 Vanina Boco
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Desde Córdoba son unos 70 kilómetros para llegar a la tranquera donde se inicia el trekking hacia la cascada. Foto: Vanina Boco

Copina nunca deja de sorprenderme. Cada vez que salgo de la ruta y comienzo a caminar, a seguir senderos, siempre tiene algún tesoro escondido para dar la bienvenida a sus visitantes.

Algo que abunda en esta zona son las cascadas, ya sea al costado de los puentes colgantes tan famosos, como algunas más ocultas entre las sierras. Una de ellas es la Cascada de la Mujer, ubicada sobre el bello Río de la Suela, que va zigzagueando y dejando postales cargadas de ollas, saltos de agua y piedras de diferentes tamaños, formas y colores.

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Cómo llegar

Desde Córdoba son unos 70 kilómetros para llegar a la tranquera donde se inicia el trekking hacia la cascada. Hay que dirigirse por la Ruta Provincial N° 14, ni bien se cruza por debajo de la Ruta 34, a mano izquierda hay una tranquera blanca con un cartel que dice “playa”, y, como es un campo privado, puede haber alguien cobrando el acceso.

Se arranca la caminata por una calle hasta que se va haciendo más angosta y se convierte en un sendero para ir en fila. Cada tanto, y a ambos lados del caminito, hay apachetas (algo así como la señalética de las sierras) que van indicando por dónde seguir. 

A pocos metros, ya se puede ver el río que va regalando vistas maravillosas junto a la vegetación autóctona que, en esta época del año, tiene las flores en todo su esplendor. Hay una variedad de especies, de formas y colores tan llamativos que es un placer caminar entre medio de ellas. 

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Una línea de pircas marca el primer corte en el paisaje y siguiendo su demarcación llegamos al primer cauce de agua que hay que atravesar, para luego seguir por el sendero. De nuevo, hay apachetas y también cintas blancas que indican por dónde cruzar y hacia dónde continuar la marcha.

En general es un camino que va en descenso y que no presenta mayores dificultades. Se hace en una hora y media aproximadamente, siempre dependiendo del ritmo de cada persona; en mi caso siempre me detengo a sacar fotos y a contemplar el paisaje. Sobre todo en lugares como estos donde hay tanto para ver.

Show de cascadas

A lo largo del camino, el río siempre está presente y cuando el sonido se hace más fuerte, vale la pena desviarse unos metros para apreciarlo en toda su dimensión.

En una de las primeras bajadas, grandes piedras se ubican siguiendo el contorno del río y en muchas de ellas, el agua ha hecho un trabajo casi de alfarería, formando vasijas por donde se escurre y dándole una belleza única. Este sector es casi un parque acuático por la cantidad de ollas, toboganes y playas.

Pero hay que seguir camino para encontrar el tesoro más preciado y toca atravesar un arroyito nuevamente para continuar el sendero. 

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Las aguas doradas del Río de la Suela

No falta mucho hasta que nuevamente tengo que bajar y ahora sí me encuentro con la Cascada de la Mujer que cae en dos chorros bien diferenciados, que luego se unen formando una pileta.

Es un paredón rocoso que atraviesa el río y desde allí se desliza la cascada. Luego, este paredón continúa unos metros más por uno de los márgenes y brinda un palco preferencial para quedarse admirando este salto.

En el otro margen, continúan las sierras con su vegetación y en el medio se forma un banco de arena donde se puede tener una vista de frente de la cascada. 

Si bien hay un grupo de trekking y otras personas que han ido por su cuenta, hay lugar de sobra para elegir el mejor y quedarse dándose un chapuzón en las doradas aguas del Río de la Suela. 

A la vuelta, también me detengo en varios lugares; hay un mirador natural que muestra la parte de arriba de la cascada y no tiene desperdicio. Si bien se puede bajar, ya tenía el tiempo contado así que me quedó pendiente para la próxima visita. Además, la vuelta tiene varias partes en ascenso (lo que antes bajamos, ahora toca subirlo) y hay que guardar energía. La Cascada de la Mujer es de esos lugares que te dejan con ganas de volver, de seguir descubriendo y disfrutando.

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