Show de cascadas: un trekking imperdible por Copina

Para los amantes de las caminatas, este es uno de los destinos que no pueden perderse. Un trayecto lleno de cascadas, árboles autóctonos y la majestuosidad de las Sierras Grandes.

Ed Impresa 02/06/2023 Vanina Boco
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Show de cascadas: un trekking imperdible por Copina. Fotos: gentileza

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Especial para La Nueva Mañana

El otoño nos está regalando días increíbles para salir a hacer caminatas por las sierras de Córdoba. Muchas jornadas de sol, con la calidez justa para entibiar el cuerpo y equilibrar con el aire serrano. Aprovechando uno de estos días es que salí a descubrir algunos rincones cordobeses que siempre despertaron mi interés.
Hacía rato que quería recorrer más la zona de Copina que, con sus centenarios y emblemáticos puentes colgantes, también guarda otros tesoros ocultos. Y, para llegar a ellos, hay que caminar un poco y adentrarse en el corazón de las sierras.

¡A caminar!

Luego de transitar la vieja Ruta Provincial N° 14, pasando el quinto puente colgante, se puede iniciar una caminata hacia la famosa cascada El Maitén. Esta es una de las propuestas que suelen tener los grupos de trekking y que vale la pena hacerla con algunos de ellos, ya que brindan la seguridad y la experiencia para llegar a uno de los saltos de agua más bellos de la provincia.

Las sierras más altas comienzan a abrirse a medida que empiezo a dar los primeros pasos, entre pastizales se abre un sendero, que va internándose lentamente en la profundidad del paisaje. A veces se desdibuja, y solo hace falta detenerse y divisar las apachetas que otros viajeros han dejado, como una especie de faro que marca el camino.

El primer trayecto tiene poca pendiente y dificultad baja, como para ir aclimatándose, respirando hondo e ir contemplando el paisaje. 

La primera cascada

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Luego de una hora y media de caminata, desde lo alto veo la primera cascada. Se abre paso entre dos paredones de piedras y sus aguas se despliegan como si fuesen un pañuelo al que le pega el sol del mediodía directo. Se ven doradas y resplandecientes. 

A un costado, un pescador y su perro completan la postal. Son los últimos días permitidos para la pesca deportiva, por eso después me encuentro con otra dupla de pescadores recorriendo el curso de agua de un lado a otro. Las truchas que ellos vinieron a buscar están, se ven desde arriba aunque parecen escurridizas. 
Aprovecho esta primera parada para almorzar en la parte alta de la cascada, allá donde el río está tranquilo, justo antes de caer entre los paredones de piedra.

Un show de cascadas

Después de recargar energía, continúo camino para encontrarme con la cascada El Maitén, pero a pocos metros me sorprendo con otra que se encuentra a un costado del sendero. Su sonido me llama y al asomarme veo un gran corte en la piedra que le da sombra a una cascada. El agua se desliza en diferentes tramos, casi como por una escalera de peldaños enormes.

Sigo caminando y admirando el paisaje. Esta parte es como si fuera un parque de diversiones, donde voy tratando de descubrir cuál es la próxima atracción que me voy a encontrar. Y lo próximo que me encuentro también me sorprende. Se trata de otra cascada con un árbol de tabaquillo en uno de sus márgenes superiores, y una hoya de buen tamaño en su base con agua cristalina. Otra postal que me deja sin palabras.

Cascada El Maitén

Pero sigo en la búsqueda del tesoro mejor guardado de Copina, así que continúo caminando unos metros y alcanzo a ver una suerte de alfombra de agua: un piso de piedra casi plano por donde el agua circula a ras, luego cae en una explanada y finalmente vuelve a caer pero en un salto larguísimo hasta depositarse en una enorme hoya.

Esta sí es la cascada El Maitén y se distingue no solo por su envergadura, sino porque a su alrededor efectivamente hay maitenes de diversos tamaños. Camino unos metros más para ir admirándola en todo su esplendor, hasta ahora solo tenía una vista desde arriba, desde donde nace el salto.

De frente, se pueden apreciar los casi 20 metros que se estima tiene la cascada y que realmente la hacen imponente. El semicírculo que la contiene está tapizado de musgos, helechos, bromelias, pastizales, tabaquillos y maitenes. 

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Cascada rodeada de tabaquillos.

Bajando hacia el arroyo Paso de la Esquina (que le da origen a otro de los nombres como se la conoce a la cascada), me encuentro con diferentes brazos que salen hacia tres lados. En todas direcciones el paisaje es bellísimo: grandes paredones repletos de árboles y plantas autóctonas (aunque también hay algunas exóticas), pequeños saltos de agua y piedras de todos los tamaños y formas, que invitan a sentarse a disfrutar y descansar.

Vale la pena llegar hasta la base de la cascada para tener otra perspectiva, sin dudas, más espectacular. Y si la época lo permite, darse un buen chapuzón en sus aguas frías y de tonos verdosos. 

Este es de esos lugares que confirman que Córdoba nunca deja de sorprenderte y que vale la pena descubrir cada uno de sus rincones. 

  

 

Edición Impresa Nro.: 313

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