Santiago y Felipe, hijos de Daniel Albornós: De tal palo, tal astilla

Especial para La Nueva Mañana
La genética Albornós respira fútbol. El amor a la pelota es el mejor apellido para esta familia, cuyo conductor es Daniel, la “Chanchita”, pero con semillas que también buscan hacer su propia historia y camino en el fútbol. Así, con esa identificación, se presentan los Albornós, donde el ex volante de Talleres, reconocido por su hinchada por sus logros y representación, pretende orientar a sus hijos Santiago y Felipe, hoy militando en las inferiores de Instituto. Y el más grande, muy cerca de su debut profesional.
Santiago tiene 19 años, juega de lateral izquierdo y ya se encuentra en la Reserva, a un paso del plantel profesional, en tanto que Felipe, de 12 años, está en Pre AFA, pero con la misma proyección.
Sobre este escenario futbolero, la “Chanchita” oficia no solo de padre sino de consejero, con todas las implicancias y los “riesgos” de no invadir en el terreno personal y deportivo de cada uno. De eso habló precisamente al Albornós con La Nueva Mañana, como líder de la “piara” familiar.
Daniel Alberto “Chanchita” Albornós hizo inferiores en Talleres, debutó en el ’96 y permaneció en el club hasta el 2001. Ascendió de la B Nacional en el ’99, metió un gol en la final con Belgrano y levantó también la Copa Conmebol. También fue entrenador en las divisiones inferiores del club albiazul. Como DT estuvo en Argentino Peñarol, en el Regional Amateur y San Miguel en la C Metro.
-¿Les hablás más como padre o como DT que sos?
- Siempre trato de entregarle una opinión de Padre. Creo que es lo que esperan ellos de mí. Soy muy respetuoso del entrenador que tienen en el club, me ha tocado estar en ese lugar y debo empatizar, ponerme en ese lugar. Solo estoy para aclararle el camino que creo que es correcto y tratar de enseñarles la parte difícil que tiene el fútbol. Cuando me consultan algo futbolístico, ahí estoy para ayudarlos en lo que creo conveniente. Tengo muy claro mi función de apoyo como padre que soy.
-En la mesa al almorzar, ¿hablan de fútbol?
- Y está claro que hablamos mucho de fútbol (Risas). Pero con una mirada más de papá y no de un amigo que puede darle un consejo. Los dejo ser pero cuando tengo que decir que no se puede, la respuesta es no. Los límites deben estar siempre en un adolescente y en un futbolista. Sobre todo quiero que sepan que todos los chicos a su edad tienen sus mismos sueños. Ahí es donde lograr el sueño hay un precio que pagar y no todos están dispuesto a hacerlo para ser futbolista profesional. También les digo que disfruten su edad porque la adolescencia no vuelve más. Siempre con mucha disciplina. Hoy los jóvenes tienen más variante para ser alguien en el fútbol. Por suerte mis hijos son muy inteligentes, saben y me conocen muy bien lo que me gusta. Ellos tienen su carácter, su personalidad y como papá tengo el deber de acompañarlos pero hablar con ellos es fundamental.

-¿Qué les inculcás después de tu experiencia como profesional? ¿Cada caso es especial?
- Primero que nada la perseverancia de no rendirse antes injusticias. Me parece importante en la formación del futbolista tener en claro que nada. Santiago es zurdo, tiene buena técnica y pasa bien al ataque, es rápido y hoy en el fútbol es clave. Son excelentes seres humano y eso me enorgullece. Los aspectos que aún le falten seguro los tendrá que adquirir jugando. Santiago está en una etapa de definición y es cuando debes estar en los detalles. Pero Felipe tiene recién 12 años y solo queremos que sea feliz y disfrute de jugar. Tiene buenos controles de pelota, buenas entregas. Juega de Volante central o Interno por derecha. Felipe tiene una forma de ser muy especial. Tiene apetito de aprendizaje y cada vez quiere más.
-¿Sufrís viendo sus partidos?
- No, para nada. Yo lo disfruto verlo jugar. Creo que en el fútbol no se debe sufrir. Ir a verlo me pone feliz...cuando juega Santiago de visitante que lo vemos en casa por la plataforma oficial de AFA, algo de nervios me agarran. Puede ser que sea la TV. Ellos tienen otra cabeza y no la que teníamos nosotros a su edad, ellos son una persona distinta, son seres diferentes y tienen sus cualidades. Nadie es igual a nadie. Tienen el apellido de un papá que jugó al fútbol nada más que eso. Pero ellos son ellos.
- Por último, ¿extrañás comentar los partidos por Radio Suquía?
- Me preparé y le dedico mucho tiempo a lo que me apasiona que es dirigir, tuve algunas experiencias y sigo buscando una nueva posibilidad. Lo de comentar no me he preparado y si bien me acerca o me mantiene dentro del fútbol no siento que sea lo mío. Me gustó hacerlo, me dejó muchas lindas experiencias y aprendí de todo, a pesar de ser un sapo de otro pozo.
Palabras juveniles
Santiago Albornós contesta los mensajes de audio mientras regresa desde Buenos Aires, luego de disputar el encuentro ante Banfield. Como un adelanto de lo que se le viene profesionalmente.
“Estoy muy feliz con la posibilidad que tengo de estar en Instituto. Me la juego todos los días. Mi viejo me habla, me aconseja, sabe una banda de esto porque él fue profesional y logró muchos objetivos importantes no solo con Talleres. Como padre me pone límites, como DT que es me habla de situaciones específicas. Yo lo escucho y trato de aprender”, confesó.
“Es una adaptación permanente”

“Es un sueño poder jugar en canchas que uno vio por televisión, ir a entrenar al predio, jugar y entrenar con el plantel profesional de Instituto, la verdad estoy disfrutando mucho y espero aprovechar al máximo cada entrenamiento para estar. El cambio de categoría fue grande, es una adaptación permanente”, agregó Santiago.
“¿Si alguien me hizo alguna mala cara por mi padre que fue muy querido en Talleres? Para nada, jamás, en Instituto son muy respetuosos, me hablan bien. Y eso que no lo pude ver jugar, solo vi videos y la verdad es que era un jugadorazo y todos me cuentan lo mismo. Es un orgullo ser su hijo”, cerró diciendo Santiago.
Por su lado, Felipe fue más sintético: “Me gusta ser jugador de fútbol y me estoy preparando para ser profesional, como lo fue mi papá. Aprendo todos los días, papá me ayuda, me habla, pero más como papá que como entrenador que es”.
“Estamos juntos, acompañándonos”
“Los domingos son hermosos para mí, la pasamos juntos en familia, no importa si me toca jugar a mí o a mi hermano, lo mismo tratamos de estar todos siempre, estamos juntos acompañándonos, ya tendré mi oportunidad de ser profesional, pero mientras tanto disfruto de esos momentos. ¿Si vi jugar a mi padre? Solo en videos, era un jugadorazo, le pegaba muy bien a la pelota”, agregó y cerró Felipe.
La pelota ya está en juego y los Albornos se preparan para salir a la cancha, caminando por el vestuario y el túnel, buscando llegar al verde césped. Metáforas de todos los sueños profesionales en el fútbol, algo que papá Daniel pudo cumplir y guiará a sus hijos Felipe y Santiago a que lo consigan. No con la camiseta de su Talleres querido pero sí con la de Instituto, que gentilmente les abrió las puertas y los adoptó como propios. Gratitud total.
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