El avance de la derecha: el análisis de una politóloga y dos investigadores

El investigador del Conicet Emmanuel Biset, la politóloga Valeria Brusco y el sociólogo Gonzalo Assusa reflexionaron sobre el escenario que se abre tras las elecciones Primarias en Argentina.

Ed Impresa 20/08/2023 Consuelo Cabral Consuelo Cabral
Emmanuel Biset, Valeria Brusco y Gonzalo Assusa
Emmanuel Biset, Valeria Brusco y Gonzalo Assusa. Foto: gentileza

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Los resultados de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias pusieron de manifiesto la profunda crisis que atraviesa el sistema político en Argentina. El ascenso de Javier Milei, indiscutido ganador de las PASO y en capitalizar la coyuntura, redefinió el sistema surgido después del 2001. Y así, el candidato de La Libertad Avanza se coló por la derecha en la disputa de dos partidos políticos, dividiendo la carrera hacia la presidencia en tres tercios con Sergio Massa y Patricia Bullrich.

Pero la emergencia del candidato de derecha no solo responde a condiciones locales, sino que se engloba en una tendencia a nivel mundial: en Alemania, por ejemplo, las manifestaciones de la ultraderecha se triplicaron en un año y el partido Alternativa para Alemania (AfD por sus siglas en alemán) crece en las encuestas. En Chile, Gabriel Boric realizó este miércoles cinco cambios antes de reunirse con la coalición de derecha Chile Vamos para negociar importantes reformas de su programa de Gobierno. 

Mientras el país cumple 40 años de democracia ininterrumpida, Milei -con un discurso negacionista y antiderechos- impulsa una batería de que incluye -entre otras medidas- la portación de armas, privatizar la educación y la salud públicas, eliminar 11 de los 18 ministerios que existen actualmente, recortar el gasto público, dolarizar, convocar a un plebiscito por la ley del aborto legal, y fortalecer a las fuerzas de seguridad.

La Nueva Mañana dialogó con Emmanuel Biset, doctor en filosofía, investigador del Conicet y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC); Valeria Brusco, politóloga y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC; y Gonzalo Assusa, sociólogo e investigador del Conicet.

-En las elecciones primarias del domingo, la mitad de los y las votantes eligió opciones que proponen un retorno de la derecha al poder, con Javier Milei a la cabeza y Patricia Bullrich detrás. ¿Cómo se explica ese giro en un país que está cumpliendo 40 años de democracia ininterrumpida?

Emmanuel Biset (EB)- Lo que hay que pensar es si efectivamente se da un giro a la derecha o si el concepto, la palabra derecha, sirve para interpretar el voto de Milei o el conjunto de votos de Milei y Bullrich. Desde mi perspectiva no es suficiente. Lo que yo diría del resultado de las últimas elecciones son dos cosas en principio: en primer lugar, se evidencia que venimos de un gobierno que ha sido evaluado negativamente, el de Macri (Mauricio), que no le mejoró la vida a las mayorías. Sucede lo mismo con el gobierno de Alberto Fernández, un gobierno que no le mejoró la vida a las mayorías. En ese sentido, considero que el domingo ha primado un voto de descontento canalizado no solamente en el voto a Milei sino en la abstención, y el ausentismo al ir a votar.

Se ha votado un descontento con la posibilidad del sistema político para resolver problemas o mejorar en la vida de la gente. En segundo lugar, creo que lo que manifiesta la elección del domingo es una crisis del sistema político construido post 2001, año en que se genera una crisis de representación, esto significa la imposibilidad de la mayoría de la población de identificarse con los dirigentes y con la posibilidad de la política de solucionar los problemas, donde surge el significante ‘que se vayan todos’. Esa crisis fue resuelta con una reconstitución del sistema político con dos grandes identidades políticas, dos partidos, el peronismo con el kirchnerismo y el antiperonismo con el macrismo, una oposición que constituyó la política por lo menos desde el 2003. Entonces lo que viene a mostrar esta elección del domingo es que ese sistema parece estar siendo redefinido ya no en la oposición de dos partidos políticos sino en tres tercios.

Emmanuel Biset
Emmanuel Biset, doctor en filosofía, investigador del Conicet y profesor de la UNC. 

Valeria Brusco (VB)- Justamente con la democracia que cumple 40 años, se garantizan estas cosas, ¿no? El voto que premia o el voto que castiga. Es un voto retrospectivo que mira para atrás y dice cómo quiero que sean las cosas y cómo no quiero que sigan siendo. Es un mensaje claro de rechazo al estado de cosas. Yo no diría que es un voto de derecha del 60%. El voto de derecha es el de Bullrich, el otro es un voto o una identidad en construcción que podría una parte plegarse a la identidad de derecha más extrema, pero hay otra parte que no, que es un voto que es desencantado, desilusionado, con bronca y que no tiene una definición en cuanto programa político de derecha. Pero inclusive las personas que podrían identificarse más con propuestas políticas de centro izquierda nacional populares pueden estar desencantadas, enojadas y votar por Milei. Esto es preocupante porque se anuncian recortes, represiones y una vida muy difícil, pero la democracia ofrece ese momento en el que se puede expresar, el único momento que tenemos todos y todas para expresarnos. 

Gonzalo Assusa (GA)- Es un poco apresurado o un poco una interpretación excesivamente intelectualizada calificar de voto de derecha pleno. Así como desde el progresismo somos relativamente selectivos respecto de qué medidas de nuestros candidatos nos entusiasman y qué medidas de nuestros candidatos preferimos no escuchar demasiado. Por ejemplo, el relativo consenso punitivista de estos últimos días incluso entre los candidatos que no son de derecha plenamente. Habría que pensar en alguna otra categoría o entender que los apoyos son fragmentados. No son en masa, no son plenamente programáticos. Tampoco me parece que haya habido un giro ideológico hacia la izquierda pleno durante la primera década del siglo XXI. 

Sí creo que lo que fue pasando es que a medida que se fue alejando el tiempo pasado de la dictadura, la categoría de la derecha fue perdiendo pudor público. Y eso se puede identificar en algunas encuestas que se hacen desde los años 80’ que muestran cómo creció la identificación política con la derecha en Argentina,pasando de ser algo muy marginal a ser una especie de quinto cuarto de la sociedad. Ahora bien, esa derecha tiende a no ser plenamente expresada en opiniones sobre temas particulares. Hoy se puede ser de derecha y aún así abogar por políticas de reconocimiento, de respeto de la diversidad, etc. 

Valeria Brusco
Valeria Brusco, politóloga y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC. (Foto: SRT UNC)

¿Qué cambios a nivel sociedad puede generar el ascenso al poder de candidatos como Javier Milei?

EB- Para entender el ascenso de Javier Milei, creo que hay que atender a varios factores. Un primer aspecto importante es no analizar a Milei como un fenómeno solamente local, sino como un fenómeno que tiene diferentes expresiones a nivel global y sus particularidades a nivel local. En este sentido, debe ser estudiado, por una parte, cómo surgen nuevas expresiones de derecho, de derecha radicalizada en el mundo, con emergentes como Trump, como Bolsonaro, como el partido Vox en España, por lo cual no es un fenómeno tan novedoso o que tenga una novedad única que en Argentina. En segundo lugar, analizar la especificidad del fenómeno en Argentina, que tiene que ver con lo que dice defender Milei como el anarcocapitalismo, que no aparece en una expresión en otros lugares del mundo. Lo que posibilita el ascenso es un descontento social generalizado que surge de la imposibilidad de la política para mejorar en la vida a las grandes mayorías y para resolver problemas concretos. Esa crisis de representación o ese activo cansancio respecto al sistema político en general y a ciertos dirigentes específicamente, creo que da condición para el surgimiento. Y por último, hay que atender a cómo se va constituyendo esta expresión del malestar que implica atender a nuevas lógicas de la comunicación, nuevos usos de la tecnología, una forma de expresar cierta rebeldía sin importar demasiado el contenido de esa rebeldía, como un gesto de oposición, de locura, de rebeldía, más allá de la defensa de políticas específicas.

VB- Primero habría que pensar que falta un montón para el ascenso de Milei al poder y que ya podemos ver cambios en la sociedad. Es una sociedad activa que decidido manifestarse de forma activa con el voto diciendo “esto no lo quiero más, aunque sea malo quiero otra cosa”. Por lo que ese cambio ya lo estamos viviendo, incluso e independientemente de lo que pase en las generales o si hay ballotage. Hay un gran desencanto muy activo.

GA- El planteo de Milei, y en gran parte también de Bullrich, es desestructurar las instituciones y los mecanismos que tenemos, esa red mínima de soporte de la vida. Y también un discurso súper punitivo, super represivo en relación a los mecanismos de protestas de acción colectiva. Con lo cual lo que es esperable es una política de shock, como se pudo ver en el 2018, pero más exacerbada por los años de hambre, y entonces aparecerán políticas del hambre legitimadas con la fuerza y con la policía todavía más represiva, con legitimación del gatillo fácil, contra el Estado de derecho, incluso en lo penal.

Gonzalo Asussa © Ezequiel Luque
Gonzalo Assusa, sociólogo e investigador del Conicet ( Foto: Ezequiel Luque)

¿Qué condiciones son necesarias para el surgimiento de personajes como Milei? ¿En qué franja de la población y de votantes puede influir más su discurso y por qué?

EB- El nombre de Milei o este emergente electoral no parece ser la gran novedad ya que se preveía un alto porcentaje de votos. Quizá la novedad es que haya salido primero. Pero de todas formas el electorado ha quedado dividido en tres tercios. Incluso se puede pensar que en términos generales son cuatro cuartos, si uno cuenta el ausentismo, la abstención, aquellos que ni siquiera encuentran en Milei una expresión de su descontento. Pero ¿qué nombra el nombre Milei o qué conviene representar? Yo creo que en principio tres cosas. En primer lugar: el nombre Milei viene a representar el cansancio con el sistema político, esta ausencia de soluciones, y eso aparece claramente en su discurso enunciado contra la casta. Con su misma expresión de que se vayan todos logró darle una expresión política a la antipolítica y encontrar en la clase política la responsabilidad de la situación económica, del malestar circulante. Entonces en primer lugar ese significante contra la casta creo que vehiculiza ese cansancio con el sistema político. En segundo lugar, lo que más circula es esta propuesta de dolarización, que es una propuesta compleja, prácticamente irrealizable, pero que viene a vehiculizar simplemente la necesidad de un plan de estabilización económico. La mayoría tiene ilusiones quizás simples sobre qué significa dolarización, pero creo que más allá de analizar las implicancias económicas, lo que representa es una propuesta que garantice dos cosas, el fin de la inflación y la recuperación del poder adquisitivo, esa ilusión de que vamos a cobrar en dólares, etc. Entonces, a estos dos elementos hay que dar el tercer elemento, que representa Milei que es la novedad. Esta novedad se representa en sus gestos y viene a decir que, ante las dos expresiones políticas que no han resuelto los problemas, hace falta algo nuevo. Si uno lo piensa en este sentido, no es un votante irracional, sino absolutamente racional, de MIlei en el sentido de que dos expresiones políticas fracasaron, o así se evalúa en términos sociales, y si dos expresiones políticas fracasaron, proveemos que hay algo distinto. En muchos de los votantes de Milei ni siquiera hay una identificación ideológica, sino simplemente, bueno, el macrismo gobernó mal, el gobierno de Alberto fue malo, proveemos con otra cosa. Es eso, proveemos con otra cosa, sin un análisis pormenorizado de medidas, plan de gobierno y demás.

VB- Las condiciones para que surja Milei o líderes como Milei, son la activación de disconformidades, algunas, o las principales, con las eternas y nunca abordadas en su totalidad desigualdades económicas. La concentración y la desigualdad aún entre personas que trabajan es muy grande. Pero lo otro es la activación de rechazos a agendas que son postmateriales. Las agendas de la derecha extrema que captan unas posiciones silenciosas o silenciadas. Algunos hablan de un espiral de silencio, de posiciones en relación a derechos sexuales y reproductivos, al lugar de la mujer en la sociedad, a la actitud sobre el sexo y el placer, al derecho al aborto legal, esa es una agenda que no tiene costos distributivos, por lo tanto las élites económicas y la concentración del establishment no se preocupan, no les molesta. Sin embargo son agendas que consiguen agrupar a grandes mayorías que se han quedado al margen en sociedades donde los avances de las mujeres han sido muy notorios, como en Argentina. No avances totales, todavía insuficientes, pero han sido muy importantes, entonces es una agenda que enciende esa insatisfacción. 

Un elemento muy notorio es que Milei es un fenómeno muy presente entre jóvenes. En nuestras encuestas las franjas de 18 a 29 años, y de 30 a 60 años, igualmente votan a Milei. Los y las mayores de 60 no lo eligen. Otro punto que arrojan las encuestas es que son más varones quienes lo votan, y en ese marco podríamos pensar que entre las condiciones está esa especie de descoordinación, un fenómeno contrario a las agrupaciones de mujeres feministas. Los varones han quedado un poco huérfanos de una causa común, y esa causa entonces podría ser individual y de rechazo a estas posiciones de avances feministas. Nos resta avanzar más en estos estudios sobre nuevas masculinidades, quizás ese sea un camino, pero entre los votantes de Milei hay un claro perfil de lo que se llama incel, aquellos varones célibes involuntarios o involuntariamente célibes.

GA- Entre las condiciones necesarias para que Milei se construya como lo nuevo es la percepción de que la cosa no está funcionando, porque efectivamente no está funcionando. ¿Y qué significa que no está funcionando? Que buena parte de la población, no importa cuánto trabaje, no llega a fin de mes. Efectivamente, hay algunas expectativas sociales formadas en décadas previas, como por ejemplo, tener casa propia. Sin embargo, la explosión del último tiempo en relación con los alquileres, está haciendo no solamente difícil tener una casa propia, sino incluso alquilar o tener esas cuotas de autonomía, como son los mecanismos de ahorro, hoy imposibles de concretar. 

La capacidad Milei para construirse como lo nuevo, no solamente habla de un discurso vacío, pero que funcionó: no importa qué está diciendo el candidato, pero lo voy a votar, porque los otros son todos lo mismo. También hay gran responsabilidad del peronismo en hacer que Milei aparezca como lo único diferente al haberse parecido tanto este último gobierno a un gobierno de centro derecha, por miedo a generar conflicto y resistencia. Un miedo a intervenir y a gestionar de otra manera, a gestionar incluso el conflicto. 

Ha vuelto a circular en las últimas semanas un nuevo “que se vayan todos”, basado en la idea de que todos los candidatos son lo mismo, discurso que ha sido instalado en gran parte desde La Libertad Avanza. ¿Qué opinás al respecto?

EB- Uno de los ejes que estructura el discurso de La Libertad Avanza el discurso anticasta esto ya implica que identifica a la política como como un estrato social atribuido por nacimiento, que es intocable, un estrato social privilegiado y que no varía, que son siempre los mismos. Milei viene a vehicular ese malestar frente al sistema político en general. Sin embargo, este que se vayan todos no encuentra solo en Milei su expresión, sino en el enorme ausentismo, esto es, en la abstención, ahí también hay una expresión de un que se vayan todos más profundo, de aquellos que ni siquiera creen que Milei representa una alternativa. Por lo cual, creo que el desafío que tenemos hoy por hoy, o que tiene la clase dirigente, es mostrar que la política puede todavía dar soluciones. 

GA- Sí, efectivamente el que se vayan todos en parte ha vuelto, como parte de un discurso que se viene instalando desde el 2015, y mucho más fuerte desde la pandemia. Un discurso no tanto antipolítico como sí antiestatal. En datos de opinión pública se observa que en la población en general los primeros percibidos como privilegiados no son los ricos, sino aquellos que trabajan en el Estado, tanto funcionarios como empleados públicos. El odio y la demonización al empleado público, por ejemplo, en Córdoba con respecto a los municipales, es de larga data, pero en el último tiempo se ha recrudecido y encontró efectivamente un discurso muy claro de ataque hacia esos sectores y de promesa de recorte y destrucción. Eso no significa, por ejemplo, que todos los votantes de Milei estén de acuerdo con que se privaticen las escuelas, con que se recorte el presupuesto, o se cierre el Conicet. Probablemente haya más una idea general. No son las grandes desigualdades las que generan indignación, sino todo lo contrario, las pequeñas desigualdades que se perciben como intolerables pero porque están muy cerca, es el pobre con el más pobre, el operario que siente que el trabajador informalizado pero asistencializado está demasiado cerca de su propia posición. Esas son las micro desigualdades que están generando mayores niveles de indignación y mayor sensación de injusticia.

  

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